Sunday, July 03, 2022

EN LA PLAYA



Buenos días precioso hijo querido.

Te saludo en una mañana soleada y fría.

Mis pensamientos se anclaron en épocas lejanas, cuando juntos caminábamos  a  orillas del mar.

Al amanecer había llovido.

Dormías plácidamente, en  tu dormitorio, mientras yo, pensaba qué actividades desarrollar, en un medio tan afín a tu personalidad.

Luego del desayuno comenzó a  salir tímidamente el sol.

No llegó solo, trajo junto a él un,  Arcoiris que le otorgaba a la playa un aspecto espectacular.

Atento como casi siempre. Poseidón, dejo sobre la arena un caracol de mar.

De dimensiones

generosas, llamó nuestra atención, el caparazón de color ocre contrastaba con la palidez de la arena.

Ese día lo colocamos en mi bolso y nos dedicamos a buscar otros, que luego usaríamos en los canteros del jardín de la casa que te viera nacer.

Esas pequeñas joyas que eligen morir a la orilla del océano son muy buscadas por los turistas.

El cielo comenzó  a despejarse dejando a la vista la aparición de un fascinante arcoiris, en el que se podía apreciar los siete colores que porta.

Espectáculo  majestuoso al que tomaste varias fotos, desde distintos

ángulos.

Hoy la encontré  y decidí colocarla en esta conexión que tanto nos acerca.

Desearía tener la potestad de anclar el tiempo en esas temporadas maravillosas donde mostrabas tus dotes de experto nadador, mientras te esperaba debajo de una sombrilla, sentada en una reposera.

La tuya esperaba salieras del agua con el propósito de acompañar nuestras aventuras en cada viaje.

Cualquier tema lo abordabas con pasión, sin pensar que el futuro tenía preparada para los dos una jugada siniestra, al  arrancarte de mi lado sin pedir permiso, de manera prematura.

Los recuerdos son los que me sostienen cuando estoy a punto de caer en la profundidad de los abismos ancestrales.

Momentos únicos donde en mi realidad aparecen atisbos de paz

La existencia sin tu presencia carece de sentido.

Todo es diferente sin tenerte a mi lado, cuando podía darte u beso en el momento que lo deseara.

No es natural vivir de recuerdos cuando podríamos estar juntos, sin pedir permiso para abrazarte, acariciarte, sentir la calidez de tu mano asida a la mía, todo eso profundiza el dolor de la ausencia.

¿Cuándo aparecerás en mis sueños?

Quiero vete con la edad que tendrías hoy.

Te imagino cumpliendo cada uno de tus proyectos.

No solo los productivos sino los solidarios.

Amigo fiel

¿Por qué tu caudal de humanidad era tan inmenso?

Comparándolos con el de otros terrenales que en algún momento estuvieron cerca fingiendo sentimientos que las actitudes derribaron.

Sé ese sujeto incalificable ha colocado en el perfil de su teléfono una imagen retocada, en la que no solo se lo nota pálido sino calvo, tal cual estuviera afectado por una enfermedad terminal.

Una falta de respeto hacia quienes sufren la enfermedad y el padecimiento que trae la misma.

Siento tranquilidad al haberlo pasado al terreno de la no existencia.

Llama la atención que siendo grande su familia no rechace esa actitud que más que graciosa es bochornosa.

Debería pensar en su descendiente y no dar malos ejemplos.

Sé no es posible exigir, conciencia a quien tiene por costumbre utilizar a todos, prometer ante un moribundo algo que después descartaría.

Eso solo tiene un nombre, discapacidad sensorial, en este caso incurable.

Para el día de hoy seleccioné letras de autor, referidas al objeto de este contacto.

La dejo aquí, solando poder compartirla con el amigo más fiel que jamás conocí.


 

“DESDE UN CARACOL

Autor: Gabriel García Márquez

 

Yo he visto el mar. Pero no era

 

el mar retórico con mástiles

 

y marineros amarrados

 

a una leyenda de cantares.

 

Ni el verde mar cosmopolita

 

-mar de Babel- de las ciudades,

 

que nunca tuvo unas ventanas

 

para el lucero de la tarde.

 

Ni el mar de Ulises que tenía

 

siete sirenas musicales cual siete islas rodeadas

 

de música por todas partes.

 

Ni el mar inútil que regresa

 

con una carga de paisajes

 

para que siempre sea octubre

 

en el sueño de los alcatraces.

 

Ni el mar bohemio con un puerto

 

y un marinero delirante

 

que perdiera su corazón

 

en una partida de naipes.

 

Ni el mar que rompe contra el

muelle

 

una canción irremediable

 

que llega al pecho de los días

 

sin emoción, como un tatuaje.

Ni el mar puntual que siempre tiene

un puerto para cada viaje

 

donde el amor se vuelve vida

 

como en el vientre de una madre.

 

Que era mi mar el mar eterno,

 

mar de la infancia, inolvidable,

 

suspendido de nuestro sueño

 

como una Paloma en el aire.

 

Era el mar de la geografía,

 

de los pequeños estudiantes,

 

que aprendíamos a navegar

 

en los mapas elementales.

 

En el mar de los caracoles,

 

mar prisionero, mar distante,

 

que llevábamos en el bolsillo

como un juguete a todas partes.

 

El mar azul que nos miraba,

 

cuando era nuestra edad tan frágil

 

que se doblaba bajo el

 

peso de los castillos en el aire.

 

Y era el mar del primer amor

 

en unos ojos otoñales.

Un día quise ver el mar

 

-mar de la infancia- y ya era tarde.”

 

Hijo querido, te amo y extraño cada día más.

No se soporta seguir con el dolor que produjo tu partida temprana.

Mi lugar está junto a vos, por ello quiero tu ayuda para llegar a una estrella cercana a la tuya.

¿Entre ellas está tu hábitat?

Como es habitual en estos enlaces he de pedirte en cada enlace, mi solicitud de siempre. Querido mío, el ser de luz más transparente que conocí, rugo,  por favor, nunca olvides cuanto te quiere,

Mamá.

 

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=YNHfaFN_UG8

 





 

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