Monday, December 21, 2020

MIS MEJORES AMIFOS

Te saludo en una mañana otoñal pese a que estamos en verano. De alguna manera el tiempo quiere brindarme satisfacción con el propósito que esta triste realidad tenga un motivo para intentar soñar con un encuentro cercano para darte ese beso que tanto deseo llegue a tu mejilla. Siempre hemos tenido coincidencias en la manera de pensar y elegir. Mi mejor amigo sos vos. En segundo lugar contaría a los libros. Cuentan historias fantásticas con finales felices. En nuestro caso no ocurrió. La muerte vino a buscarte demasiado temprano. Desde entonces la existencia es la peor carga que debo arrastrar. Imposible concentrarse en la lectura. Prevalece el pensamiento y recuerdo hacia vos. No encuentro palabras para expresar el caudal de amor maternal desbordado por el dolor de no poder visualizar tu imagen ni siquiera en los sueños. Buceo en los recuerdos tratando de encontrar de mi parte una falla como mamá que haya sido capaz de propiciar tu alejamiento. ¿Podrías ayudarme a buscarla? Sola no puedo ni tampoco sé cuál fue el motivo de esta distancia desgarradora. Muchas veces me han medido prestados a nuestros mejores amigos, sobre todo aquello adquiridos por vos. Esos tesoros invaluables siempre estarán aquí. Anhelo que ese siempre sea lo más breve posible. No puedo seguir sabiendo que estás muerto vaya a saber en qué lugar. Desespera no saber so será posible el ansiado reencuentro. Conmociona la oscuridad de esta incómoda realidad. Preciso tu luminosidad. Comprobar está todo relativamente bien. Más tiempo pasa menos sustento le encuentro a tu muerte precipitada cuando elaborabas miles de proyectos. Fuiste vital, hasta pocos mese antes de irte. La ternura de tu mirada fue velada por la tristeza. En ese dramático instante supimos que el tiempo de vida se extinguía. Jamás nadie trato de auxiliarme en el instante que la ayuda era tan necesaria. Al perderte, escaparon las ganas de pasar por una librería a comprar un texto. Mi único pensamiento es estar juntos para siempre. Nadie comprendió éramos un hijo y una mamá dependientes del otro. Ni en el sueño más loco pensé podías morir en solo quince días. Una obra de terror que no le deseo a nadie. Desde cero tuve que volver a aprender. Ocupando roles desconocidos por mí. Pide lograr algo con la ayuda de la familia chiquita y tus hermanos del alma. Uno de ellos siempre dice soy un ser, resiliente. ¿Sirvió de algo el aprendizaje? No. Solo cambiaron ciertas pautas administrativas. Mimada por vos, hijo querido, de poco sirve aprender. De golpe choqué con la realidad. En esta ocasión me faltaba mi mejor amigo. Ser pensante y práctico. Suenan en mis oídos cada una de las letras que conforman tu axioma favorito “Nada dura para siempre, mamá” Dabas un mensaje al que deseabas no comprender. Tu mirada expresaba como nunca antes, tus percepciones. Desolador observar la proximidad de la muerte. Quise imitarte cuando me internaron, salir de casa en silla de ruedas y no en camilla, Fracasé. La dificultad para respirar decidió la indicación del médico de transportarme en camilla. Estremecedor el ulular de las sirenas, idéntico al de la noche de tu traslado a otra institución médica. ¿Para qué me salvaron la vida? Fui atendida por médicos de verdad, No me usaron de conejito de indas, En el momento de estar aliviada solicité no me torturaran más. Carecía de soportes respiratorios. No precisaba más. Por fin conseguí el alta, querían dejarme hasta el lunes. Ese día era el aniversario sesenta y tres de tu partida. Ni me gusta usar el celular para escribir. En mi refugio estaba en paz, acompañada de la familia pequeña. Tu prima pidió no llorara más. Imposible complacerla. Debía soltar la conmoción de revivir todo como hace más de cinco años. A los médicos les pregunto ¿Por qué, no me dejaron partir? Continuando sin querer hacerlo, rogando irme cuanto antes a tu lado. Mientras tanto no olvides cuanto te quiere mamá. https://www.youtube.com/watch?v=p0CKqH-xxco

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