LETRAS MUERTAS

Buenos días alma mía.
En el caluroso atardecer, de ayer llamé desesperada a tu prima pidiéndole ayuda.
Mi familia chiquita tiene la paciencis de los elegidos.
Con tu prima fuimos a un consultorio.
Volvió el alma a mi cuerpo cuando la médica que me atendió diagnosticó solo estrés.
Es difícil estar encerrado sin tener la posibilidad de ver caer de un árbol las hojas de otoño.
En poco más de un mes, veremos los árboles que antes lucían un verde follaje, pasarán a estar desnudos.
Sin ropas de hojas como los muertos que se van a otros planos de lamisca forma qye arribaron al mundi,
Sin nada.
Solo se llevan el amor de quienes los aman de verdad.
¿De algo sirve?
No lo sé.
Nadie responde quebrando el silencio que no queremos escuchar, aún cuando sabemos que está allí, acompañándonos.
Sobre la mesa del comedor dejé un block de hojas para escribir, no solo letras muertas sino aquellas que te hicieran sentir, permanecés en el corazón de tu mamá.
Había apoyado sobre las hojas de papel una de las tantas lapiceras de colección que ya no es un hobby para mí.
Atendí una llamada equivocada.
Por suerte fue de ese carácter.
No me quitaría tiempo para escribirte.
Al volver al escritorio, encontré una flor apoyada sobre los papeles que solo contenían el principio del mensaje.
La lapicera cruzada sobre aquellos.
Instancia que me llevaría a recordar una travesura tuya.
Estabas manipulando una de mis lapiceras de colección .
Te pregunté qué hacías.
Con esa sonrisa preciosa y los ojos más grandes que nunca, respondiste “Mami mirá que bien me sale tu firma”
Te pedí que no lo hicieras nunca pues eso configuraba un delito más allá del afecto existente entre un hijo y su mnmá
Buscaste una bolsa de residuos para poner en ellas cantidades de papel y hojas de periódicos, firmadas en los márgenes.
A los pocos días te pedí la devolución de la lapicera, alegremente contestaste, al no encontrarla, “Seguramente fue junto a los papeles que tiré”
Quería retarte.
No pude ante tu confesión tan alegre como infantil.
Eras un niño.
Poco te importaba el valor de una estilográfica-
Un día, con todo el candor de la niñez, preguntaste ¿Escriben distinto mamá?
Reímos juntos.
A esa edad no conocías el valor que otorgábamos los coleccionistas a determinados aerículos.
Prometiste
reponerla cuando trabajaras.
El destino con su crueldad aviesa impidió concretaras cada proyecto.
Quiero escribirte una carta manuscrita para vos.
En cada grafema notarás el amor que te tengo.
Decirte cuanto te extraño.
;i realidad sin vos es una insensatez.
Preguntarte ¿Qué hago en un lugar desventurado?
¿No han entendido que nada tengo que hacer acá?
¿No entienden o me ignoran?
Es diferente.
He de optar por la segunda definición.
¿Qué hice para que me devolvieran la vida de mi hijo en muerte irreversible?
¿Pueden llegar a comprender en la invalidez de cada argumento que expongan?
La vida de mi hijo no regresar
a.
No sé si alguna vez podré encontrarlo.
No creo en mitos ni leyendas.
La muerte es el final coocidos por los mortales.
¿Podrían agregar algo sin mentiras solapadas?
Es demasiado extensa la condena.
¿Expliquen en que me equivoqué.
Quien cala otorgan.
¿Qué dan Ustedes miserabiliad?
Desisto escribirte hijito amado.
Arrojo la carta iniciada en el cesto de los papeles.
No he sido yo quien inició el fuego.
El ulular de las sirenas quiebra los sonidos del silencio.
No es nadie del cuerpo de bomberos quien me rescata de la pira encendida.
Te puedo reconocer.
Levanto una mano para acarociar tu rostro amado.
Con delicadeza, la cruzás sobre mi pecho, musitando “No es tu hora mamá querida”
¿Cuándo será?
A ello no respondés?
Puedo leer la respuesta en tus ojos llenos de lágrimas.
No sufras hijo querido.
De alguna manera llegaré a vos.
Por favor chiquito nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=LrCHJJ5E4lk