Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana desapacible.
El Astro Rey está indeciso, apenas asoma entre celajes
grises y blancos como pompones de algodón.
Revisando fotos de antigua data, hallé una recordada
especialmente por ambos.
Estábamos en el compromiso de unos amigos, en un salón
situado cerca del mar que tanto te gusta.
Nos quedamos hasta el final de la ceremonia, desayunando en
el lugar.
La joven integrante de la pareja salió a la terraza, en ese
instante, extendió sus brazos hacia el cielo y varias gaviotas con las alas
desplegadas, volaban a su alrededor.
Sucesos inolvidables al comenzar un nuevo día del estío de
hace tiempo.
Enfundada en su vestido de gala vede parecía una deidad
griega convocando el vuelo de las gaviotas.
Ante el bullicio dos de ellas, huyeron con dirección al territorio de Poseidón.
Aleteando hacia otros destinos o para seguir alguna nave, de
los turistas que abordan esas embarcaciones con el propósito de ser mimadas
por aquellos cuando arrojan al agua
miguitas de pan.
Desearía ser una de ellas para volar hacia vos y llegar de
esa forma a la estrella donde se encuentra tu hábitat.
Siempre nos agradaron los espacios marítimos.
A vos para mostrar tus habilidades como eximio nadador y a
mi contemplarte, deslizándote por el espejo de aguas azules.
Recuerdos que permanecerán tatuados en nuestras almas, hasta
el momento que podamos reunirnos y no separarnos jamás.
Evocar los momentos compartidos, atraen los sentimientos más puros, esos que
acarician el corazón, trayendo pinceladas de paz.
Paz necesaria para reflexionar y recordar el ayer, donde
reinaba la felicidad, hoy transformada en tristeza.
Como habitualmente decías,
“Nada dura, para siempre”
Mi amado ser de luz.
Para esta conexión que acerca mucho más nuestros
sentimientos, seleccioné letras que mencionan a las gaviotas.
Las dejo aquí con el objetivo de compartirlas con vos.
“Poema 8 veinte poemas de amor y una canción desesperada
Autor: Pablo Neruda
Abeja blanca zumbas ebria de miel en mi alma
y te tuerces en lentas espirales de humo.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.
Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última.
En mi tierra desierta eres la última rosa.
Ah silenciosa!
cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.
Tienes ojos profundos donde la noche alea.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.
Se parecen tus senos a los caracoles blancos.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.
Ah silenciosa!
he aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa!”
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Preciso imperiosamente darte un beso como antes.
Ellos están deseosos de llegar a su legítimo dueño.
Produce confort establecer estos enlaces, logran te perciba
muy cerca de mí.
La ausencia es incapaz de eliminar la empatía y el amor
maternal.
Posee la fortaleza del metal que Hefesto, el dios del fuego en la mitología
griega no podía eliminar en la fragua ubicada en las profundidades de un volcán.
Tesoro de mi vida, te amo y extraño de una forma difícil de
adjetivar.
Tengo la certeza que llega a vos semejante intensidad.
Los arbitrios del destino eligieron para nosotros senderos
paralelos.
Será la única vez que al final del sendero se convierta en
un solo que facilite el acercamiento tan anhelado.
Todos los que me conocen entienden es dificultoso, continuar
sin vos.
No resulta suficiente el ritual diario de acariciar tus
fotos, necesito mis manos puedan posarse en tu piel, en caricias interminables.
Los brazos tensos piden estrecharte en un abrazo sin final.
¿A quién solicitar ayuda para ascender?
Es cierto hijo querido soy insistente.
Vos que estás en el Universo, has tenido la posibilidad de
dar con las personas que puedan ayudar a concretar mi arribo de manera rápida.
El suelo terrenal dejo de ser mi espacio desde el instante
que te eligieron para llevarte lejos de mí y nuestros afectos.
No creas las ansias, serán propicias para vulnerar tu
memoria buscando atajos.
Esperaré.
Querido hijo, una vez más he de reiterar mi solicitud cotidiana,
por favor nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=OCdByTn0wq8
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