ÚLTIMOS DÍAS DE OTOÑO

Buenos días ser de luz.
Una mañana tan fría como nublada.
Es parte de los últimos días de otoños.
En pocos días estará con nosotros el invierno.
En esa temperada, la soledad es amarga como la hiel,
Pesa el hastío como si fuera un muro gigante que se desploma sobre un cuerpo frágil que no atina a correrse, para conservar su integridad.
¿Poseo razones para no quedar bajo los escombros?
Definitivamente no.
He perdido aquello que más amaba en el mundo.
¿Debo dejar en el camino terreno alguna terrible experiencia más?
No creo.
Aquello que más amaba me fue arrebatado con un golpe letal.
Quebraron mis estructuras. Nunca más seré la que fui.
¿Produce vergüenza convertirse en un despojo?
No si l a causa ha sido la muerte de un hijo.
¿Debo esperar de la vida algo más?
No.
Todas las puertas se han cerrado para quien amó a su hijo con sentimiento incondicional.
¿Qué sigo haciendo aquí?
Espero partir por vías naturales.
Las otras las conozco.
Jamás vulneraría la memoria de mi hijo es sagrada.
¿Conserva alguna utilidad?
Si.
Es un argumento para que mi niño querido sepa cuanto lo quiero.
Es muy difícil despertar cada mañana sin su sonrisa.
¿Cuánto tiempo más permaneceré cautiva?
Quiero tener alas.
No importa el color del plumaje,
Al ser alada podría emprender un vuelo eterno para poder besar a mi hijo.
¿Hasta cuando seguirán privándome de esa probabilidad?
¿Ustedes, entes exóticos ¿Conocen el desamparo?
¿Por qué no se sinceran señalando mi error?
¿Les produce gozo la desesperación de una madre que desea morir y no puede pues no desea ensuciar la memoria de su hijo tomando atajos?
¿Saben que ellos existen?
En algún momento estuve tentada de terminar con esta vida opaca.
No lo hice.
El respeto hacia la memoria del ser que más amo en la vida me dijo “No lo hagas mamá”
¡Ilusos!
¿Pensaron que no determinaba nada, por respeto irrestricto hacia ustedes?
Nada de eso.
Al único ser que le debo es a mi hijo.
Es evidente que algo hice mal para que Muerte en una distracción de mi parte se lo llevara con total desfachatez.
¿Por qué nunca me indicaron el error cometido?
¿Sabía que mi hijo es mi realidad y sin el no soy nada?
¿Cuál es la máxima resistencia de capacidad ante el dolor?
¿Conocen el motivo d mis vacilaciones?
¿Hasta cuando podré tolerar no satisfagan mis vacilaciones?
No se trata solo de una.
Preciso darle un beso a mi hijo.
¿No puedo hacerlo?
¿Cuál es la causa?
¿Han advertido que solo adquiero raciocinio en estos contactos?
¿Han visto que soy un alma vagabunda buscando respuestas que nadie está dispuesto a darme pese a que las conocen?
¿Es posible reparar a una mujer rota como laque describe la escritora francesa Simone de Bouvoiar?
¿No se cansan de mis reclamos?
Pareciera que ni.
Elijo un banco de plaza para los últimos días de otoño.
Hace bastante que no pasan a barrer por ello se formo la alfombra de hojas ocres y doradas.
Crujirán bajo mis pisadas cuando decida regresar a mi refugio.
Por ahora no.
Si pudiera decirte al oído cuanto te amo sonreiría otra vez.
Si pudiera decirte de mi soledad seguramente harías todo lo posible para que me sintiera un poco mejor.
Si pudiera darte un beso aletargado, sería una mujer casi feliz.
¿Por qué digo casi?
Me falta tu presencia.
Si pudiera decirte que a diario aburro con mis penas a mi familia choquita, sonreirías como siempre.
Son los únicos que me escuchan.
Prometo no llamarlos y reincido en las comunicaciones.
¿Por qué no me enseñaste a estar sin tu presencia?
Creo tener la respuesta,
Ninguno de los dos pensábamos que la muerte intrusaría nuestras realidades.
Si pudiera decirte que además de darte un beso necesito escucharte decir mamá, lloraría de felicidad.
Si pudiera no contarte del padecimiento que significa para mi estar viva, sé lo comprenderías como nadie.
Su pudiera decirte que por un instante me gustaría estar en el banco de esa plaza observando la lluvia de hojas que vaya a saber por qué han formado una alfombra pronta a crujir ante las pisadas sé las eliminarías una a una.
Si pudiera decirte el tamaño de mi soledad comprenderías por que no quiero ser parte del ejército de terrenales con vida.
Su pudiera decirte cuanto te amo, me sentiría realizada.
Nada de eso puedo hacer.
Nunca dejaré de preguntar ¿Por qué te llevaron cuando tenías miles de sueños para cumplir y compartir?
¿Esos entes en el lugar que ocupa el corazón tienen piedras?
Detesto a todos los que actuan desde las sombras.
No te permiten interactuar.
Poseo demasiados interrogantes esperando respuestas.
Nunca llegarán.
Si pudiera charlar con vos te pediría arbitres todos los medios necesarios para emprender el viaje final.
Si pudiera decirte que tengo royo el corazón sé que recibiría el abrazo perdido en algún lugar del universo.
Si pudiera decirte sin lastimarte que no puedo más lo haría.
Hijito, nada me retiene aquí.
Deseo unir nuestras soledades sin culpas.
Decirte cuanto te amo una vez más y pedirte, nunca olvides cuanto te quiere tu mama.

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