Buenos días alma adorada.
Nadie por más escollos que obstaculicen el destino, podrá impedir te escriba.
Nadie por más poderoso que se crea ni conocedor de las redes podrá interferir en nuestros enlaces.
¡Necios que impiden la escritura, no saben el dolor que implica la pérdida de un hijo!
No les deseo absolutamente nada.
Ocurre siempre cuando paso a ciertos terrenales al espacio de la no existencia.
Sucede.
La razón no la conozco.
Simplemente sucede.
No existieron jamás en el transcurso de nuestras vidas.
No sé si serán eternas.
Hay demasiadas vacilaciones en mi existencia.
¿Por qué?
No tengo a nadie me ayude a dilucidarlas.
A tu lado no existirían los dilemas.
Serían resueltos en el mismo tiempo que dura un suspiro.
¿Para qué suspirar cuando se quiere comenzar a transitar, ese camino que me llevará a las puertas del cielo?
¿Existirá o solo es una pobreza de los poetas que quieren las entelequias se transformen en realidad tangible?
¿Sabés chiquito mío?
Cada día que pasa sieto la soledad apuñala.
Lamentablemente la cuchilla no está demasiado afilada o aquella comente errores con su objetivo.
Nunca antes había visto tanta miserabilidad a mi alrededor.
Tu muerte temprana develó todos los misterios.
Lo habías anticipado aquella tarde helada del mes de julio.
Te faltaba un mes para irte para siempre de mi lado.
Aparentabas buscar un libro en la biblioteca.
Mi intuición de madre, supe que allí no encontrarías nada de tu gusto.
Aparentaba leer un libro.
Por fin te decidiste a realizar la pregunta que esperaba pero en mis contradicciones quería no llegara nunca.
Mirándome como siempre lo hacías, en esta ocasión sabiendo que faltaban pocos días para tu muerte, preguntaste sin demasiados prolegómenos, tal cual era tu estilo ¿Qué harías si no me tuvieras?
Mi respuesta nació en el corazón casi seco de turbulencias, se acercaba la peor para atravesar, te respondí “Moriría detrás tuyo”
El abrazo fue interminable.
No hacían falta las palabras.
Conocías tu final pese a que tu madre trataba de impedirlo.
Fue una lucha desigual.
Debía enfrentarme a un ente desconocido y hambriento.
Tánatos, no tenía sentimientos.
Te había elegido como presa sin importar demasiado a quien dejaría el dolor de las ausencias.
Tengo la conciencia tranquila.
Como corresponde estuvimos internados los dos juntos.
A vos te tratarían enfermedades del organismo.
Para mi nada.
No existían los especialistas ni cirujanos que pudieran revertir los dolores de mi alma.
Cada día sosteniendo tu mano, habiendo perdido la la orientación de tiempo y espacio, pedía, a ese ser superior en que muchos creen, despertaras con vida.
Despertar es una utopía.
Ignoraba si con el correr de las horas estarías con vida.
Por ello no dormía.
Siempre aferrada a tu mano trataba de revertir el proceso más doloroso e inesperado que nos tocó vivir.
Hacia el final tu voz era casi inaudible.
Solo quien escribe podía entenderte.
Mi amor, lo sabías.
Después el espanto.
Tu corazón dejó de latir en milésimas de segundos.
Estabas muerto.
¿Qué hacer?
Aferrarme a tu cuerpo que por esas cosas del destino tomó el color de un bebé recién nacido.
¿Estabas preparándote para el inicio de vidas en otros planos?
¿Por que no puedo ingresar a ellos?
Encontraría atisbos de paz absoluta si pudiera verte corporizado para darte un beso.
Menos de cuarenta y ocho horas antes de morir, le pediste a tu prima y a tus hermanos de la vida “No dejen sola a mi mamá”
“Cuídenla”
¿Cómo pudiste pensar en mi, si sabías se acercaba la muerte?
¿Tuviste miedo?
¿Por qué impidieron fuera la guía de ese viaje?
¿Morirse un poco cada día no es válido?
¿A quien contarle el dolor que produce tu ausencia?
¿A quien decirle que ante ciertos destratos, prefiero pasar por tonta y no creer soy dueña de verdades absolutas?
¿Quieren saber que soy?
Una mujer que fue bendecida con la llegada de un ser luminoso cima mi hijo,
Me duele sentir soy considerada como u estorbo.
Pagar por una muestra de cariño.
¡No!
La vida no es eso.
Duele callar crueldades por prudencia.
Se siente horrible los otros no te valoren.
Los secretos que me han contado nunca dejarán de serlo.
Odio, detesto que quien te pide ayuda después. se victimice.
“Es rara la especie terrena”
Gracias a mi memoria recuerdo, horas y fechas.
¿Vale la pena diga algo?
No.
Seguirán desparramando indiferencia.
Mientras tanto sigo rogando me lleven a tu lado.
¿Para qué tanto sufrimiento?
No le he quitado la vida a nadie.
Por el contrario me gusta parecerme a vos u dar prioridad a quien lo merece.
Hijo de mi alma, no quiero estar más en la tierra.
Lo sabés como nadie.
Te ruego allanes el camino para que podamos encontrarnos.
No me importa si mi partida es violenta o tranquila.
Quiero irme.
Deseo que quienes me mantienen en cautiverio me liberen.
Mientras tanto teniendo como vista la luna en cuarto creciente y las nubes casi rosadas, nuestras manos intenta unirse, para transmitir utopías que puedan cristalizar prontamente.
Te pido me esperes y recuerdes.
Prometo llegar relajada sin la desesperación de cada día.
Por favor hijo de ni alma, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=sbRcr_rU724
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