Tuesday, February 11, 2020

ENTRE LOS ÁRBOLES



Buenos días vida de mis sueños.
De la mano de ellos puedo acercarme a vos cuantas veces lo desee.
No son pocas.
El solitario ejercicio de estos más de cincuenta y tres meses ha logrado tome atajos, con el propósito más noble,
Encontrarnos todas las veces que quiera.
Es decir siempre.
Ayer fue un día lánguido.
Con una temperatura ideal después de varios días que elevaron rodas las alertas, por el riesgo que trae aparejado el termómetro pasado los cuarenta grados, para los más chiquitos y aquellos que están más cerca de otros mundos.
Inicié mis trámites muy temprano.
Exactamente a la hora que deberían llegar los empleados del estado a cada repartición.
No había nadie.
Solo el empleado que otorga los números.
Me pidió con suma educación esperara en los sillones alejados de la puerta de entrada.
Repliqué que desde donde estuviera ubicada vería a los empleados que llegan tarde.
Firman un libro vetusto, cuando en todos lados se utilizan tarjetas electrónicas, para marcar la entrada.
El viernes había llamado a los jerarcas del organismo que no sabían la respuesta a cada una de mis verdades.
Sí mi cielo, nada me detiene a la hora de decir verdades comprobables, dejando al interlocutor mudo, pues sabe, no miento y con su desidia se convierte en cómplice del otro que está mal acostumbrado y no le descuentan las llegadas tarde.
¿Podría haber realizado el trámite más tarde?
Sí.
Me gusta sacar fotos de los escritorios vacíos.
Ayer todos llegaron con poco retardo, incluido el director del organismo, al que dediqué una letras al atardecer a sus superiores.
Siempre entendiendo el precepto constitucional que ante la ley somos todos iguales.
No puedo con mi genio a la hora de buscar igualdad para todos.
Arriesgaría me sobran los dedos de una mano para decir quienes conocen los principios básicos marcados en la Constitución Nacional.
No soy bienvenida en esos sitios.
Nunca seré cómplice de aquellos que ocupan lugares por simple acercamiento a banderías políticas.
En ello no cambiaré nunca.
Mientras esperaba miraba los árboles de la mansión que está frente a la oficina que visité.
Suave la brisa los balanceaba formando con ramas y hojas atractivas formas.
Los traslade con mis musas a otros bosques por ambos conocidos.
El sur de nuestro país donde a esa hora aún están las sombras de la noche.
Ambos ejemplares mirándolos con cariño, formaban la cara de una mujer observando el paisaje.
Sus ojos perfectamente delineados se dirigían a vos.
Supongo que estás en las alturas.
No son accesibles para los terrenales que permanecemos en la tierra.
Preciso creer estás entre las estrellas del universo.
Por las mañanas despertando como si estuvieras en suelo terrenal, despertando con los rayos de Febo.
Asegurame es una realidad y no una utopía que se pierde en las sombras.
Te amo desde cada brillante hoja de esos ejemplares que danzan con la brisa.
Te extraño como siempre.
No encuentro paz.
Creo no la encontraré nunca.
Quiero estar con vos.
En tu mundo no existen las miserias.
¿Por que lo afirmo?
Los seres luminosos son capaces de destruirlas.
A veces siento el cansancio propio de quien no puede concretar el deseo más sencillo, darte un beso en la mejilla.
Es mi deseo despertarme con tu voz cada mañana cuando me quedo dormida.
Es mi deseo escuchar tu voz cantando.
Un ser alegre, no puede estar muerto.
Jamás podré asimilarlo.
¿Qué mamá que haya traído vida a la vida puede reconocer a un hijo muerto?
¡No puedo!
Está más allá de mis fuerzas, creencias o dominio del pensamiento.
Deseaba tenerte.
Quería verte crecer concretando tus proyectos.
La peor película de terror no enfrenta a una mamá con las cenizas de su hijo.
Tuve la urna treinta y nueve días y sus noches conmigo.
¿Por qué?
Me costaba desprenderme de ellas.
No quería asimilar que después del después, no existe nada tangible.
No hay palabras que definan la situación de una mamá que ha perdido a su hijo.
El dolor no se puede adjetivar.
Simplemente es incomprensible.
Se que te amo más que a nadie en todos los mundos.
Nadie puede mitigar la soledad de hijo que tengo.
Es fácil pedir no llores.
No se hacerlo.
¿Olvidaste enseñarme a vivir sin tu presencia?
¿Cómo se sigue?
Estoy cansada.
Hastiada.
Apesadumbrada.
¡Quiero darte un beso!
¿Es desmesurado mi pedido?
Comprendí que para ver algo brillante hay que llegar al alma de los otros.
¿Cómo llego a la tuya?
Por favor llevame con vos.
No soporto esta tortura.
Quiero tenerte y no puedo.
Te amo.
En nombre de ese amor incondicional siempre te pediré nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=1vd3voNW-A4

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