Buenos días precioso hijo querido.
Te saludo en una gélida mañana de julio.
Hasta hoy la jornada de más baja temperatura, cero grado.
La calefacción atenúa el rigor de un invierno tardío.
Imposible no pensar en los desamparados que duermen teniendo
como techo el cielo y las estrellas, preguntándome, cuando finalizará para
ellos semejante tortura.
Quise sorprenderte
colocando una imagen tomada por vos.
Estábamos pasando el
fin de semana en la casa de fin de semana de los abuelos maternos.
Esa noche fue mágica.
Al estar completamente despejado y estar en un espacio
abierto, las estrellas se multiplicaban obsequiado su brillantez, marco
perfecto para que minutos después apareciera la luna en su fase creciente.
Como si fuera un reflector iluminaba dos rosas rojas nacidas
del mismo tallo.
Fui yo a quien mostraste semejante belleza.
Con voz casi inaudible, dijiste “Somos vos y yo”.
Siempre atento y pensante.
Ayer al encontrar la toma decidí sería la foto que
antecedería a este contacto, que tan bien nos hace a los dos.
Recuerdo en esa ocasión, dirigiéndote al abuelo, inqueriste, por qué en los lugares
espaciosos, el cumulo de estrellas era mayor que en la ciudad.
Te respondió con amor, el abuelo diciéndote que en los
lugares con pocas propiedades no existe el smog de la ciudad.
Satisfecho con la respuesta, continuaste tomando fotografías
de la casona, donde pasábamos casi todos
los fines de semana en contacto con la
naturaleza y en verano hacíamos uso de la piscina, además de disfrutar la cocina
que preparaban los caseros.
Días que no regresarán nunca más.
Los momentos que se viven en plenitud tienen escasa duración
en el tiempo.
Tal cual, tu paso por
la realidad, demasiado efímero.
¿Vivo sostenida por los recuerdos?
Sí.
Son los que me ayudan a continuar pese a mi negativa de
seguir habitando suelo terreno.
Es en estas instancias donde desearía, regresar en el tiempo
con el propósito de revivir, episodios del pasado, como esa noche donde la luna
iluminaba las rosas, quedándonos en esa etapa para siempre.
La única forma que encuentro
para estar juntos nuevamente saciando la necesidad de darte un beso,
para no sufrir pérdidas ni ausencias.
Ser como las rosas unidas por el mismo tallo, unidas el
tiempo que fuera.
Mis sueños no se cumplen.
¿Qué impide cristalizarlas cuando el amor maternal es tan
inmenso?
¿Qué método utilizar para que puedas escuchar mis te quiero hijo?
No entiendo por qué tengo vedados todos esos derechos.
Para hoy encontré letras de un grande, relacionadas con esa
foto maravillosa.
Es mi deseo compartirlas con vos.
Aquí las dejo.
“LA LUNA Y
LAS ROSAS
Autor:
Miguel de Unamuno
En el silencio estrellado
la Luna daba a las rosas y el aroma de la noche
le henchía ¿sedienta boca?
el paladar del espíritu,
que adurmiendo su congoja
se abría al cielo nocturno
de Dios y su Madre toda...
Toda, cabellos tranquilos,
la Luna, tranquila y sola, acariciaba a la
Tierra con sus
cabellos de rosa silvestre, blanca, escondida... La Tierra, desde sus rocas,
exhalaba sus entrañas
fundidas de amor, su aroma...
Entre las zarzas, su nido,
era otra luna las rosas,
toda cabellos cuajados
en la cuna, su corola;
las cabelleras mejidas
de la Luna y de las rosas
y en el crisol de la noche
fundidas en una sola...
En el silencio estrellado
la Luna daba a las rosas
mientras, las rosas, se daba a la Luna, quieta y sola.”
Vida mía te amo y extraño de manera inconmensurable.
Es difícil caminar la realidad sin tenerte a mi lado.
Jamás podré asumir tu ausencia por ser un episodio
antinatural.
Eras vos quien debía depositar mis cenizas en el cinerario.
Fue violento te arrebataran de mi lado abruptamente, cuando
tenías una vida para concretar tus proyectos.
Con la ayuda de la familia chiquita todo se hubiera
superado.
Te habrías convertido en un hombre exitoso, pleno.
Tu luminosidad continuaría en la tierra.
Ayudando a todos sin pedir nada a cambio, como debe ser.
Extraño tus caricias y abrazos.
Las palabras certeras cuando veías estaba por caer, producto
de situaciones no buscadas.
Tu sabiduría para traer de regreso la paz que se había ido vaya a saber dónde.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Preciso verte, solicitar tu ayuda para ascender con rapidez.
Como es habitual en estos contactos, he de reiterar mi
solicitud de siempre, por favor tesoro de mi existencia, huérfana de tu cariño,
por favor hijo amado, te pido, nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=Z68stM1lSpM
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