FLORES EN LA OSCURIDAD

Buenos días mi corazón.
¿Has podido escuchar en alguna ocasión las veces que te llamo con todo el amor que puede sentir una mamá.
Si bien la muerte no deja demasiadas alternativas, puedo decirle hasta que por fin me escuche, el amor de una madre hacia su hijo no se detiene frente a los absurdos finales que nos impone.
Tal vez crea nos puede doblegar a su libre arbitrio.
Reconozco puede quebrarme con facilidad hasta romper en el llanto más profundo nacido en los jirones del alma.
Nunca podrá romper el amor que siento por vos.
Pierde el tiempo si ese es su objetivo.
Quedarán en la tierra fragmentos de esta masa corporal esparcidos sobre suelo terrenal el día que me toque partir.
Dudo los llegue a encontrar pues tengo muy claro que seré un puñado de cenizas que a ella no le servirán para manipular.
Es cierto.
Te llevó de manera abrupta en solo quince días de locura durante la internación compartida.
Ambos habíamos tenido señales de ese preludio horroroso marcando el fin.
¡Ilusa!
Pese a tener roto el corazón ante la inminencia de aquello que no deseábamos hablar, no pudo doblarnos el brazo.
Ambos conocíamos todo de todo.
Aún así, optamos por el silencio y seguir proyectando para un futuro que solo existía en las palabras.
Quiso encontrar un mar de lágrimas y choco ante el intercambio de sonrisas que nunca olvidaré.
¿Llega el olvido a ese sitio donde debo suponer estás?
Espero que no.
Preciso que me recuerdes para comprender quien corre a tu encuentro, en el caso de sobrevenir esa instancia para darte todos los besos aletargados que guardo en el alma.
Debés saber que son míos los brazos que abrazan tu cuerpo.
La mirada que se sumerge en la tuya como antes para iniciar una conversación.
Duele la soledad.
Duele imaginar tu sentir.
No quiero estés solo.
Por conocerte como a nadie en e mundo, sos demasiado selectivo.
Tal vez puedas entablar una conversación con quienes te antecedieron en el camino o con el ser que te precedió.
¿Han tenido la posibilidad de verse?
¿Cómo se encuentran los muertos?
Es tan enorme el universo que muchas veces dudo de esa probabilidad.
¿Es oscuro el lugar donde permanecés?
Mi vida se desplaza entre las tinieblas del desamparo.
Situación que no puedo modificar.
¿Has sido vos quien me envió ese arreglo floral que sostengo en mis manos?
Nadie conoce mis gustos.
Si antes era parca con el lenguaje ahora para no decir nada prefiero guardar sano silencio.
Algunos lo toman como un signo de soberbia.
A esta altura de los acontecimientos poco me importan las opiniones insípidas.
Nadie ingresa a mi mundo.
Intento ser cordial al saludar a mis vecinos.
Suelo ser muy cariñosa, hasta llegar al estorbo con mi familia chiquita.
Si no es a ellos a quien puedo demostrar cuanto los quiero.
¿Me preguntás si me decepcionan bien?
Nadie es dueño de verdades absolutas.
Entrego mis sentimientos sin pedir nada a cambio, la respuesta sería “Creo es así”
Cuando se pierde lo más importante de la vida como es un hijo lo demás se observa desde perspectivas diferentes.
Ellos saben, no soy una humana perfecta.
Tampoco quiero serlo.
No está en mi modificar ciertas conductas.
¿Por qué?
Necesito llegar a tu lado sin grandes cambios para que puedas reconocerme.
No es fácil vivir en la lobreguez.
Solo extraño tu luminiscencia.
Otras luces llegan a encandilarme hasta dañar la visión.
Es necesario conservarla intacta para cuando se produzca nuestro reencuentro.
¿Ocurrirá?
¿Será parte de una entelequia o alguna vez podrá convertirse mi mayor sueño en realidad?
Tengo apuro por comenzar a transitar el sendero que lleva a la eternidad.
Poco importan las sombras.
Estarás en mi camino ayudándome a sortear los obstáculos que puedan aparecer.
No dudo encontraré demasiados en el camino.
¿En qué baso esa percepción?
Corazonadas de una madre desesperada por ver a su hijo sin demasiadas dilaciones.
Pensar que nos acercamos a los cinco años de separación física anestesia el llanto.
No del todo.
Siempre alguna lágrima se las ingenia para salir de su encierro.
¿Has llorado, después de tu muerte?
¿Quién se acercó a secar tus lágrimas?
¿Te has sentido solo?
¿Coincidías conmigo que no tiene sentido mi permanencia en la tierra cuando podría acompañarte y vos a mí?
Olvidaste enseñarme como se hace para seguir viviendo sin tenerte.
Todo aquello que estaba pendiente pude resolverlo.
Poco tengo que hacer aquí.
Te necesito.
La única persona que comprendía a su mamá no está..
¿Para qué sirve vivir cuando no hay casi nada para hacer?
Arrastro en este cautiverio injusto la pena de no tenerte.
Cada despertar es tortuoso.
Otro día más en soledad.
¿Cuál es la justicia divina si a mi me dejan retenida aquí?
¿No conocen de nuestras necesidades?
Tesoro te amo.
Siento terror de no encontrarte después de mi muerte.
¿Me ayudarás a encontrarte?
Por favor nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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