VENTANA EN EL MAR

Buenos días, querido hijo.

Te saludo en una mañana fría, con escasa visibilidad, ello provoca demoras en los despegues en los aeropuertos de la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires.

Hasta que no se diluya, suspenderé mi caminata diaria.

Decidí ingresar a través de la imaginación al territorio de Poseidón, el aguerrido Dios de las Aguas.

Temible en los episodios bélicos de la Edad Dorada de Grecia, con su potencia era capaz de derribar las embarcaciones enemigas.

Tranquilo en sus momentos de ocio, horas en las que se dedicaba a cambiar, el aspecto de su territorio para que no fuera monótono.

Es así que en un espacio del Mar Egeo, utilizando sus artilugios, creó una ventana al mar.

Aprovechando los acantilados decidió abrir uno de ellos,  dejando un pequeño  sitio donde quedaron sepultadas las piedras del acantilado, cruzándolo, se accedía a la inmensidad del océano, tan celeste como el cielo.

Allí nació, la costumbre de pintar los techos de las viviendas con el tono conocido miles  de años después como azul griego.

Matiz indescriptible por su originalidad.

Tu hermano de la vida tiene pintado el estudio, de color blanco, exceptuando una pared donde solo se ve su diploma de abogado, enmarcado en finas varillas de ébano.

No está más en el séptimo piso, ahora ocupa el undécimo, al que agregó plantas de interior.

Enclave hermoso para conversar o tratar cuestiones legales.

Pocas veces encontré personas tan humanas como él.

Recordándolos a los dos, seleccioné la imagen que antecede a esta conexión que permite  sueñe, estás aquí, aún,  cuando no pueda visualizarte corporizado y así darte un beso.

La opción de evocar territorio de Poseidón es una caricia para vos, amante de cualquier espejo de agua, que permitiera exhibieras, tus habilidades de experto nadador.

Siempre estoy en la búsqueda de vistas, que sean de tu agrado para evocar tiempos compartidos en el ayer, cada mañana un poco más lejano.

Quiero agregar a este contacto, letras de un gran autor referidas al Dios de las Aguas.

Las dejo para compartir con el ser luminoso que más amo en mi existencia.

 

“Mar,

Autor: Federico García Lorca (extracto)

 

El mar es

el Lucifer del azul.

 

El cielo caído

 

por querer ser la luz.

 

¡Pobre mar condenado

 

a eterno movimiento,

 

habiendo antes estado

 

quieto, en el firmamento!

 

Pero de tu amargura

 

te redimió el amor.

 

Pariste a Venus pura,

 

y quedose tu hondura

 

virgen y sin dolor.

 

Tus tristezas son bellas,

 

mar de espasmos gloriosos.

 

Más hoy en vez de estrellas

 

tienes pulpos verdosos.

 

Aguanta tu sufrir,

 

formidable, Satán.

 

Cristo anduvo por ti,

 

más también lo hizo Pan.”

 

 

Tesoro de mi alma, si estuvieras aquí no te preguntaría:

¿Cuándo aparecerás en mis sueños?

Imposible reprimir el deseo de acariciarte y abrazarte como antes.

Es difícil explicar que pese a que te percibo, necesito verte.

Tengo demasiadas confidencias, que tengo la certeza las conocés.

En ese momento aciago al que concurrí con tu prima, tus brazos imaginarios pudieron sostenerme, para no sucumbir ante esa experiencia nueva y dolorosa, que nos tocó presenciar.

Otro paso, en el que tu energía fue necesaria.

Creo fue la última misión  que estaba pendiente de resolución.

Gracias hijo por tu ayuda.

Ahora todo ocupa su lugar, como debe ser.

¿Ocurrirá

en algún momento, nuestro reencuentro?

¿Podrás reconocerme?

La impaciencia gana al razonamiento, si dependiera de mí, sin dudas habría comenzado el ascenso hacia tu hábitat.

Satura esta espera innecesaria que se extiende en el tiempo.

Has que pueda hallar el motivo de tanta espera.

Mil veces repetiré este no es mi lugar.

¿Cuál es el sentido de mantener cautiva a una mamá que clama por estar  al lado de su hijo, por toda la eternidad.

La familia chiquita, está y estará bien.

¿Por qué terceros que desconozco, administran mi permanencia donde no deseo estar?

El lugar de una madre está siempre al lado del hijo que necesita paliar su soledad.

¿No entienden, nadie es imprescindible, en suelo terrenal?

No constituyo ninguna excepción.

¿Por qué no me dejan ir?

Nadie enseña a una madre a seguir en la tierra en contra de su voluntad.

No te preocupes amigo fiel, esperaré.

Jamás se me ocurriría vulnerar tu memoria, solo conseguiría tu desaprobación.

Has sufrido demasiado en poco tiempo.

Solo pido me dejen ir n absoluta paz para encontrarme con vos.

Te amo hijo querido, el amigo más fiel que desconoció la palabra traición.

Dejaste pasar muchas cosas, hasta que decidiste, sincerarte.

Ser generoso no es sinónimo de tonto.

Parece escucho tu voz, pronunciando uno de tus axiomas

“No es grave ma”

Te extraño, no encuentro paliativo para este dolor tan agudo.

Como es costumbre en estos enlaces maravillosos, no dejaré de repetir mi solicitud cotidiana, por favor nunca olvides cuanto te quiere.

Mamá.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=JH-EXuU-kcc