Buenos días hijo querido.
Te saludo en una mañana invernal aunque soleada.
Ayer estuve
recordando, un lugar donde fuimos a pasar el día a doscientos kilómetros de
nuestra casa antigua.
Nos habían hablado de un restó nunca antes visto.
Se trata de un convento a orillas de un lago.
El predio fue vendido a un particular, quien decidió
conservar la forma edilicia con su mobiliario en perfecto estado de
conservación.
El predio es enorme,
rodeado de flores y plantas.
El ingreso se realiza por la cúpula de tejuelas negras.
Para el comedor se ha utilizado, previamente refaccionado el
ala derecha del convento.
Se han conservado las
mesas largas que utilizaban los
seminaristas para sus ingestas.
El amplio comedor tiene como fuentes de iluminación antiguos
candelabros.
Las ventanas están compuestas por arcos en lugar de
cristales, lucen coloridos vitreax con motivos religiosos.
La vista al parque, en primavera es una belleza por el
cuidado y los árboles de distintas especies que dan sus primeras flores, como
si estuvieran acariciando el antiguo convento del lago.
Un lugar para descansar y recorrer toda la propiedad que
ocupa varias hectáreas, contando con su propia huerta.
El resto de los alimentos llega a través de lanchas.
Es el único momento que el espejo de agua cuenta con oleaje.
En el fondo del parque hay una pequeña capilla, que muchos
eligen para casamientos o bautismos.
Un lugar de ensueño, poco publicitado.
Quienes los visitamos nos enteramos de su existencia a
través de los comentarios de amigos o conocidos que por allí han pasado,
sorprendidos por los cambios favorables a los que se ha sometido el convento.
Las celdas donde estudiaban
los aspirantes a sacerdotes no han sido modificadas, allí pasaban varias
horas del día estudiando.
Un verdadero paseo turístico para pasar un día diferente, en
un enclave que conserva enigmas del pasado.
Hoy quise traerlo a esta conexión para que pudiéramos evocar
el pasado, cada vez más lejano.
También acerco un poema de autor relacionado con esos
espacios, donde el alma encuentra paz.
Lo dejo para compartir con vos, esperando sea de tu agrado.
“Friso místico
Autor:
Andrés Héctor Lerena Acevedo
Por el camino blanco marchan contritos
los monjes centenarios de la abadía,
meditando breviarios...
Al irse el día,
por el camino blanco marchan contritos
en larga caravana, trágica y pía.
Barbas pontificales, barbas de plata,
idealizan, sus férvidos rostros sagrados,
y, empuñando los mangos de sus cayados
que a la luz del crepúsculo florecen plata
como sombras que fueren marchan callados.
Venerables ascetas, austero rito,
practican en las horas santas del día.
Con los dorsos curvados hacia la vía
sus almas se remontan a lo Infinito
en un éxtasis mudo de eucaristía.
A lo lejos la torre del monasterio
comenta en lengua de oro sacros escritos,
mientras los viejos monjes marchan contritos
con su andar de fatiga, paz y misterio
que evoca, en el poniente, bíblicos mitos.
Muere el día. En el friso del horizonte
lucen las barbas cándidas como alabastros.
Y, al escalar los santos el arduo monte
en el altar supremo del horizonte
como si fueran cirios prenden los astros.”
Tesoro de mi alma, te amo tanto como te extraño.
Necesito aparezcas en mis sueños para cristalizar la utopía
de darte un beso.
Estar a tu lado sería el momento confortable.
Ello me brindaría la posibilidad de abrazarte y acariciarte.
Conversar a través de las miradas con el lenguaje del amor
maternal, sumergiéndome en la profundidad de tu bella mirada.
Hijo lindo, conocés mi necesidad de dejar para siempre suelo terreno.
No ha sido exitosa mi búsqueda entre las estrellas.
Tengo mucho para contarte, sobre todo deseo compartir esta
soledad que enferma el alma.
Todas las madres deseamos fervientemente, estar al lado de
nuestros hijos.
No soy la excepción.
Nunca pensé estarías ausente.
Son casi siete años en los que no he hallado el consuelo
para morigerar el dolor de la pérdida, menos pensada
Intuyo estás solo.
Mi deber es acompañarte.
¿Por qué no me dejan cumplir esa obligación innata?
¿Por qué te eligieron en el momento de arrancarte de mi
lado?
Nada puede suplir semejante pérdida.
No es fácil el camino de una mujer a quien le arrebataron su
esencia.
Quisiera tuvieras una mamá alegre.
Apenas el ictus de una sonrisa se dibuja en mi rostro ante
un episodio donde otros ríen con el corazón pleno de alegría.
La tragedia convirtió en hilachas mi alma desolada.
Quiero quererte teniéndote presente.
Tampoco es posible.
Hijo de mi vida, en estos contactos que nos mantienen unidos
y creo nos acercan aún más, he de reiterar mi pedido.
Por favor hijo nunca olvides cuanto te quiere.
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=uTlPPqPodiA
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