Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana extremadamente fría y ventosa.
Eolo por la tarde soplará con energía inusual.
Situación que me llevó a recordar a las personas que viven
en la zona del Delta de Río Paraná.
A tu lado observamos un atardecer cuando el Astro Rey
comienza a despedirse para darle paso a las primeras sombras nocturnas.
Quienes trabajan en tierra firme, amarran sus botes en la
entrada de sus viviendas.
Todas están construidas sobre encofrados de madera y la
propiedad en la planta alta con el propósito de no verse pejudicados por las
crecientes del caudaloso espejo de agua, denominado el río más ancho del mundo.
Llamó nuestra atención un bote de madera con remos, amarrado
entre juncos, donde los sauces
inclinados, parecían demostrar su tristeza en medio de la soledad, dado que las
viviendas están separadas entre ellas.
Nunca hubiéramos elegido un lugar así para pasar un fin de
semana.
Si bien el Delta
posee una belleza especial, nos causaba impresión, ver los esqueletos de
madera donde estaban apoyadas las propiedades.
Muchos propietarios dedican
su tiempo a la pesca de ejemplares que se encuentran en el río, donde
está prohibido nadar por la profundidad
de las aguas y el pasaje continuo de las lanchas de pasajeros, las que llevan a
los niños a la escuela y las llamadas almacén
encargadas de acercar provisiones a quienes viven allí.
Las imágenes son visualmente hermosas.
Pocos lugares en el orbe tienen Deltas semejantes a los del
Río Paraná.
A vos te gustaba cualquier curso de agua, solo que allí los
barcos de Prefectura alejan a quienes incursionan en esos espacios, tan
peligrosos para los seres terrenales y humanos.
La naturaleza les concedió toda la belleza que puedan
imaginarse.
Una de las fotos que tomaste es la que antecede a este
contacto que pretende acercarnos más, de ser ello posible ya que tu alma está
sostenida por las hilachas de la mía, que sigue soñando con la probabilidad de
darte un beso.
En pocas ocasiones encontramos enclaves tan maravillosos.
Para hoy elegí letras de auto para compartir con vos, mi
único sol.
“EL BOTE VIEJO
Autor: José María Eguren
Bajo brillante niebla,
de saladas actinias cubierto,
amaneció en la playa,
un bote viejo.
Con arena, se mira
la banda de sus bateleros,
y en la quilla verdosos
calafateos.
Bote triste, yacente,
por los moluscos horadado;
han venido de ignotos
muelles amargos.
Apareció en la bruma
y en la armonía de la aurora;
trajo de los rompientes
doradas conchas.
A sus bancos remeros,
a sus amarillentas sogas,
viene los cormoranes
y las gaviotas.
Los pintorescos niños,
cuando dormita la marea
lo llenan de cordajes
y de banderas.
Los novios, en la tarde,
en su alta quilla se recuestan;
y a los vientos marinos,
de amor se besan.
Mas el bote ruinoso
de las arenas del estuario,
ansía los distantes
muelles dorados.
Y en la profunda noche,
en fino tumbo abrillantado,
partió el bote muriente
a los botes lejanos.”
Hijo querido
¿Cuándo aparecerás en
mis sueños?
Necesito verte y así poder retomar, los recuerdos del ayer,
tan distante.
La realidad me dice no puedo abrazarte ni acariciarte, como
era nuestra costumbre cuando estabas aquí.
Preciso me expliques cómo hice para sobrevivir a la peor
tragedia a la que es sometida una mujer, cuando debe despedir al hijo amado
quien supo ser el confidente y amigo más fiel con el que puede soñar una mamá
con la llegada de su hijo tan anhelado.
Es probable que por tus virtudes, tu forma de ser, hayas
elegido para ocupar una estrella del firmamento.
Vanos son los intentos de buscarte entre ellas.
Con impotencia ignoro en cuál estás.
Esa situación es la
que me lleva a pedirte ayuda para comenzar mi ascenso hasta llegar a tu
hábitat.
No se trata de invadir tus espacios, sino de tener mi morada
cercana a la tuya para poder verte cuando ambos necesitemos compañía o mirarnos
entre el fulgor de aquellas.
Muchas veces expresé:
“Sos mi vida”.
Una parte de la mía se fue con vos, para ser exacta la mitad.
No es mi deseo continuar en territorio hostil.
He sido castigada de la peor manera, cuando la muerte sin
pedir permiso te arrancó de mi lado.
¿No se dio cuenta, era yo quien debía antecederte en el
camino?
¿Por qué no tuvimos la posibilidad de irnos juntos?
Errática y sin ganas, sigo en la tierra donde no soporto un
minuto más.
Cada una de las conclusiones que compartimos,
inexorablemente se van cumpliendo.
¿Hasta cuándo?
Tesoro de mi existencia, te amo y extraño con idéntica
intensidad. Soy como el río caudaloso que solo quiere converger en la
desembocadura, teniendo la certeza que
allí te encontraré.
Hijo de mi vida, durante el tiempo que podamos establecer
estos contactos tan maravillosos como ansiados, he de repetir mi solicitud, por
favor, hijito lindo, nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=U3ASj1L6_sY
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