Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana fresca y humedad.
Densos celajes cubren el cielo.
Por momentos llovizna y el viento indica ocurrirá durante
toda la jornada.
Hoy quiero recordarte a los dueños del bosque, los ciervos.
Animales herbívoros cuyo atractivo son las cuernas que
poseen.
Están en lugares boscosos, pues se alimentan con las hojas
de las diversas especies.
Cada año pierden sus cuernos, para luego renovarlos.
La vida es corta no sobrepasa los cinco o seis años.
La cornamenta es un elemento de defensa contra los
depredadores como los linces, pumas y otros animales carnívoros .
Los cazadores los buscan cuando practica caza mayor, el
premio son los cuernos u luego la carne que quienes la probaron dicen es
deliciosa.
No la probaría jamás.
En uno de nuestros tantos paseos, a bordo de un jeep al
atardecer, encontramos saliendo de la
espesura de las plantas un ejemplar joven.
La edad fue calculada por el guía turístico que nos llevaba.
Con el propósito que no se asustara, apagó las luminarias del vehículo para que
los turistas pudieran tomar fotos.
Una de ellas es la que antecede a este contacto.
La coloque para convocar a tus recuerdos.
Como siempre fuiste el primero en preguntar cómo conocían la
edad de los herbívoros.
La misma se calcula de acuerdo a la talla, los más jóvenes
miden alrededor de un metro sesenta y los adultos, dos metros y medio.
Los terrenales son depredadores, dado que cazándolos, ayudan
a la extinción de la especie.
Liman sus cuernas en las piedras para que las mismas sirvan
como elemento defensivo. Son escasos los ejemplares que alcanzan una vida útil
de veinte años.
Después de estar frente al jeep, desapareció rápidamente en
la espesura del bosque.
No es de mi agrado la cornamenta de los ciervos se exhiba
enmarcada en algunos hogares.
La ambición de algunos terrenales es desmedida.
Obtener algo matando un animal no me parece soberbio sino
patológico.
Produce nostalgia y tristeza evocar tantos momentos
compartidos en lugares inolvidables.
Desearía volver a tenerte a mi lado para cumplir la utopía
de darte un beso.
Necesito escuchar tu voz.
Poder conversar como antes.
La impotencia invade mi alma, al razonar, no sucederá nunca.
No estoy dispuesta a asumir tu ausencia injusta.
¿A quién reclamarle?
Convivo con una situación difícil.
Imposible erradicar el dolor de no tenerte como antes.
Para la fecha seleccioné un poema de un grande de las
letras, relacionado con los ciervos.
“Serenata
Autor: Esteban Echeverría
Al bien que idolatro busco
desvelado noche y día,
y la esperanza me lleva
tras su imagen fugitiva,
prometiéndome, engañosa
felicidades y dichas:
ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla
las amorosas endechas
lo que mi guitarra suspira.
Sobre el universo en calma
Reina, la noche sombría,
y las estrellas flamantes
en el firmamento brillan:
todo reposa en la tierra
sólo vela el alma mía.
Ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla,
las amorosas endechas
que mi guitarra suspira.
Como el ciervo enamorado
busca la cierva querida,
que de sus halagos huye
despiadada, y
esquiva;
así yo corro afanoso
en pos del bien de mi vida.
Ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla,
las amorosas endechas.
El contento me robaste
con tu encantadora vista,
y sin quererlo te hiciste
de un inocente homicida:
devuélvele la paz al menos
con tu halagüeña sonrisa.
Ángel tutelar que guardas
su feliz sueño, decidla,
las amorosas endechas
que mi guitarra suspira.”
No encuentro grafemas originales para decirte cuanto te amo
y extraño.
Sentimientos imposibles de dominar cuando falta tan poco
tiempo para que se cumplan siete años de la peor tragedia que llamó a nuestra
puerta.
Ni en el sueño más loco pensé, la muerte te arrancaría de mi
lado, dejándome dolorida y desolada.
El destino es arbitrario, a diario se conocen sucesos donde
las madres abandonan a sus hijos, dejándolos a la intemperie.
¿Por qué el destino le da hijos a quien no lo merece?
No comprendo esos casos, de mujeres bendecidas con la
llegada de un hijo para luego desprenderse del bebé como si se tratara de un
estorbo.
¿Quién vela por esos pequeños inocentes?
¿Cuál es el papel del dios del tiempo en estos casos?
¿Cronos, estoy dispuesta a escuchar tus argumentos?
Seguramente su respuesta será como siempre el silencio que
aturde.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Necesito abrazarte y acariciarte como antes.
¿Por qué estoy privada de hacerlo?
¿Cuál fue mi error?
¿Por qué sigo cautiva en la tierra?
¿No toman en cuenta mis sentimientos?
Tesoro te extraño.
Pido me ayudes a llegar vos prontamente, mientras tanto, te
busco entre las estrellas.
Hijo de mi vida como es habitual en estas conexiones, que
acercan nuestras almas, he de pedirte siempre, por favor nunca olvides cuanto
te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=_QFmd0_w2ss
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