EN MI MEMORIA ,SIEMPRE

Buenos días mi alma.
Quiero decirte una vez más estás en mi memoria, siempre.
Discurriendo por los caminos intrincados de aquella, de pronto me vi en una casa que no era del todo desconocida.
Atravesando las puertas con cristales biselados comenzaba una escalera que llevaba a los pisos altos donde se alojaba una familia de buen pasar económico.
La puerta cancel, inconfundible.
Dos letras bastaron para que le dijeras a tu abuelo materno que estaba en el estudio que aquellas estaban sucias.
No les importó a ninguno de los dos estuviera atendiendo clientes,
Con el amor de siempre, repetido en cada instancia de tu vida, pasó a explicarte que no era suciedad la de los cristales, sino las iniciales de su padre, tu bisabuelo que tenían casi las mismas iniciales con la excepción del tercer nombre de tu abuelo materno.
Tu bisabuela en oda su descendencia repitió el nombre de mi abuelo.
Gustos que no criticaré.
Cuando los nombres sin importar el orden, se repiten, resultan poco atractivos.
La casa vieja que tenía enormes jardines perfumados por distintas variedades de jazmines se vendió hace un tiempo.
Ignoro por que la mente me traslada allí.
¿Será por el aroma al jazmín del Paraguay con sus flores blancas, celestes y azules que con solo cuatro pétalos te acariciaban el alma.
¿Será por qué muy cerca de ese añoso árbol estaba el aljibe, extrayendo agua fresca de las profundidades de la tierra.
O tal vez por los azahares con el perfume dulzón cuya flor está en todos los ramos de novia?
Flores blancas pequeñitas,
el centro casi amarillo como los destellos de sol.
Como a vos me gustan las flores en sus plantas.
Detesto todas aquellas que se utilizan para ciertas ceremonias.
Mi preferencia son las flores silvestres.
Afortunadamente no se utilizan para ornamentar absolutamente nada.
Siempre están vivas, regalando belleza y perfume.
¿Recordás siempre las encontrábamos al escalar cualquier cerro o montaña?
Son sencillas.
Multicolores.
Muchos las rechazan como al perro muerto del poeta ruso León Tolstoi.
Escritor de quien mucho se aprende.
Vuelvo al sitio donde está la escalera de la casa, donde estaba el estudio de tu abuelo.
El de los vidrios sucios y no biselados para la inocencia de tu pensamiento
Estoy ubicada en el inicio de la escalera de mármol,
En mi mente estás vos y un ave de alas doradas, dirigiéndose a destinos inciertos.
Estos segura que sos vos, con las alas desplegadas en mi mente a punto de partir hacia el universo.
¡Qué sola estoy!
Tu ausencia dejó rastros que no podrá borrar el tiempo.
¿Hacia dónde volarás en este viaje¿
¿Por qué tan solo?
¿Quiénes impidieron te acompañara en el último viaje?
¿No saben te hubiera sostenido, con mis manos?
¿Nunca comprendieron que la pluma dorada que convertí en joya no me alcanza cuando tengo la imperiosa necesidad de darte un beso?
¿Cómo se adjetiva a una mamá que ha perdido al ser que más ama en la vida?
¿Huérfana de hijo?
De ninguna manera.
No existen palabras, para adjetivar el desamparo.
Huérfanos sin los niños que han perdido a sus padres.
¿Cómo se denomina a quien a perdido un hijo?
¿Somos parias de adjetivos?
¿Olvidaron que a los golpes existimos?
¿Por qué necedad no revelada no nos dejan partir al lado de ellos?
¿Ustedes tienen hijos muertos?
¿Qué siente ante la arbitrariedad del destino?
¿Pueden seguir con sus vidas normalmente?
He llegado al piso superior de la vieja casa,
Las telarañas ofician de cortinados.
Voces que puedo reconocer, lamentan la crueldad del destino.
Las conozco, quiero acercarme a esa especie de aullido de animales heridos.
Necesito me abrace la muerte para estar a tu lado para siempre.
Silencio.
En un instante el paisaje se transforma.
Todo está ordenado como cuando vivía mi anuela.
Creo está en su mecedora cantando a sus recueros.
Me acerco.
Solo encuentro su osamenta.
Debajo de mis pies comienzan a temblar los pisos.
Desciendo de manera vertiginosa.
No tengo miedo su después de llegar a los abismos más profundos puedo encontrarte y abrazarte.
El polvo impide vea mis objetivos.
¡Ayudame!
El ulular de las sirenas se siente cada vez más cerca.
La casa vieja pasa a ser escombros.
Soy rescatada.
¿Para qué?
No quiero habitar el mundo de los terrenales sino el de los muertos.
¡Llevame!
Es mi súplica antes de caer en un sueño profundo.
Al despertar noto mis muñecas están sostenida por ligaduras de cuero.
Igual que mis tobillos.
Me dicen que estoy en una clínica para enfermos mentales.
¿Amar a un hijo es estar mal?
La enfermera de la tarde, promete me ayudará al caer la noche.
Si es suficiente para encontrarte, no me importa la tortura.
No será ella quien me libere de mis ataduras sino el ave de plumaje dorado alojado en mi mente.
Hijito no esperemos más para el reencuentro.
Nos necesitamos mutuamente.
Dotame, de las alas que propicien el reencuentro.
No quiero estar en contra de mi voluntad en suelo terreno.
Te amo, por favor nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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