Buenos días
cielo de mi vida.
Te saludo en
una mañana gélida y solitaria.
Helios
intenta con sus dorados rayos dar luz y tibieza.
Ello
sucederá en el momento del ansiado
reencuentro entre nosotros.
¿Cuándo se
producirá?
No ha
cambiado el anhelo de darte un beso.
Mas de dos
mil días sin hacerlo, desprende las hilachas de mi alma..
La
imagen que antecede las letras, iniciando este enlace cotidiano
aparecieron, en una historia televisiva que presenta casos de niños en
situación de abandono.
La casa que
los aloja, tiene la edad del tiempo.
El edificio
que da cobijo al cuidado, no así al amor que da una familia conformada, es
triste semiderruído.
Las ventanas
carecen de persianas,
Situación
que muestra la oscuridad del interior del enclave.
No se
escuchan risas de los chicos.
Tampoco pude
avizorar un juguete.
Ninguna voz les
dice cuanto los quiere.
De la
realidad los separan viejas rejas de hierro.
El contacto
con el exterior es observar aquello que pudiera pasar en la calle.
Solo se ve
alguna vez la presencia de un mayor compasivo, acercando algo de alimentos.
Las niñas
solitarias, poseen como único entretenimiento, tomarse de las rejas con el propósito de observar vidas que solo
el designio del destino dirá si en algún momento recibirán una caricia.
¿Dónde están
los Derechos del Niño?
¿Quién
permitió, semejante postal del abandono?
Solo alguna
vez puede escucharse una breve risa
de sus pequeños moradores?
Jamás el
festejo de una travesura propia de los chicos.
La niña de
la foto parece una postal que nadie desea mirar.
No se trata
de una muñeca.
Es una nena
como cualquiera de las otras que vemos a
diario.
Duelen esa
miradas vacía de contenido.
¿Quién habilitó
ese espacio deleznable?
¿No tiene la
mínima posibilidad de establecer intercambios con criaturas de su edad.
Muchos funcionarios, rasgan sus vestiduras en los
discursos expresando su derrotero es la salud y el bienestar de los más chicos.
Solo en
palabras huecas.
La realidad
es la imagen de la nena solitaria.
¿Así
fomentan el amor, sin brindarles cuidados?
¿Quién se
ocupa de cuidarlos cuando están enfermos?
Para un
crecimiento saludable, precisan de na llamada de atención cuando no se portan
bien.
¿Quién les
cuenta historias antes de dormir?
¿Quién aleja
los miedos?
Con la
palabra también se expresan demasiadas mentiras.
La prueba es
esa nena tomada de las rejas, sintiendo pasar el tiempo.
¿Alguien
tiene la respuesta de los niños sin sonrisa?
Sí, el poeta
Rubén Darío:
“LA
PRINCESITA ESTABA TRISTE
La princesa
está triste… ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros
se escapan de su boca de fresa,
que ha
perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa
está pálida en su silla de oro,
está mudo el
teclado de su clave sonoro;
y en un vaso
olvidada se desmaya una flor.
El jardín
puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina,
la dueña dice cosas banales,
y, vestido
de rojo, piruetea el bufón.
La princesa
no ríe, la princesa no siente;
a princesa
persigue por el cielo de Oriente
la libélula
vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa
acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que
ha detenido su carroza argentina
para ver de
sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey
de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que
es soberano de los claros diamantes,
o en el
dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
Continúa con
el poema de Rubén Darío…
¡Ay! La
pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser
golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas
ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol
por la escala luminosa de un rayo,
saludar a
los lirios con los versos de mayo,
o perderse
en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere
el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón
encantado, ni el bufón escarlata,
ni los
cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están
tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines
de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente
las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita
princesa de los ojos azules!
Está presa
en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula
de mármol del palacio real,
el palacio
soberbio que vigilan los guardas,
que
custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel
que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh quién
fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa
está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión
adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién
volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa
está pálida. La princesa está triste)
más
brillante que el alba, más hermoso que abril!
-¡Calla,
calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo
con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto
la espada y en la mano el azor,
el feliz
caballero que te adora sin verte,
y que llega
de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte
los labios con su beso de amor!
(Rubén
Darío)”
No te tengo
físicamente, aún así agradezco tu paso breve por la vida haya estado rodeado, del amor que merecen los
niños.
Esa vista ha
sido cual una daga en el corazón herido por tu ausencia.
Te amo hijo
querido.
Necesito
estar a tu lado eternamente.
Los días que
se avecinan no son fáciles.
En pocos
días se cumplirán seis años de tu dolorosa partida.
Te extraño,
por ello siempre he de pedirte nunca olvides cuanto te quiere mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=2BQZHO8Sl-8
No comments:
Post a Comment