Wednesday, April 08, 2020

UN ESPACIO SAGRADO



Buenos días alma mía.
Quiero compartir un sueño o un pensamiento que se parecía a uno de ellos.
Siempre estoy en tu búsqueda.
Jamás he de abandonarla dado que necesito sepas de alguna forma cuanto te quiero.
Como pocos conoces mis gustos.
Uno de ellos son las edificaciones que terminan en cúpulas.
Siempre tengo presente la Basílica o Mezquita de Santa Sofía ubicada en Estambul.
Ignoro a que se debe la atracción infinita que tengo por todos los paisajes de Turquía.
En principio el Mar Bósforo poseedor de aguas celestes totalmente distintas a otros.
Un tono celeste totalmente diferente a los otros mares que he conocido.
A vos seguramente te atraería el puente ultra moderno que une el territorio entre dos continentes, Europa y Asia.
En mi mente está la mezquita enorme que es sede del rabino de Constantinopla.
Recorrerla lleva varias horas si se desea viajar en el tiempo.
Los techos abovedados resultan más que atractivos.
Las doce arañas que penden del mismo son obra de orfebres.
Miles de metros de alfombras que pesan toneladas, cubren los pisos de la mezquita.
Edificio que albergara a los generales turcos, cuando Grecia se apoderó de territorio turco, recuperado en la sangrienta guerra de Los Balcanes en el siglo XIX.
No es mi intención establecer un enlace histórico, sino contarte de una experiencia ocurrida en el interior de la basílica un atardecer de primavera.
Todas y cada una de las pinturas que reflejan paisajes bíblicos, ejercen sobre el visitante atracción y emociones indescriptibles.
La mayoría de los turistas
de todo el mundo se retira cuando el sol comienza a filtrarse por los vitreaux de los ventanales.
Los guardias de seguridad que recorren ese espacio sagrado, no solo para los musulmanes sino para todos aquellos que admiran la belleza, sin establecer diferencias, no advirtieron mi presencia.
Estaba sola frente a una pintura donde un ángel con rasgos de mujer, ubicado a la izquierda de la entrada, parecía esperar a todos con las alas desplegadas.
Sentí escalofríos al divisar casi como una sombra en esa obra de arte un ángel casi imperceptible.
Es posible que haya sido una ilusión óptica considerando el tiempo de tu ausencia.
En el momento del recorrido estaba despierta.
Escuchaba a los guías, expresarse en idioma, turco, inglés y francés.
Quienes me conocen saben que lo entiendo perfectamente, aún cuando no lo ejercite hablando.
Reitero no sé si fue una visión nacida en los ojos del alma.
El ángel al que he aludido, más allá de mis creencias o vacilaciones, tenía tu rostro.
La mirada no era vivaz como siempre sino más parecida a los últimos días que pasamos juntos.
Días y noches complicados.
Tus ojos comenzaron a perder luminosidad el día que nos internamos.
Nunca imaginé saldría en soledad absoluta, arrastrándola mochila de la tristeza que aumenta día a día.
Al principio sentí estupor, jamás negación como afirman los neutro científicos que han desdoblado el duelo en varias etapas.
¿Cómo iba a negar estabas muerto?
Puedo ser insistente, nunca necia ante el cuerpo sin vida del ser que más amo en la vida.
Cuando te observaba tan pálido, con la mirada ausente, mis musas me ayudaban a inventar mil historias a sabiendas que ninguna de ellas se consumaría.
Quince días donde aprendí a ser fuerte.
Dominar las lágrimas para que te llevaras quien sabe adónde la imagen de una sonrisa, mientras mi alma se desgarraba.
Asida a tu mano quería transferirte vida.
De a poco tu realidad se extinguía como la llama de las velas luego de llorar lágrimas de cera.
¿Pensé la situación podría revertirse?
Si y no.
La afirmación es el deseo de la madre impotente al ver que su hijo se está yendo a caminos donde no me dejarían acompañarte.
No una madrigada, cuando estábamos en la primera institución sanitaria, donde te sacaron todos los soportes que te mantenían sujetos a la vida.
Mientras caminaba por el pasillo vi tu rostro macilento.
A partir de allí solo me separaría segundos para reclamar por todo lo que te habían quitado.
Como el viento entré a la sala de enfermeros, serían las cinco de la mañana, para preguntara quien estaba de guardia por qué te habían dejad solo suero para hidratarte.
El enfermero no sabía como contenerme.
Solicito esperara hasta las nueve que llegaban los médicos.
Le pregunté si había perdido la razón.
Con ese cariño que solo saben derramar quienes se encuentran en el límite de la vida y la muerte, me dijo con voz casi inaudible, “Sufijo está delicado, por favor no me comprometa no puedo decirle nada más”
Le pedí no subestimara mi intelecto, no era tonta y conocía que trabajaba con la historia clínica.
Me fui a tu lado.
No sé con quien se comunicó el enfermero, media hora después tenías nuevamente todos los soportes colocados.
¿Habré sido egoísta al intentar mantenerte a mi lado?
¿Será por esa actitud desesperada que no me dejan partir hacia ese sitio enigmático donde supongo estás?
Esa misma noche comenzaría el traslado hacia otra institución médica.
Era una fecha especial.
Tan importante que quien hoy tampoco está en el mundo terreno me dijo pedile a él, lo proteja.
No pudo ser.
En el nuevo sanatorio te sentiste contento al encender el plasma y ver a tus amados muñecos amarillos, serie que nunca entendí por qué te mantenía atrapado durante horas.
Anoche que hablé con uno de tus hermanos de la vida, me decía que conocías los diálogos de cada capítulo.
Verte sonreír un instante para mí significaban minutos de sosiego aún cuando sabíamos que la muerte te llevaría en cualquier momento.
¿Sabés que me gustaría hacer si nos encontramos en el universo?
Viajar a Estambul para ver la mezquita de Santa Sofía.
Comprobar si ese ángel con facciones de mujer tiene bajo sus alas protectoras tu cara con la mirada más triste del mundo.
Tenemos mucho para conversar.
De otras ausencias, no solo las que impuso la muerte sino circunstancias de la vida.
¿Has visto mis avances tecnológicos?
Tenía que escanear un documento para adjuntarlo a un correo, no es algo que me atraiga como estos contactos, pero lo hice en pocos minutos.
Es como vos decías “Mi mamá sabe más de lo que aparenta respecto a la redes”
Fuiste mi gran maestro, ahora continua tu prima.
En mi mente he guardado el edificio completo de la mezquita.
Cuando quieras podés venir a visitarme.
Extraño no aparezcas en mis sueños.
Te veo sano, vital, como antes.
Es cierto cuando despierto lo hago acongojada,
Es muy difícil para una madre atravesar la ausencia de su hijo amado.
No pregunto más fechas,
Sucederá cuando deba ser.
Estoy preparada para partir ahora.
Te amo más allá de aquello que se puede comprender a nivel humano.
Intentona llorar para que no entristezcas.
A veces lo logro.
La mayoría de solo pronunciar tu nombre, las lágrimas comienzan a rodar.
Días pasados me preguntaban como estaba pasando el aislamiento obligatorio, respondí como siempre.
Vivo aislada desde la muerte de mi hijo.
Te amo tesoro de mis días, por ello siempre te pido no olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=K1SUS2gsD1I

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