Wednesday, January 08, 2020

LLAVES DE TU ALMA




Buenos días amor de mi existencia,
El cielo pareciera estar con nubes altas.
No se así.
El humo de los incendios forestales ha viajado hasta cubrir la bóveda celeste de todo nuestro territorio.
A medida que avance la mañana se alejara.
No del todo,
El sol tiene un aspecto y coloratura distinta.
Pareciera se ha cansado de brillar con la intensidad que le conocemos.
Este fenómeno es la primera vez que se produce,
Algún día los terrenales tomarán conciencia del daño que pueden hacer con los famosos fuegos intencionales.
Anoche no podía conciliar el sueño.
Despierta te puedo pensar sin límites.
Deseo aparezcas en mi sueños, ello no sucede desde hace tiempo.
¿Algo produce tu preocupación?
¿Puedo ayudarte desde aquí.
El insomnio es propicio para buscar recuerdos que siguen siendo tuyos y espero poder acercarte algún día pese a que cada vez siento más remota esa posibilidad.
Entre tus cosas, en el fondo de un cajón del placard, encontré una caja de tamaño mediano, revestida con un material que nunca antes había visto.
Al sacar la tapa, vi dos llaves antiguas de metal oscuro.
Supongo que es el color que adquieren los objetos por el paso del tiempo.
También había un rollito de papel, de esos conocidos, de arroz.
Algunos de los ejemplares de libros antiguos están escritos sobre ese tipo de material, incluyendo el más famoso del mundo cristiano que no he leído.
No porque me haya faltado tiempo, sino por otras razones que me llevaron a descreer en la palabra de algunos hombres.
Conocés a quien incluyo entre ellos.
Si existe Dios en el momento que fue ungido como jefe de la iglesia católica, debió haber estado distraído para permitir que en un plazo que no sabemos cual es, ese ser golpeador de mujeres y no portador de la palabra de su Señor, será santo.
Imagino a los otros de los que he conocido sus historias, con ciertos recaudos pues aprendí a no ser demasiado crédula, caerán de los pedestales en los que se encuentran.
No quiero dejar detalle del encuentro de las llaves ni del escrito que las acompañaba, perdiendo tiempo en describir actitudes vistas en todo el orbe.
El papel tenía la forma de los antiguos pergaminos, donde reyes, emperadores y hombres con atribuciones especiales dictaban sus pedidos que casi siempre eran caprichosos.
Por suerte desaparecieron.
No se alegren.
Aún quedan en ciertos lugares del orbe, uno es mi patria seres que como dice mi madre tienen el alma más oscura que el color negro.
Abyectos, que creen ser dueños del estado.
Mentes pequeñitas como la cabeza de un alfiler.
Solo que estas son inofensivas y las otras maléficas.
Mi vida, no puedo detener a mi genio.
Está mal.
Lo sé.
Por ello voy directo a la lectura del escrito que acompañaba las llaves antiguas.
Decía: “Tu que eres madre amantísima y tienes a tu hijo incorporado a tu propia esencia, quiero decirte que soy un ser que tiene la edad del tiempo.
En vida era hace miles de años, dueño de una cerrajería.
Confeccionábamos cerrojos de hiero de color negro para cerrar las entradas de los palacios habitados por los dioses del Olimpo.
Después se agregaron los dueños de inmensas fortunas.
No te asombres.
Los vivillos que viven a costa de los luchadores existen desde el primer minuto de la creación de la vida.
No he de mencionarte la historia de Jesús.
Si bien la conoces, comprendo tus enigmas no resueltos producidos por la tragedia de la pérdida de tu hijo.
No es necesario que creas en religiones de ningún origen.
Vive el don de la vida que es único, más allá del dolor producido por contar ausencias.
No has pasado a todos en algún momento de nuestras realidades.
No quiero obtengas consuelo con mis palabras.
Así como tu brindas opiniones sobre cualquier tema, siempre sostenida por argumentos, no te daré ningún consejo.
Solo te diré que aún cuando te sientas sola de noches y soles, no lo estás.
Existen personas que te quieren, otras que simulan hacerlo vaya a saber por qué o si sabemos el motivo.
Un hombre de tu país dijo en el peor de una guerra que no había que atarse al caballo que transportaba al vencedor de la misma.
¿Comprendes?
Sé que así es.
Si no perdería un segundo en escribirte.
Antes de ir al origen que es la base de este documento quiero comentarte, me gusta como hablan y escriben Ustedes, remplazando el tú con el típico voceo de los argentinos que ha sido aprobado por la seriedad de los hombres de la Real Academia Española de letras.
Como te decía, estas llaves herrumbradas corresponden al alma de tu hijo y la tuya.
Si en algún momento de esta espera para ti interminable, no dudes en utilizarlas.
Con ellas tu hijo y vos llegarán a la apertura de vuestras almas repletas de amor.
No le pidas a tu hijo amado ayuda para partir al mundo de los muertos.
Llegarás a él cuando ese Dios que a ti te ha defraudado por no llevarte al lado de tu hijo, deberás comprender con dolor no ha llegado tu momento.
Tu hijo te sigo amando pese a que los separe la muerte.
Entiendo cuando mencionas los atajos a que refieres.
Por ese lado estoy tranquilo.
En más de cuatro años de la muerte del hijo que pensaste no presenciar su muerte, has podido dominar tu ansiedad.
Estas llaves son las que dan apertura a lustras almas.
Sé no las necesita.
Si algún día tienen dificultad para establecer los contactos diarios, no dudes en usarlas”
Después de haber leído el contenido de este texto quedé conmocionada.
Estoy segura que cada letra fue volcada en el papel por un hombre sabio.
Debo esperar.
Deseo de manera furiosa darte un beso.
Son demasiados los que tengo dormidos en la antesala de mis labios
Espero no pedirte ayuda para que me lleves a tu lado.
La desesperación y desamparo guían mis letras.
No me siento incomprendida pues somos una legión de madres que han sufrido la peor de las pérdidas.
Solo deseo estar juntos.
Recrear en un instante los momentos compartidos.
Abrazarnos.
Reírnos de la orfandad de pensamientos de los otros.
Alcanzar el cielo como dicen los poetas es encontrarse con los seres que más se aman más allá de la muerte física.
Parece qie el designio de mi realidad tiene como guía le espera.
No pienso adecuarme a ningún capricho.
Un poeta terminaba su disertación pronunciando, cuatro palabras “Confieso he vivido”
Solo quiero estemos juntos un instante para decirte cuanto te amo y además reiterar mi pedido acostumbrado: Nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=27MZU5DcSog


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