Thursday, April 02, 2020

EN EL CIELO, TE BUSCARÉ



Buenos días alma mía.
Mañana otoñal.
Cuando se atraviesa tanto tiempo en aislamiento sanitario, para cuidarnos y extenderlo, a nuestros semejantes, se pierde la noción del tiempo.
Cuando tu hermano del alma me pregunta como estoy pasando la cuarentena,
respondo que estoy en ese estado desde tu ausencia incomprensible.
Nada conforma cuando miro a mi alrededor, no te encuentro.
Anoche transportada por la imaginación viajé al cielo.
Tenía necesidad de darte un beso.
Abrazarte.
Acariciarte como lo hace cualquier mamá en la tierra.
El universo es enorme.
Atentas me recibieron estrellas y constelaciones.
Jamás hubiera imaginado eran tantas.
Desde suelo terrenal en noches diáfanas pueden apreciarse muchas.
Las mismas se multiplican si nos alejamos de las ciudades.
Allí tomamos real conciencia del mal que a diario le hacemos a la tierra con la polución ambiental.
Ahora que las chimeneas de las fábricas, temporalmente, no emana ese humo que sin darnos cuenta se eleva hasta capas altas de la atmósfera, vistiendo de opacidad el firmamento.
Por el Cosmos caminaba sin rumbo cierto.
Parecido a lo que hago en la tierra.
No tengo mi brújula adorada señalándome, el norte.
Allí arriba sucede lo mismo cuando no tenemos una hoja de ruta.
Mi alma sabía solamente quería estar unida con la tuya.
Lejanos los planetas orbitaban alrededor de la tierra.
No estaban cercanos.
Seguí dando pasos.
Cuando mis pasos comenzaron a mostrar inseguridad debido al cansancio una estrella piadosa me ofreció uno de sus ángulos para que descansara.
Desde donde habitualmente moramos terrenales y humanos, parecen pequeñas.
Es por la distancia.
A medida que nos alejamos se minimiza el tamaño de los cuerpos celestes.
No ocurre lo mismo con el amor inconmensurable de las madres que tienen la tragedia de poseer un hijo muerto.
No quiero imaginarte en ese estado letal.
En el universo el tiempo no se mide con relojes.
Ignoro cuanto estuve caminando.
Lo hacía despacio con el propósito de visualizarte.
Sentía estaba lejos del punto de partida.
Imposible precisar exactamente donde.
No estabas en ninguna parte.
Una voz con sonoridad indescriptible por su belleza, pidió me instruyeran para que volviera a mi lugar.
Por el momento no debería estar allí.
También supe no recibían visitas de ninguna índole para ver a quienes allí habitaban desde que la muerte los había elegido.
De ninguna manera podía sentirme vencida.
Pertenezco a la clase de humanos, que jamás sienten han sido derrotados.
Solo tuvo ocurrencia en el momento de tu partida.
A partir de ese cruel instante comencé a recibir tu energía.
Mi existencia dio un giro impresionante.
La vida me había roto en mil pedazos el alma.
Con tu cama característica, me enseñaste a resolver los pequeños inconvenientes que se presentan de manera cotidiana.
Fuiste el artífice de cada uno de mis logros.
Cuando me sentía vencida por el dolor y la angustia de la tragedia, pedías recordara tu famoso axioma “No es grave ma” o el otro “Nada dura para siempre”.
Esas palabras se convirtieron junto a tu amor, en mis muletas.
En pilares donde apoyarme a medida que me derrumbaba,
Como si fuera un papel con mis manos abrí el cielo nuboso.
Amenazaba una tormenta de esas que no se olvidan.
Estaba en tu otro hábitat.
El mar oscuro.
Incrédula observaba tu figura sobre la arena.
Quería bajar rápidamente,
Al fin mis utopías mutarían a realidad tangible.
Desesperadamente tus brazos se agitaban.
Pedías me detuviera.
Se me ocurrió mirar el mar.
Medir la distancia.
Esta lejos de la playa por ende podría ahogarme pues no sé nadar.
Mis lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro desencajado por la tristeza.
Debía bajar del cielo.
¿Cómo lo haría?
Susurrándome al oído, primero me pediste dejara de llorar.
Intentara relajarme para que pudiera comprender tus indicaciones.
Permanecías en la playa.
Seguí cada señal de tus brazos.
¡Otra vez un éxito de tu parte!
Al mirar hacia abajo estaba sobre la arena.
Ordenaste siguiera desgarrando ese papel en que se había convertido el cielo y sus celajes casi negros.
Las entelequias desaparecerían.
Podría cumplir una de mis ilusiones.
En un segundo pediste me fijara bien donde apoyaría los pies desnudos.
Al levantar la vista de la arena habías desaparecido.
Lloré amargamente lágrimas que ni siquiera podrían secar los jirones de mi alma.
¿Por qué otra vez la soledad maldita?
¿Por qué teniéndote tan cerca no pude cristalizar uno solo de mis anhelos?
¿A qué juega el destino?
¿Cuál es la causa de su risa sarcástica?
Si me lo dijera tal vez podríamos reñir juntos.
¿En que sitio nacen las salvajadas a las que soy sometida?
¿Cuáles son las causas o argumentos por las que estoy siendo juzgada?
¿Hasta cuando piensan mantenerme, en este odioso cautiverio?
Hijo mío, ¿Por que no te quedaste un instante más?
Necesito estar a tu lado para decirte de mi amor por vos.
No quiero seguir esperando.
Regresaré para quedarme eternamente.
Por favor, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=w1QcApoE-vc

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