Wednesday, September 04, 2019

SUPREMA SABIDURÍA



Buenos días mi alma. Como a diario enlazándonos pese a las adversidades del destino al que desobedecemos.
Nuestra necesidad de estar juntos no es sinonimo de transgredir, normas obsoletas.
Estar unidos a través del pensamiento, nos permite intentar atravesar los estadíos más tristes de la vida.
Terrena o eterna.
Son formas de realidades capaces de juntarnos en armonía para siempre.
Fuera de mi refugio está esperando la maquina del tiempo ¿Contaré con tu amada compañía?
Emprenderé un viaje.
Seré transportada al siglo III de la historia cristina,
En pocos minutos arribaremos a Estambul.
Tierra soñada erigida a orillas de uno de los mares más celestes y bellos que rodean la tierra.
Pese a la calidez de la temperatura, no siento molestia con este atuendo que deberé usar para desplazarme por las calles de Turquía.
Un famoso arquitecto está diseñando una hermosa basílica.
No será al principio dedicada a la religión católica sino a la ortodoxa.
Será presidida por un patriarca.
Llamará la atención la vestimenta negra de los que pertenecen a Constantinopla.
La construcción avanza de manera tan vertiginosa como las entelequias traídas por las musas de quienes nos dedicamos a la escritura.
No me gusta demasiado mi atuendo.
Para ser sincera, nada.
Tengo una túnica de color gris oscuro.
Mi cabeza está cubierta como corresponde a la época con un shador de tono ambarino.
No puedo pedir demasiado.
Poco tiene que ver el hábito con quien lo porta.
Entre sueños y realidades han pasado varios siglos.
No se adecuaron los atuendos de las mujeres.
Todas debemos ocultar el rostro.
¿Será para que no adivinen la mueca de disconformidad aparejada por necias diferencias?
¿Qué hace que las féminas siempre caminen uno o dos pasos atrás de los hombres.
Miro por el telescopio diseccionado al siglo XXI.
No han cambiado esas costumbres.
Preciso ubicarme en esas tierras desoladas de Turquía.
Estambul crece a orillas del Bósforo.
Un pasaje permite conectar con las aguas trágicas del Mar Negro.
Tan oscuro como la falta de vida.
No deseo estar allí.
A la Basílica terminada hay que buscarle un nombre.
Debe ser una nominación inclusiva para todos los cultos.
¿Qué buscan en su paso por la tierra los humanos?
Sabiduría.
Esa que permite afrontar las contingencias diarias.
No es necesario ser universitario para darse cuenta que sin conocimientos el hombre puede ser vulnerado.
En idioma griego “Sabiduría” proviene del vocablo “Sofronía”.
Readucido al lenguaje diario en aquel están contenidos dos nombres femeninos, Sophía y el que eligieron mis padres para registrarme.
La Basilica ya tenía nombre,
“Santa Sophia” o “Santa Hagia”.
Optaron por el primero.
En sus comienzos por su capacidad fue una mezquita.
Albergaba en su interior a todos los seguidores del imperio otomano.
Desde el púlpito, arengaban a sus seguidores.
Los incitaban a defender la patria de la codicia griega.
¿Por qué esos desvalores están presentes en todas las gestas?
¿Por qué los grandes se resguardan enviando al frente a los vulnerables?
No te preocupes cielito.
No realizaré disquisiciones que solo un ser con misericordia habrá juzgado y juzgará en algún instante.
Más allá de la épica, deseo conozcamos esa mole de cemento edificada a orillas de un espejo de agua donde puede reflejarse.
Admiro las cúpulas o calotas redondeadas.
Las habrá copiado el Zar ruso Iván “El terrible” para construir la basílica de San Basilio siglos después.
Nada es casual.
Impresionan, las torretas rodeando la nave central.
Los mástiles afilados, diseccionados al cielo, culminan en la media luna del culto musulmán.
No solo hipnotiza la visión sino que tanta belleza será posible quede tatuada en nuestras retinas.
También en la memoria.
Desde algún sitio remoto, mientras el cielo se cubre de celajes grises, un ave de brillante plumaje negro, busca refugiarse en el campanario de la antita mezquita.
¿Estará en soledad o tendrá compañía?
El panorama es majestuoso.
La mole de piedra silenciosa, reflejada en el agua.
Las campanas tañendo, estimulan la imaginación de quienes estamos por ingresar.
Anhelamos ver las obras de arte que guardan en esos diez y seis mil metros cuadrados.
Pisos de mármol en los que se apoyan bancos lustrados de robles.
Íconos en los lujosos altares, cubiertos de manteles de hilo y puntillas realizadas con las manos curtidas y la vista cansada de mujeres anónimas.
Listones dorados, separando los techasen forma de bóveda, de la basílica.
En cada gajo, está retratada una parte de la historia.
Solo la que puede engrandecer al patriarca ortodoxo.
Lo demás se calla para ni ser torturado o morir en la horca o lapidado.
Ángeles inteligentes, con rostros derramando ternura maravillosa.
¿Por qué escribo inteligentes?
Es simple.
Esas figuras aladas, representando niños de otros mundos, no dejan se los manipule.
Representan a todas las creencias existentes en el orbe.
Poco importa el color de su tez.
Son niños con la inocencia que lleva a sentir verdades insospechadas.
Solo los hombres ávidos de poder marcan las diferencias.
Triste es el mundo de los humanos y terrenales que dejan que cualquiera con palabras adule sus oídos, anulados por la necesidad que culmina en obediencia.
Seres que comprenderán que la libertad es el único bien gratuito.
Incapaz de escuchar cantos de sirenas.
Perdón vida adorada, no puedo separar la realidad de la experiencia.
¿Te ha gustado el paseo en la máquina del tiempo?
¿Contaré con tu presencia en el próximo viaje?
¿Vendrás a mis sueños a cotarme de estos momentos compartidos?
Pueden ser interpretados de diversas maneras.
Nosotros conocemos el disfrute de estar juntos.
Hemos recorrido la historia.
Santa Sophia o Hagia, es una realidad convertida, en museo.
Allí está para quienes deseen visitarla.
Podrán sumergirse en episodios históricos demasiado semejantes a los nuestros.
¿Por qué los humanos tienen esa intención aviesa de manchar la historia?
¿Tanta es la necesidad de poder que tienen?
¿Sirve de algo ser el muerto más rico del cementerio?
Disculpame mi amor.
Sabés que estas conductas me exasperan.
Nunca podré tolerar a quienes como parásitos, transitan idéntico derrotero a los demás.
No es justo.
Amante de la justicia me declaro, sin sofismas.
No la de los hombres, está manipulada en nombre del odioso poder.
Tengamos la suprema sabiduría de Santa Sophia o Hagia.
Nada se pierde si para concretar nuestros anhelos, trabajamos.
Es el propio esfuerzo el que vale.
Lo demás es incierto.
Pensemos en este viaje que hicimos a través de todos los tiempos.
Mil quinientos años. Santa Sofhía, albergó a los humanos y sus creencias.
El museo actual trae los recuerdos del pasado.
Patrimonio integrante de las Siete Maravillas del Mundo de los siglos XX y XXI.
Quiero permanecer a tu lado para siempre.
De nada valen las esperas.
Te pido puedas compartir bajando desde algún lugar incierto esta existencia que no deseo si no estamos juntos.
Como toda mamá necesito satisfacer mis necesidades básicas.
¿Es mucho pedir, querer darte un beso?
¿Cuándo podré cerrar mis brazos en un cálido abrazo?
¿Has percibido el caudal creciente de mi cariño?
Hijo y amigo, ser con valores exacerbados, te pido me esperes.
Tengo mucho miedo.
¿A qué?
Temo que después de cuatro años no puedas reconocerme.
Como dicen los jóvenes:
“Estoy jugada”
Nada debo permanecer en territorio hostil,
Es imperioso cumpla mi única utopía.
Verte tesoro.
Lo demás carece de importancia.
Por favor nunca olvides cuanto te quiere tu mama.


https://www.youtube.com/watch?v=D-vqFH-yq8A

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