Tuesday, January 14, 2020

ENTRE AÑILES Y RECUERDOS



Buenos días mi sol.
Brillás en mi alma, aún cuando esté acorralada por tenebrosas penumbras.
Éstas han aparecido cuando partiste hacia algún lugar del universo.
En ocasiones pienso nos reencontraremos, en otras te percibo lejano.
Tanto que ni con la ayuda del pensamiento puedo llegar a vos para darte ese beso que quiere salir de mis labios sin fenecer en el intento.
Miles de recursos he utilizado para concretar mi mayor utopía.
Es larga la espera cuando hemos sido tomados por el desamparo absolutos que nos convierte en seres solitarios y taciturnos.
Necesito sumergirme en tu mirada para iniciar una conversación como las de antes.
Busco tu sonrisa como se hace con el amigo que hace tiempo no podemos ver por causas que no comprendemos.
Es imposible entender tu muerte.
Sentimiento, abarcativo, para todas las madres inmersas en la más profunda tristeza,
Evocando recuerdos y los añiles característicos de mi pintor favorito, visualicé tu mano, acercándose a la mía para iniciar un largo camino por otros derroteros.
Entonces noté que aún cuando estirara al máximo mi brazo, no podría rozar tu mano.
Con la mirada me decías no desesperara.
Como siempre tranquilizando mi espíritu indómito.
Tu voz susurraba con ternura
“M.a, fija tus ojos llorosos en la torre de esa iglesia que está en el óleo.
Busquemos el campanario.
Cuando de allí baje quien hace tañer las campanas, le pediremos nos acerque.
Es hermoso el sonido del bronce.
No pienses que con ese metal se hacen placas para recordar a quienes como yo debimos partir.
No te tortures más haciendo preguntas para las que nunca tendrás respuesta.
Nuestras manos están a punto de acariciarse.
Pensemos en ello.
Elimina de tu lenguaje las palabras que te hieren a vos y por transferencia a mí.
Yerto, inmóvil, yaciente.
Todos sabemos que así se les llama a quienes revisten mi condición de muerto.
No llores.
Cada una de tus lágrimas ha sido y es como una filosa daga incrustada en el alma.
Es cierto.
No estoy físicamente a tu lado, sin embargo jamás estuvimos tan cerca.
Muere el envoltorio, los sentimientos quedan.
Los nuestros pueden atravesar todos los tiempos.
También los eternos.
Piensa que el sonido de las campanas es por la alegría de nuestro encuentro.
Es una iglesia de una ciudad neerlandesa.
No piensen que suenan anunciando la llegada de un muerto al cementerio.
Me contaste que en la Basílica de Luján donde me bautizaron, el tañido se oyó, cuando salimos de del sitio donde reciben las aguas bautismales los peregrinos.
¿Por qué me llevaste tan lejos para el bautismo?
En el viaje dormí.
Todas las rutas son iguales.
Ahora recuerdo.
Nunca te gustaron los bautizos de varios niños a la vez.
¿Continúan usando ese método?
Falta poquito para que llegue la hijita de mi hermano de la vida.
No sos la única que cuenta los días.
¿Sabés donde realizarán la ceremonia?
Es demasiado pronto para conocer el lugar, la bebita no ha nacido.
Me gustan los nombres elegidos por los padres.
Siento placer cuando le dedicás tus cuentos.
Ha cesado el tañido de las campanas.
En un rato nuestras manos estarán unidas.
Ha pasado bastante tiempo,
Tranquila mamá, llegará el campanero para ayudarnos.
¿Por qué tanta gente en el pórtico de la iglesia?
¿Alcanzás, a ver el carruaje que se aproxima?
No te preocupes por tu altura.
Te cuento que es un carruaje cerrado.
Es tirado por dos caballos de color gris con pintas blancas en las orejas.
Se detiene en la puerta de la iglesia.
Baja un hombre corpulento con un maletín en la mano.
¿Quién será?
No te aflijas.
Asiré tus manos como antes.
El murmullo de la gente reunida en la puerta de la capilla, llega a nosotros.
Están pidiendo una camilla para transportar el cuerpo del recién fallecido campanero.
No llores mamá.
Sabés cuanto me dañan tus lágrimas.
Eso no ha cambiado.
No puedo verte sufrir.
Te amo mami.
Pronto nos encontraremos en otro sitio y nuestras manos podrán juntarse.
Vuelve a tu refugio.
Quita tus penas, mi amor quiere absorberlas.
Pronto podrás darme ese beso que por ahora duerme.
Debo irme.
Prometeme te cuidarás, tengo otra vida entera para esperarte”
Otra vez en soledad.
Lo escuché pronunciar las palabras más hermosas.
Intentaré no derramar más lágrimas.
¿Por qué si lo tuve tan cerca no pude abrazarlo.
El destino es siniestro.
Aparece cuando nadie lo convoca.
Mi tesoro, te amo.
Te he visto luminoso y más sabio.
Te pido por favor que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=CWf4VuqS3Bs

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