Sunday, January 12, 2020

ALMAS EN PENUMBRA



Hola mi tesoro.
Un día más donde tu ausencia taladra mi corazón.
Caminar es el destino de quienes estamos solos, cuando no es posible conciliar el sueño.
No temo perderlos pues cuando aparecés en ellos es en las horas previas a la alborada.
Hace demasiado tiempo que no te veo y ello me preocupa.
¿Estás bien en ese sitio tan lejos de la tierra?
¿No es posible acortar las distancias para que pueda darte un beso?
Uno solo.
Intentaría conformarme con esa migaja del destino temerario.
Anoche, la caminata fue hasta el río.
No hacia el paseo costero donde las luces enceguecen y los terrenales deambulan de manera incesante.
Tomé exactamente el destino contrario.
Enclave donde las aguas muestran otro paisaje.
Da la impresión que se hubiera cruzado el curso de agua cuando en realidad se formó una curva que logra las luces de la ciudad se ven del lado opuesto al que estamos.
Ilusiones ópticas.
Ese sitio no ha sido tomado por los pescadores y sus cañas, anzuelos y redes.
Como el lecho del río es pedregoso, no se acercan los peces para no lastimar sus aletas plateadas o negras imitando la noche.
La temperatura y humedad son altas.
Eso transforma la nocturnidad en una incomodidad.
Al lado del río, la brisa tenue logra que algunos árboles inclinen sus copas para refrescar, el verdor de sus hojas recién nacidas.
Al fondo se ven algunas luces encendidas de las viviendas.
Ninguna de ellas corresponde a mi refugio.
No estoy mirando hacia él, sino en la vereda donde el sol, está en las horas de la mañana.
En lo alto la figura redonda y pateada de la bella Selene.
Su cara perfecta toma otra apariencia sobre el agua, pues la brisa ondea aquellas.
Poco le importa al satélite de la tierra.
En todos los sitios que puede, al reflejarse controla la perfección de su rostro.
Cuando eras muy pequeño me preguntabas que eran esas manchas oscuras que posee la luna.
¿Podés recordar esa etapa?
¿Los seres humanos que han muerto conservan la memoria?
Suelo pedir casi a diario que las diosas Mnñemosine y Persefone, no pasen cerca tuyo, ellas tienen la mala costumbre de llevarse una la memoria y la otra los recuerdos de los seres exánimes.
Pese a que les he preguntado, nunca han respondido.
Es un secreto que guardan con siete cerrojos.
Solo ellas poseen las llaves.
¿Para que quieren recuerdos ajenos?
¿Necesitan tener tantos?
Ambas saben que por esas actitudes ninguna de las dos me resulta simpática.
Conocen de la afinidad que poseo con otras divinidades que eligieron el cielo como morada.
Eos, madre de los cuatro vientos y el Rocío su hijo asesinado.
Dafne que baja de aquel durante las horas diurnas para reemplazar en el Olimpo a su hermana.
Astrea, la dueña de todas las estrellas y otras que son afines a mi pensamiento y su esencia está en la Acrópolis.
Nuestro amigo está hoy en Alemania.
Tomó unas fotos hermosas.
La más impactante, una estación abandonada, tan cuidada que pareciera estar en uso.
Si tuviera la potestad de rebautizarla le pondría estación de los recuerdos.
Se ha levanto una brisa más potente.
La luna ya no puede usar como espejo el río.
Lejanos comienzan los alaridos conmovedores de los truenos.
El cielo comienza a nublarse.
Espesos celajes lo cubren.
En las penumbras serpentean los relámpagos cual si fueran saetas de color violeta.
Si bien no tengo la posibilidad de escucharte, sé que desde donde estás me pedirías vuelva a casa.
La tormenta es ruidosa.
No pienso apurar el paso.
No temo mojarme con una posible lluvia..
Faltan pocas cuadras para llegar a mi refugio.
El viento silba con fuerza.
Busco las llaves, tengo que ordenar el bolso o utilizar uno más chico para las caminatas.
Inserto la llave en la cerradura.
Al salir dejé la puerta cerrada.
Sobre la mesa del comedor una tarjeta de color blanco dice: “Ma no estás sola.
Siempre estaré para cuidarte como lo hacía antes.
Entiendo quieras verme en tus sueños para darme un beso.
No creas no lo extraño, también los abrazos.
Nada nos separa, nos une el amor de siempre”
Contiene tu nombre.
Nunca voy a develarlo.
Sé no te gustaría.
Todos saben que contiene las siete letras más hermosas del mundo.
Decir que te amo, es poco.
Lograste fuera la mujer más feliz de la tierra.
Ahora no encuentro el adjetivo exacto que llegue a describirme.
Comprendés a que hago referencia.
Cuando te tenía era fácil reír con ganas, ahora es difícil esbozar la mueca de una sonrisa.
Tesoro como siempre en estos enlaces maravillosos te pido nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=bmjzpcVqcSw

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