Friday, September 13, 2019

RAN FUGAZ, LASTIMA



Amoroso apuro tareas o trámites para establecer estas conexiones maravillosas.
Es la única manera de estar a tu lado de otra forma.
Intercambiando pensamientos pese a esa eternidad que intenta separarnos sin lograrlo.
Debo agradecerte hayas aparecido en mis sueños.
El estado onírico transforma casi todo, exceptuando la melodía de tu voz, interrumpida por sonrisas, que te otorgan una belleza diferente.
Nunca comprenderé pese a los esfuerzos que realizo, el motivo de tus apariciones con atuendos que en esta vida no usarías jamás.
¿Cómo explicarme?
Tus ansiadas apariciones siempre repiten un atiendo de colores claros.
Beige con algo blanco.
Sé que nunca has usado esos tonos en suelo terrenal.
Suelo comentar mis sueños con tus hermanos de la vida.
Ambos ríen cuando les comento el color de tu ropa.
Buceando en la memoria que todo lo guarda en detalle, nunca asoman vestigios de ropa clara.
¿Por qué?
No eran de tu agrado los colores claros.
Solo te soñé con tu vestimenta acostumbrada cuando estabas con ella.
Entiendo que conocés, a quien me refiero.
El martes próximo se cumplirá un año de su partida.
Muchas veces pregunté su la habías encontrado.
También te pedí la acompañaras a recorrer ese mundo misterioso que aloja a los muertos.
No voy a nombrar el episodio, que nos unió mucho más.
No es necesario sea reiterativa.
Lo he contado varias veces en estos contactos.
Creo haberlo manifestado en tres o cuatro ocasiones.
Fue tan importante para mí, haya estado a mi lado en un momento crucial, que resulta imposible olvidarlo.
Menos agradecer todos los instantes compartidos.
Como bien sabés, a ella solo la soñé en esa ocasión.
No volvió a estar presente cuando duermo.
¿Podrías preguntarle si está enojada?
Mis intenciones de visitarla en el lugar donde descansan sus cenizas, siempre se ha visto frustrada por falsas promesas.
Tengo la certeza que a ella no le interesan esos detalles.
Soy yo, quien desea concretar el anhelo de acercarle flores.
¿Podrías decirme si Ustedes las pueden mirar?
Si acompaña tu tiempo te pido le transmitas la tengo grabada en mi memoria.
La mayoría de las veces las expresiones grandilocuentes se transforman en la nada misma.
A las personas que se han partido no se las recuerda después con ceremonias para mí, carentes de sentido, sino demostrándole todo mientras están en suelo terreno.
No juzgo a nadie.
Como creo en pocas cosas, no me parece adecuado llevar a cabo ciertos actos.
No dudo pueden nacer en sentimientos sinceros.
Irrespetuosa reconocida de todas las reglas que rigen a los terrenales, soy de las que sostienen que el amor se demuestra durante el tránsito por la vida terrenal.
¿Cómo sabemos si quienes han muerto pueden darse cuenta de ceremonias o ritos celebrados para ellos?
¿Nuevo dilema?
No.
Solo un arranque de cruda sensatez.
Deseo sepas que después de disfrutar tu visita en ese sueño corto, recordé a una mujer alada de la que te hablé en otras oportunidades.
Se trata de Psique, hija del rey de Anatolia.
Poseedora de una hermosura excepcional.
Tanta que provocó los celos enfermizos de quien sería su suegra.
Afrodita envidiando la joven, envió a su hijo Eros para que consumara su muerte inmediata.
Ciertas mujeres ofenden al género desde épocas inmemoriales.
Si tienen hermosura, no les alcanza.
Desean más.
Psique después de haber pasado las peores instancias de su transito por la vida terrenal, lejos de ser objeto de la maldad de Afrodita, pudo casarse con el hijo de aquella.
Para preservarla, su esposo la envió al reino de los cielos convertida en deidad de las mariposas y libélulas.
¿Es casual la traiga a este contacto maravilloso?
No.
Eras un niño de corta edad que por comodidad no pronunciaba una palabra.
Miles de veces pregunté al pediatra si serías mudo.
Contestó, que al saber que te entendía en ese idioma difícil de traducir que solo comprendemos las madres, mientras respondiera, tu lenguaje extraño pues siempre mantenías colgado de tu boca un chupete, cual si fuera el cigarro que tienen los adultos mayores sostenido en la comisura de sus labios no hablarías.
No elido responsabilidades.
Entendía esas palabras pronunciadas en idioma solo conocido por el instinto de las madres.
Desde la más tierna infancia, atrapabas mariposas.
Maravillado mostrabas tus dedos manchados por el tinte de sus alas.
Luego de sostenerlos por unos segundos las dejabas en libertad.
La vida fugaz de esos insectos, eso son, significaban un orgullo para vos.
Desde entonces supiste valorar la libertad.
Luego de tenerlas entre tus dedos las dejabas volar.
Nunca te dije que esas vidas fugaces lastiman en el alma de los seres luminosos como vos.
No me preguntes por qué elegí la imagen antecesora de estas letras.
¿Será por que tu vida fue tan efímera que provocó el mayor dolor y desasosiego?
¿Por qué no puedo tener la esencia de las libélulas?
¿Quién es capaz de obligarme a seguir en terreno en el que no deseo estar más, para morir como aquellas?
¿Quién o quienes se arrogan la potestad para mantenerme en un espacio donde no deseo estar?
¿Son conscientes de sus actos?
¿Cuál es la razón para seguir en cautiverio?
No voy a emular a Psique, quien antes de ser la deidad venerada por los seres que poseen alas, intentó por propia voluntad ingresar de manera abrupta al inframundo?
¿Es necesario que utilice el vocablo precedente a la acción?
¡No lo haré!
¿Se trata de un capricho de mi parte?
De ninguna manera.
Ciertas palabras contundentes no forman ni formarán parte de mi léxico que obedece a un estilo de vida.
¿Siento felicidad al vivir?
No.
Me falta el vector de mi existencia.
Sin él nada tiene sustento.
Psique la reina de los seres con alas decidió quitarse la vida.
De ninguna manera vulneraré la memoria de mi hijo.
Hasta en su horroroso final, pensó en mi bienestar.
¿No han comprendido pierden el tiempo al mantenerme cautiva?
¿Pueden señalar cual fue mi error?
Con mi heredero, ninguno.
Lo amo más que a mi realidad,
¿Han pensado derrotarme?
No lo logrará.
Mi hijo me transmite su energía en cada segundo de esto que se parece a una vida.
Tiene demasiada luz, que nadie osará opacar.
Nos necesitamos mutuamente.
Ese cariño es irreversible.
No soy Psique la deidad de los entes con alas.
¡Soy yo!
¡No tengo previsto cambiar!
Amo a mi hijo más allá de las estructuras.
Somos hijo y mamá. Identificados con los siameses de pensamientos.
Busquen otro objetivo.
No podrán en nuestra contra.
Amo a mi descendiente.
¿Pueden condenarme por ello?
¡Cuánta insensatez!
Hijito te amo.
Elegí mariposas para comenzar este diálogo.
La fugacidad de sus vidas lastima.
¿Tus pensamientos están involucrados?
Sé que es así.
Nadie nos cambiará.
Pierden el tiempo en el intento.
Te amo cielito, por ello como siempre te pido nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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