Buenos días
luz de ni vida.
Otra vez la
espesa neblina nos está acompañando.
Se
aproximan jornadas de veinticinco grados.
Nada normal en pleno invierno.
Así fue el
mismo año de tu partida.
A fines de
julio el termómetro superó, los treinta grados.
Arribarían
luego con toda crueldad, los gélidos días capaces de transportar muerte.
Las peores
jornadas de nuestra realidad.
A medida que
lento trascurría
el tiempo tu
vida se apagaba , lenta y sin pausa, hasta llegar al final menos esperado.
En el mientras
tanto fuiste sometido a todas las torturas posibles.
Un aquelarre
de médicos extranjeros, preparado para mortificarte.
Deberían
haber quitado a cada uno, el
título
habilitante. No se castiga de esa forma a un joven para experimentar con su
cuerpo.
Época de generar
historias que fueran capaces de alejar
el dolor.
Proyectar
viajes para los que no quedaba tiempo.
Avanzábamos
por viajes que nunca realizaríamos.
Estabas
demasiado frágil.
Era la hora de paisajes visitados.
Museos donde
había cuadros representativos de
cualquier tiempo.
Coincidimos
en un recuerdo.
Una pintura
fresca como la primavera.
Flores
multicolores sin ser estridentes.
Variedades
de tonos pastel, llegando al alma.
Imaginamos
fragancias, para quitar el de los desinfectantes que se utilizan en los
institutos sanitarios.
El asistente
de los médicos, estaba encantado con nuestra posibilidad de transferir
sentimientos.
¿Cómo no
hacerlo, con mi hijo y mejor amigo?
Tu mirada
lánguida, reflejaba la inminencia de la partida.
Era la hora
para la lectura.
Busqué en el
celular algo sabía sería de tu agrado.
¿Podemos
evocarlos juntos?
“A LAS
FLORES
Éstas que
fueron pompa y alegría
despertando
al albor de la mañana,
a la tarde
serán lástima vana
durmiendo en
brazos de la noche fría.
Este matiz que
al cielo desafía,
Iris listado
de oro, nieve y grana,
será
escarmiento de la vida humana:
Gritando se
emprende en término de un día!
A florecer
las rosas madrugaron,
y para
envejecerse florecieron:
cuna y
sepulcro en un botón hallaron.
Tales los
hombres sus fortunas vieron:
en un día
nacieron y espiraron;
que pasados
los siglos, horas fueron.
Autor del
poema: Pedro Calderón de la Barca:”
Lentas serían
las últimas quince horas..
Apareció el
miedo a lo desconocido.
Solicité al
camillero no te trasladara rápido por el pasillo.
Al advertir
el terror de tu carita pálida.
Se hacía passar
por distraído
hasta que lo
tomé con fuerza de la casaca.
No se
maltrata a quien morirá a las nueve y cuarenta y cinco de la mañana.
Comportamiento
extraño el de los directivos del sanatorio.
Cambian de
lugar al moribundo
para que no
sea observado por otros pacientes.
Nunca se
pudo tapar el sol con una mano.
¿Dónde
cursaron enfermería?
Cosifican al
fallecido.
¿Creerán
su necedad.
Tendrán vida eterna.
Necio.
Nnadie posee
esa gracia.
Querido
hijo, no pensaba en este contacto tan triste.
Falta tan
poco para que se cumplan seis años de ausencia, es imposible dejar de pensarte.
Preciso
darte un beso como antes.
¿Por qué no
aparecés,
en mis
sueños?
Es
difícil seguir en suelo terreno.
No es mi
deseo permanecer en este lado de la existencia.
Te amo hijo
de mis entrañas. Cuando escucho conclusiones desacertadas, no las entiendo.
¿Pensarán
antes de pronunciar palabras.
Callen por favor
aquellos que no están habilitados.
Jamás pedí
Consuelo, prefiero
la hostilidad del que calla si nada hay para decir.
El viento
debe llevarse las palabras carentes de sentido.
Te amo hijo querido, por ello siempre he de
pedirte, no olvides nunca cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=lkBn6C7lrYs
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