Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana cristalina y cálida.
Luce en el cielo el sol, iluminando todo con sus dorados
destellos.
He presenciado la salida de veleros, salen del Puerto de
Buenos Aires con destino a Punta del
Este en la República Oriental del Uruguay.
Navíos de todos los
tamaños, intentando quedarse con el premio mayor.
Navegan por el Río de
la Plata hasta llegar a la localidad de Carmelo, dono el curso de agua
desemboca en las aguas del mar.
Es un deleite verlos partir.
Elegí el velero de tus sueños.
No se trata de un buque pequeño, sino mediano con tres velas
para desplegar, durante el viaje y de esa forma poder con la ayuda del viento
aumentar la velocidad.
El paisaje es un espectáculo digno de observar.
Las velas blancas recortadas sobre el cielo azul, con
algunos celajes blancos, adornando el cielo azul.
Tomé una foto y la utilicé para comenzar estos contactos que
acarician mi alma entristecida por tu ausencia.
Para vos el agua era tu otro medio de vida.
¿Existen superficies acuosa en el espacio donde está tu
hábitat?
Una vez al año se corre la regata entre Argentina y Uruguay,
Participan navegantes
extranjeros y nacionales,
Es conocida a nivel mundial.
Si estuvieras entre nosotros, tengo la certeza habrías seleccionado,
el mismo velero, por ello quise mostrártelo, para que el disfrute fuera
compartido.
Como a un delfín te agradaban los territorios de Poseidón.
Trato de mantenerme alejada de ellos, dado que en mis deportes favoritos no está
contemplada la natación, por temores que no he podido resolver.
Entiendo la soledad e inmensidad, es el mejor espacio para
reflexionar, sacar conclusiones y aprender a elegir.
El miedo anula en mí todas esas posibilidades.
Prefiero ejercitarlas en tierra firme.
Los espectáculos marítimos los observo desde la costa, en
tierra firme.
Para hoy seleccioné un poema de autor, quien alude a los veleros,
Es mi deseo dejarlo aquí para compartirlo con vos.
“Poema9 Veinte poemas de amor y una canción desesperada
Autor: Pablo Neruda
Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
torcido hacia la muerte del delgado día,
cimentado en el sólido frenesí marino.
Pálido y amarrado a mi agua devorante
cruzo en el agrio olor del clima descubierto,
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada espuma.
Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.
Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
locamente cargado de eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicándose en mí.
Aguas arriba, en medio de las olas externas,
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
rápido y lento en la energía sub celeste.”
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Es necesario comiences a recibir los besos que tengo guardados para vos.
¡Impide lleguen a marchitarse!
Están para que los recibas
tersos,
para depositarlos, en tus mejillas.
Percibir están con su legítimo dueño.
Hijo es demasiado dificultoso continuar en suelo terrenal.
Mi lugar está junto a vos.
Ha sido duro el destino con nosotros.
Inmerecida tu partida temprana.
Los proyectos que tenías se derrumbaron como si fuera un
castillo de naipes.
La vida perdió todos los atractivos para mí.
Eras mi motivo para seguir.
Desde donde estás recibo de manera constante tu energía.
El tema es que pese a tus buenos propósitos, no deseo continuar
en territorio hostil.
¿Cuál fue mi error?
Quizás nunca llegue a comprenderlo en su real dimensión.
Imposible permanecer en las sombras.
No es la vida que elegí.
Me preparé para ser madre y fueras vos quien me despidiera,
al partir.
No ocurrió.
La existencia logró conociera el más terrible de sus
rostros.
Jamás aceptaré imposiciones tan erráticas. Ni esencia sos
vos.
Te ano y extraño de forma incondicional.
No se encuentran las palabras que puedan definir el
sentimiento más puro.
Te amo y extraño con idéntica intensidad.
Quiero estrecharte e un abrazo y no separarnos jamás.
Acariciarte también está en el mundo de las entelequias,
cuando debería ser una reacción normal, entre un hijo y su madre.
¿Por qué estoy inhibida para realizarlo?
¿Por qué la insistencia, para no responder a ninguna de mis disquisiciones?
¿Carecen de argumentos?
Hasta el fin de mis
días insistiré, en la obtención de alguna respuesta.
Querido mío como siempre en estas conexiones, en las que te
percibo más cerca, he de reiterar mi pedido, por favor nunca olvides cuanto te
quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=lLI2eu0bVMY
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