ALBORADA EN EL ACANTILADO

Buenos días mi tesoro, en este saludo matutino va todo mi amor. Pese a la ausencia atemporal sigue creciendo. Gracias por ser parte de estos enlaces. Aquí estoy esperando se cumplan algunas promesas de llamadas que nunca llegan. No es la primera vez que sucede, pese a todo la soledad hace me aferre a esas circunstancias que nunca se harán realidad. No importa mi vida interior es muy rica, aún cuando esté plagada de recuerdos y añoranzas. Recuerdos demasiados. He guardado en un apartado de mi alma los más añorados. Aquellos que me llevan a recrear situaciones ocurridas en nuestros viajes compartidos. Siempre buscaba destinos donde hubiera cursos de agua con el propósito pudieses desarrollar tu mayor destreza. Nadar. Solo vos lo podías hacer con innata elegancia. No dudo la existencia de otros deportistas que pudieran superarte, Escribo sobre aquellas escenas que muchos admiraban. No padezco fanatismos de ninguna especie. Experimenté el mayor de los placeres cuando subiste al trampolín de la pileta del hotel donde nos alojábamos, para en segundos disfrutar de tu caída al agua dando brazadas armoniosas al lugar donde yo estaba con un poco de temor. Tu amplia sonrisa diluyó todos los miedos. En zonas maríimas llegábamos bien temprano. Las sombras de la noche, aún vestían algunos espacios del cielo. Nos ubicamos en un hueco natural de los acantilados. Desde mucho tiempo antes el agua salada socaba las piedras, Desde allí se podía observar el ascenso del sol. Primero lento. Como una persona que recién despierta, para luego con sus dorados rayos despejar el firmamento demostrando ser la mayor estrella del firmamento. Nada opacaba sus destellos dorados. En aquel entonces era una adoradora del sol. Podía pasar horas en la playa acaricida por Febo. Hoy no volvería a visitar esos paisajes ni otros donde estuvimos juntos. Preferí recordar y no padecer más al sentir que estoy sola donde fui feliz a tu lado. Elecciones de vida que no cambiaría por nada. Extraño las necesidades básicas de una mamá. Selecciono entre muchas otras los besos postergados abruptamente por la muerte. Detesto a quienes no permitieron te abrazara cuando te di el beso de la despedida porque según ese personal ineficiente podías caerte. Aún cuando no bajaron las barandas apliqué el ingenio para darte el abrazo final. Al día siguiente, pese a que no permitían deslizara el cierre de la funda mortuoria, lo hice para darte otros besos en tu carita gélida. ‘¿Por qué el frío de la muerte es tan diferente a los otros? ¿Por qué te eligieron a vos, estando yo disponible? ¿Por qué evitaron fuera la guía del último viaje? Nunca entendieron no deseo estar aquí? No sé cuál es la forma de solicitar esta petición. Jamás imaginé sería seleccionada para habitar el inframundo después de tu partida. Se equivocaron Hefesto y Vulcano, ese mundo de tiniebla no está habitado por los muertos sino por aquellos que los sobreviven. Nunca aceptaré el rol asignado. Te traje al mundo, para cuidarte, Enseñarte, Experimentar con vos cada vivencia. ¿Por qué cuándo todo se desarrollaba con armonía, apareció la muerte para llevarte a mundos para mi enigmático? Perdón chiquito por no saber cómo retenerte. Desde tu ausencia mi hábitat es el averno. Disculpas por las decisiones de mis letrados respecto al bloqueo de mi celular. No necesito ninguna de las dos propiedades de quien iniciara este despropósito. No es la primera vez. Ellos serán implacables. Jamás me mudaría de este refugio. Estoy cerca de tus cenizas. Te amo como jamás amé a nadie, sos mi sol u y la magia que hace desaparecer las penumbras. Reservá , un espacio a tu lado, no tardaré en llegar. Te amo, por ello siempre te pido no olvides cuanto te quiere mamá. https://www.youtube.com/watch?v=lw3c5d3aBSE