Buenos días amor bonito.
Te saludo en una mañana desapacible.
El cielo plomizo, amenaza, con derramar sus lágrimas, privándonos de
maravillarnos con los dorados destellos del sol.
He viajado en la máquina del tiempo.
En esta ocasión el rumbo sería elegido por el comandante de
la nave.
No importaba el destino.
Necesitaba salir del desorden de nuestro país, que tampoco
tiene rumbo.
Las mentiras de los funcionarios son una constante.
Por la mañana afirman
un episodio, que luego será desmentido
por la vocea presidencial.
Con total desparpajo acusa a los periodistas de “golpistas”,
cuando la realidad indica los golpes se dan entre los que ejercen las máximas
magistraturas.
Por ello decidí huir a lugares más tranquilos.
La máquina del tiempo, en minutos aterrizó en la Isla de Japón.
Transcurría la noche.
Los cerezos en flor se veían bellísimos por las luminarias
de la ciudad.
Fuimos a un local donde se podía observar el arte oriental,
expresado por diferentes bailarinas.
Atuendos lujosos, acompañados por enormes pañuelos, los que movían como si fueran alas
de pájaros a punto de emprender un vuelo fantástico, desde el escenario
espectacular.
Vestidas de diferentes colores, convocaban al aplauso
espontáneo de los turistas y las personas de origen oriental.
Todos tomábamos fotos de una vista perfecta.
Elegí la que antecede a este contacto para contarte que con
los pañuelos que llevan sobre los hombros, etéreas crean bellas figuras.
El comandante de la nave pidió pagar la consumición.
Fue la primera vez que pude oír su voz.
Para luego agregar:
_La raje aquí, pues sabía disfrutaría de un espectáculo único y mientras durara
el mismo alejaría momentáneamente, la tristeza que invade su ser.
Ahora debemos regresar_
Conocía tenía otros viajes.
Me hubiera gustado compartir esos instantes,
con vos.
Ocasión propicia para darte un beso, tengo muchos
acumulados, esperando llegar a vos rápidamente.
Parece, mi derrotero es esperar.
¿Hasta cuándo?
Esta pesadilla no tiene final cercano.
No soy la única que
admira el arte oriental.
Encontré letras de un escritor famoso, relacionas con este
tema y como siempre deseo compartirlas con vos, aquí las dejo.
“Danza oriental
Autor:
Medardo Ángel Silva
Danza la danza caprichosa...
(¿Tórtola...?) ¿Salomé...?
Y tras el fino velo rosa
sonríe Astarté.
En el crepúsculo amatista
llena la gracia del jardín
Bablbul saluda la imprevista
danza... ¡Salve Mahanaím...!
Panderos y timbalería.
Caleidoscopio es el pie
rosa vibrante de harmonía
(Tórtola y Samolé).
Es Occidente y es el Asia,
pálida y desnuda,
si bien se mira esa su gracia
es un don de Buda.
Acompaña a sus deliciosas
maneras, rituales,
un desplegar de alas fastuosas,
de pavos reales.
Como a compás de una rapsodia
mueve las túnicas brillantes;
son su custodia
ceremoniosos elefantes.
Junta a los graves ademanes
burla de los labios;
y saben más que los brahamanes
esos labios sabios.
Hipnotizados la ven los
siete vicios —siete leopardos—
Y, en cada mano, mueren dos
sedientos nardos.”
Mi querido hijo, es enorme el deseo que tengo de estar con
vos.
No es grata mi estadía en suelo terrenal.
La búsqueda no cesará.
Preciso te corporices, para poder abrazarte y acariciarte como
antes.
¿Por qué sigo cautiva en medio de la incomodidad?
¿Quién se arroga la potestad de mantenerme alejada del ser
que más amo en la tierra?
¿Qué hice mal?
¿Qué faltó hacer para que estuvieras aquí?
Enerva no recibir respuestas a tantas disquisiciones?
Necesito, desplegar alas imaginarias para estar junto a vos.
¿Por qué solo recino como respuesta el peor de los
silencios?
No es existencia para ningún mortal.
Pareciera estos entes no han tenido la bendición de tener
hijos y se llevan los ajenos.
¿Desconocen una mujer trae vida a la vida, para que el ser que acunó durante nueve lunas y sus
soles, lo hizo para compartir la vida entera?
Hay otros caminos para llegar a vos evitando la lentitud.
No te preocupes no los transitaré, dado que nunca,
vulneraría tu memoria.
Es una promesa extremadamente dolosa, he de cumplirla.
Si existe el tan nombrado reencuentro, temo no me reconozcas,
al llegar a tu hábitat.
Te amo hijo querido, más que a nadie en el mundo.
Te extraño más que siempre.
He decidido consagrar mi realidad para vos.
Te ruego me ayudes a dejar suelo terrenal.
Evidentemente sola no puedo.
Hijo de mis entrañas, como en todos estos contactos
maravillosos, que me llevan a imaginar estamos más cerca, he de pedirte como es
habitual, con fervor por la ausencia tan triste que el destino eligió para los dos,
nunca olvides cuanto te quiere.
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=dz5DauhASBY
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