Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana primaveral con el cielo cubierto por
algunos celajes oscuros, preludio de una inminente lluvia, que tanto necesitan
los focos ígneos que arrasan tierras sembradas.
En la jornada de ayer nos dirigimos con tu prima a la Ciudad
de Tigre, donde se encuentran los astilleros que alguna vez conocimos juntos.
Fabrican navíos de todos los tamaños, desde lujosos yates,
hasta botes a remo de madera.
Como antes quedamos impactadas por la belleza de un bote de
madera, que usan los isleños para movilizarse al dirigirse a sus trabajos en
tierra firme o bien para cualquier paseo por el Delta del río.
Anclado frente a una propiedad, encontramos uno de madera
barnizada, brillante como el sol.
Cuando fue anclado por primer vez frente a la vivienda, para
botarlo eligieron anclarlo debajo de un añoso árbol.
La dueña de la embarcación decidió en el momento de
nominarlo, arrojar flores de color rojo sobre el lecho del río de aguas color
caramelo.
Un canto a la belleza del enclave en la combinación de
colores casuales.
Tu prima tomó una foto.
Una toma maravillosa que elegí para mostrarte en el inicio
de este contacto, que nos acerca a diario.
Los instantes pacíficos le gusta compartirlos con vos, con
el propósito de alejar un poco la tristeza de la soledad, producida por tu
ausencia tan prematura.
Nos quedamos un rato contemplando la hermosura de esa vista.
En un momento la dueña, salió con unos bolsos para ir a
realizar compras en la ciudad.
Al advertir nuestra presencia, preguntó si deseábamos
acompañarla en su recorrido.
Accedimos a la invitación.
Increíble la cantidad
de flores en los jardines de otras
propiedades.
Vida y color para disfruta de semejante variedad.
En el trayecto nos contó que exceptuando los días de lluvia
o muy ventosos, utiliza su bote como medio de transporte para llegar a su
trabajo.
También para realizar paseos por la vera del río.
Los fines de semana soleados, relata el tráfico sobre el
curso de agua, constituye un peligro para los pequeños navíos, dado que
circulan las embarcaciones de pasajeros, produciendo un oleaje intenso y aún no
ha perdido el miedo a navegar entre aquellos.
Cuida su integridad utilizando chalecos salvavidas para evitar cualquier
contrariedad.
La Prefectura Naval, patrulla la zona, evitando se cometan
excesos que puedan poner en peligro a quienes navegan por el sector.
Un sitio encantador en perfecto estado de conservación.
Para hoy elegí letras de autor aludiendo a los barcos,
desplazándose, por los cursos de agua de cualquier lugar.
Como siempre, es mi deseo compartir esas letras con vos.
“Canción marinera
Autor: Evaristo Ribera Chevremont
Una canción marinera
ahora mismo he de cantar
en la amarilla ribera
de mi bienamado mar.
Una canción marinera
ahora mismo he de cantar.
Luz dulce, arenal maduro
y rocas color marrón.
Mi corazón en el muro
y el muro en mi corazón.
Luz dulce, arenal maduro
y rocas color marrón.
Torno a sentir el momento
que hace una década fue.
Voy doblando flor y viento,
agua y nube con mi pie.
Torno a sentir el momento
que hace una década fue.
Azul lechoso en la onda.
Lento, el pelícano va.
En la tarde, ya tan honda,
mi espíritu triste está.
Azul lechoso en la onda.
Lento, el pelícano va.
Un barco en el horizonte.
Punzándome, la ansiedad.
En la lejanía, un monte.
Junto a mí, la soledad.
Un barco en el horizonte.
Punzándome, la ansiedad.
Una canción marinera
ahora mismo he de cantar
en la amarilla ribera
de mi bienamado mar.
Una canción marinera
ahora mismo he de cantar.”
Tesoro de mi existencia, necesito sepas, te extraño y te amo
de manera incondicional.
Anhelo estés aquí para concretar la ilusión de darte un
beso.
Los brazos extrañan poder estrecharte en la calidez de un
abrazo.
Las manos quietas preguntan por qué no te puedo acariciar.
No tengo respuestas para algo que nunca pensé podría
ocurrir.
Duele la ausencia.
Duele el dolor.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Pasa el tiempo y no puedo concretar esa ilusión.
Ilusión permanentemente encendida por el amor que nos
prodigamos, mi amigo más fiel.
Ser de luz que a diario me brinda energía para seguir en
este espacio del que deseo desaparecer.
Hijo querido
¿A quién pedir socorro para llegar a vos?
¿Cuál es la estrella donde se encuentra tu hábitat?
En los nocturnos despejados sigo buscándote.
Son tantas que no he logrado encontrarte.
Insistiré.
La búsqueda, no cesará.
Necesito, de ser
posible me ayudes a llegar.
No es mi deseo permanecer donde no lo deseo.
El sitio de una madre está junto a su hijo.
Comprendo la familia chiquita podrá recuperase,
No es salubre me vean tan triste, añorándote.
Hijo de mi existencia, como siempre en estas conexiones, he
de repetir mi solicitud.
Por favor nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=NcGiDKnwH3A
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