Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana
desapacible.
Parados sobre un puente de madera que culmina en el Río de La Plata, un padre y su hija esperan
una lancha para partir hacia otro destino, alejándose de la vivienda que los
cobijara durante años.
Están en la búsqueda de un destino mejor.
Como muchos argentinos, el papá ha perdido su trabajo,
circunstancia que lo animó a cruzar a otro país más ordenado como es la
República Oriental del Uruguay.
Allá las oportunidades son muchas y él no quiere vivir atado
a ninguna ayuda social.
Por medio de amigos que como muchos compatriotas cruzaron la
frontera, le han conseguido entre a trabajar a una fábrica textil del país
vecino.
De esa forma podrá inculcarle a la pequeña la cultura del
trabajo que los hará sentir útiles a la sociedad.
Le hubiera gustado seguir en su patria, hoy incomprensible.
Sabe se adaptarán a la nueva vida que deberán enfrentar.
La niña está inscripta en un colegio público de doble
escolaridad para continuar los estudios primarios.
En el momento de recibir la noticia sintieron orgullo, dado
que al mudarse, podrán seguir viviendo
en una nación tranquila.
No fue fácil tomar la decisión de separarse del resto de la
familia, hoy conformada por ellos dos.
Juntos encontrarán paz al sentir pueden vivir como cualquier terrenal
trabajando y no dependiendo más que del propio esfuerzo.
Valores transmitidos a través de los abuelos de la niña y
continuados por el padre quien fuera abandonado por su entonces mujer.
Mientras esperan la embarcación la niña señala el cielo
repleto de celajes parecidos a los que traen lluvia.
En este caso solo traerán descensos bruscos de la
temperatura.
En su inocencia la niña interroga a su padre, inquiriendo
sobre la presencia que solo ella puede advertir de un reloj colgado de las
nubes.
El padre solo alcanza a observar el cielo plomizo.
Ella mira un reloj, contándole a su padre el reloj tiene un ojo que los mira constantemente.
No se trata de la imaginación.
En su candidez está
viendo la mirada del tiempo, quien los mira en forma displicente.
Pese a que su progenitor quiere cambiar de tema, la nena
insiste con la mirada del tiempo que vino a despedirlos y desearles suerte.
Visualizan la embarcación que los llevará a su derrotero,
ambos sienten paz, acompañada por la incertidumbre del inicio de una nueva vida
en tierras noveles para los dos.
Instalados en un pequeño departamento, iniciarán otra vida.
Todas las mañana el hombre despierta a su hija, preparando
el desayuno compartido y dejarla en la escuela, que es un anexo de la fábrica
donde el papá desempeñará sus tareas.
El dueño de la fábrica quiso los niños de sus trabajadores
tuvieran cerca una escuela para que los chicos no deban viajar y de esa forma
aquellos puedan desarrollar las tareas asignadas con absoluta normalidad.
El dueño de la firma, en esa pequeña familia vio reflejada
su propia historia de vida.
Por ello aceptó tomar como empleado al recién llegado,
ocupándose personalmente de buscar una
vivienda, situada en la misma manzana del colegio y el trabajo de su papá.
Han pasado, varios
años.
La nena hoy es una adolescente a punto de comenzar la
escuela secundaria.
Su papá se enamoró perdidamente de una compañera de trabajo
con la que contraerá enlace cuando terminen las clases de la nena.
La ceremonia es sencilla, solo invitaron al dueño de la
empresa y algunos compañeros laborales.
Al inicio de la escuela secundaria los padres se mudaron a
una casa más espaciosa, conformando una familia ejemplar.
Cuando de decisiones se trata son tomadas entre los tres.
La vida otorgó una nueva oportunidad a ese padre solo
acompañado al momento de llegar por su hijita.
Ella hoy una joven bella sigue observando con menos
asiduidad, la mirada del tiempo.
Según sus dichos es quien les otorgó la oportunidad de
migrar hacia un destino mejor.
Hoy dejo unas letras referentes, al tema de la historia relatada en este
contacto que me acerca al ser de luz más puro que pude conocer.
“Cada uno tiene su pedazo de tiempo
Autor: Roberto Juarez
Cada uno tiene
su pedazo de tiempo
y su pedazo de espacio,
su fragmento de vida
y su fragmento de muerte.
Pero a veces los pedazos se cambian
y alguien vive con la vida de otro
o alguien muere con la muerte de otro.
Casi nadie está hecho
tan sólo con lo propio.
Pero hay muchos que son
nada más que un error:
están hechos con los trozos
totalmente cambiados.”
Cronos está siempre presente en los pequeños detalles de la
vida.
Esta vez no ha sido una excepción.
A él, reitero mi pedido para que libere las cadenas que me
mantienen cautiva a suelo terrenal.
Aún, no ha comprendido la necesidad imperiosa que tengo para
estar a tu lado y poder darte un beso aletargado.
Todos pugnan por salir de su encierro y llegar a su
verdadero dueño.
Ocasión propicia para poder abrazarte y acariciarte como hace
casi siete años.
¿Cuándo llegará el tiempo de partir?
No es cómodo vivir donde no se desea estar.
¿Podrías ayudarme a llegar?
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Necesitamos conversar y yo contarte de las ultimas vivencias
experimentadas.
Solo puedo confiarlas a mi amigo más fiel.
Te amo hijo mío.
Te extraño de idéntica forma.
Como es habitual en estos enlaces, he de pedirte por favor,
nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=eiDiKwbGfIY
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