Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana diáfana, jornada que promete ser
calurosa, superando los treinta grados de temperatura.
Ayer cambié mi rutina,
Salí a caminar al atardecer, cuando el cielo comienza a
teñirse de colores púrpuras y magenta.
Como siempre en esta época dirigí mis pasos hacia la playa
de la ciudad.
A esa hora está solitaria.
Comenzaban a salir, las primeras estrellas en un cielo con
algunos celajes oscuros que se confundían con las primeras sombras de la noche.
Mientras te buscaba entre
las estrellas, pude visualizar el rosto de una bella mujer, entre las
nubes.
Deslumbraba, su mirada celeste profundo reflejada en el
espejo de agua.
No fue una ensoñación, también fue percibida en el muelle de
los pescadores, quienes comentaban de esa aparición tan poco habitual.
Nunca antes había presenciado un fenómeno de esa naturaleza.
Sus ojos parecían buscar un objeto situado en la arena.
Sentada sobre una roca, no podía dejar de observarla.
¿Estaría en el cielo que contenía su imagen?
¿Estaría en la búsqueda
de un terrenal?
Un enigma que a pocos segundos de mostrarse, desapareció.
Me hubiera gustado que entre las nubes, apareciera tu rostro
amado.
Mis anhelos tardan en cumplirse.
Continuaré buscándote hasta poder hallarte y darte el beso
aletargado, que tengo guardado para vos.
Entre los concurrentes a la playa nos preguntamos, sin
obtener explicación, a quien pertenecería ese rostro tan hermoso que nos miraba
desde el Universo.
De regreso a mi refugio, creí verte caminando unos pasos
delante de mí.
Apuré el paso para hablarte y encontré a un joven parecido a
vos.
Otra vez mi alma fue ganada por la desilusión.
¿Se trató de una señal?
¿En alguna ocasión podré verte a vos?
De ocurrir, recuperaré esas pinceladas de paz que tanto
añoro.
Sos el único que puede pintar mi alma con más amor?
Por ahora el destiño se ha empeñado en dilatar los tiempos.
Actitudes autoritarias hacia una mamá que solo desea tener
esas visualizaciones, con el ser más amado de la vida.
Quizás haya sido un llamado para que atenta mire el cielo,
llevándome la mejor de las sorpresas, la más ansiada.
Esa que dará sentido a mi solitaria realidad.
¿Has notado el caos que se vive en nuestro país?
Por la mañana hacen declaraciones y promesas, a las pocas
horas son desmentidas por los mismos personajes que luego borran con el codo,
aquello escrito con las manos.
Todos los días hacen declaraciones sin sustento.
Les aconsejaría, enmudezcan, evitando las desmentidas
posteriores.
Subestiman el intelecto de la sociedad.
Todos somos pasibles a equivocarnos, cuando ello ocurre a
diario, deberían consultar con algún profesional que ordene sus pensamientos.
Hijo de mi alma, para hoy elegí un poema de autor, aludiendo
a una mujer especial.
Lo dejo aquí para compartirlo con vos.
“Mujer con anillo
Autor: Manuel del Cabral
Mujer que estas un poco en este anillo,
casi un poco, tal vez
lo que dura en el lecho
la palabra mujer.
Mujer que cabes en un ruido rubio.
Mujer,
que pasas por mi boca como el agua
que no quita la sed.
Mujer que te repartes en mis cosas.
Mujer,
te estoy tocando ahora, pero ahora
sólo toco tu piel.
Cuando estás en mis dedos
me pareces de viaje.
Tal vez,
es así como quiero,
pero no como amo.
Déjame que me quite
este lujo del cuerpo.
No ves,
que me pesa este anillo...
¿No lo ves?
déjame que te use con los ojos.
¡Qué bien!
los ojos se me llenan
de paisajes de tren
Es que hay algo pasando ...
¿No lo ves?
tú del tamaño de mi lujo sólo.
Mujer,
que rodeada estás por este anillo
de honradez.
Me quitaré tu nombre repartido,
tal como cuando llego de la calle:
que me quito del cuerpo
cotidianos detalles.
Ya ves,
mujer que eres a veces propiedad de mi alma,
y a ratos,
propiedad de mi piel.”
Es prioridad, aparezcas en mis sueños.
Deseo estrecharte en la calidez de un abrazo sin fin.
Necesitás, recibir todas las caricias que tengo para vos,
hijo querido, amigo fiel.
Pocas veces se da esa conjunción que traería felicidad para
los dos.
Quiero conocer la estrella donde se halla tu hábitat.
Tener la fortuna de llegar rápidamente a la más cercana y
quedarme allí por toda la eternidad.
No es cómodo continuar en suelo terrenal.
Hacés falta aquí.
¿A quién pedir ayuda
para llegar a tu lado?
Entiendo quieras viva demasiado tiempo.
En mi caso sucede lo contrario.
Cada día pesa más la mochila que arrastro desde tu ausencia
tan injusta como inesperada.
“Los hijos no deben morir”
Tu partida fue incomprensible.
Jamás dejaré de preguntarme
¿Por qué sucedió?
¿No podían habernos llevado a los dos?
Te amo y extraño en idéntica proporción.
Es difícil encontrar las palabras exactas para demostrarte
mi amor.
Como es habitual en estos encuentros, en los que te siento
más cerca, he de reiterar mi petición, por favor cielo de mi existencia nunca
olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=blG_iKbVB1M&t=51s
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