Hola hijo
querido, te saludo en una mañana desapacible.
El cielo
gris, pareciera está a punto de derramar sus lágrimas, en otra mañana cargada de soledad.
En una
construcción cercana a mi refugio colocaron un vol quete para volcar material de construcción.
Manos
desaprensivas dejaron sobre ellos un cuadro en perfecto estado de conservación.
No se trata
de una obra de pintores renombrados.
No lleva
firma.
Es un
retrato del ayer,
Muestra la
cara de un joven arlequín, tiene un colorido traje.
Curiosamente
el cuello no está formado por volados, sino por rollos de fotos, cuando se
despliegan muestran el rostro de bellas mujeres.
Quienes han
conocido al arlequín, afirman, una de las imágenes corresponde a su gran amor,
quien fuera su gran amor.
Como todos
tiene las lágrimas pintadas de color negro.
Desea con su
mirada mostrar asombro, imposible
disimular el dolor ante el cierre del viejo circo, donde llegó a dar funciones
para los pocos chicos concurrían antes de
la decisión del dueño, de la carpa enorme donde estaba situado el circo que había
logrado arrncarle, risa a generaciones
de vecinos de todas las edades.
Para algunos
el único espectáculo accesible.
Hoy el circo
se ha transformado en obras teatrales de primer nivel.
Desde tu ausencia,
nunca quise volver a recrear esas salidas.
Ayer pedí
una audiencia con el Intendente, no puede ser que para construir la rampa del
cementerio llamen a licitación.
Supongo
seré recibida antes de las elecciones.
Quiero verte
para darte un beso, decirte cuánto te extraño.
Poder evocar
juntos nuestras salidas, inclusive aquellas donde eras un niño, muchas veces
para conocer distintos circos en la ciudad que nos encontráramos.
Afortunadamente
ahora no se castiga a los animales,
Desapareció
la crueldad, no como la mayoría de los mortales desearíamos.
Es necesario
educar a los ciudadanos para sentirnos mejores personas.
Regresando
al cuadro del arlequín. Podrían haber regalado esa imagen a barrios humildes
para que otros niños pudieran disfrutar con algo diferente al tedio cotidiano.
Queda
probado, una vez más la indiferencia
hacia el otro, por esgrimir la bandera de la necedad.
En el
interior de nuestro país cualquier niño hubiese disfrutado de ese cuadro, si con una dosis de imaginación, se los hiciera
participar de una obra escrita entre todos u luego protagonizarla.
Su casa
firma se quita a los chicos de la calle y sus peligros.
Participando
para generar nuevos vínculos..
En la
historia los arlequines han sido importantes.
Seres que
estaban siempre entre la risa y el llanto.
Cuando sonreían
la mirada mostraba tristeza profunda.
Con
voluntad mucho se puede realizar.
La escritora
Alejandra Pizarnik, los tuvo presente en sus letras.
¿Leemos?
“DÍAS CONTRA
EL ENSUEÑO
No querer
blancos rodando
un planta
movible.
No querer
voces robando
semillosas
arqueada aéreas.
No querer
vivir mil oxígenos
nimias
cruzadas al cielo.
No querer
trasladar mi curva
sin encerar
la hoja actual.
No querer
vencer al imán
la alpargata
se deshilacha.
No querer
tocar abstractos
llegar a mi
último pelo marrón.
No querer
vencer colas blandas
los árboles
sitúan las hojas.
No querer
traer sin caos
portátiles
vocablos.”
Con palabras
sencillas se puede llegar al corazón del lector.
Espero
los míos nunca se cansen de estos enlaces.
Desearía
siempre estar conectada con vos.
Mi mayor
deseo es conocer tu hábitat.
No es
demasiado el pedido de una mamá que hace
casi
seis años no
ve a su hijo.
Espero este
martirio termine prontamente.
Duele la
ausencia.
Imposible
describir cómo.
Si tuviera
la suerte de encontrar el cuadro del arlequín
solicite al mago del circo me
lleve con vos.
Te amo
tesoro.
No es mi
deseo seguir en suelo terrenal.
Nunca
perderé la capacidad de soñarte.
Querido hijo
como siempre te pido, no olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=3uAafM59Bps
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