Buenos días precioso hijo.
Te saludo en una mañana despejada, los dorados destellos del
sol han comenzado a brillar, logrando una temperatura alta para esta temporada
invernal.
En mis caminatas diarias, mirando el ventanal de una propiedad, encontré a un
joven, concentrado en su computadora, con auriculares colocados, bebiendo una
taza de té.
Tomé una foto dado que me hizo acordar a vos, cuando
entrabas al mundo digital, mientras me preguntaba cómo podías ejecutar tantas
tareas al unísono.
Tanto la computadora como el celular, eran una extensión de
tus manos.
Por suerte no estabas todo el día pendiente de ambos.
Comprendiste a edad temprana, el uso indiscriminado de esos
elementos era perjudicial, para que tuvieras un lenguaje que en la actualidad
está ausente en los chicos, pues utilizan esos elementos de manera
indiscriminada.
Sin que nadie lo sugiriera, aprendiste a dosificar el uso,
dedicándole horas al estudio.
Los fines de semana o en temporada de vacaciones, tuve la
suerte, de ver elegías textos para leer.
Costumbre que se ha perdido, en estos últimos siete años, y
a la hora de compartir con la familia las ingestas, teníamos la costumbre de
dialogar.
Ahora los jóvenes, parecen autómatas, llevan el celular a la
mesa, estando pendientes del mismo, evitando conversar con sus mayores.
Nadie te enseñó a dosificar el tiempo, de uso de aparatos
digitales, fue algo innato en vos.
En infinidad de ocasiones pude observarte escribiendo
sueños, una caricia para el alma.
Heredaste de tu abuelo materno, la capacidad de escribir
poemas, algo que jamás pude hacer.
Pronunciando las siete letras de tu bello nombre, pregunté
por qué tus archivos tenían números en lugar de títulos que son más fáciles
para encontrar.
Hay que poseer mucha ductilidad y memoria para localizarlos
tal cual los archivabas.
Tu creatividad era ilimitada.
Duele escribir en tiempo pasado de un hijo que ya no estará
jamás.
Como a mí te gustaba investigar sobre episodios paranormales
o artículos referidos, a los misterios
de la existencia.
En varias ocasiones preguntaste:
¿Por qué si el hombre investiga el universo, ningún
astronauta pudo avistar donde están quienes se fueron de la tierra?
Nunca conseguí satisfacer tu curiosidad, sin embargo hoy
también investigo sobre ese tema crucial.
Sin hallar la respuesta continuo, en este suelo hostil.
Escribo mis sueños para compartirlos con vos, mi ser de luz.
No dejo de interrogar
al silencio sobre varios temas para mí dolorosos.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
¿Cuál es la estrella donde se encentra tu hábitat?
¿Qué puedes observar desde, ese lugar enigmático?
¿Por qué no puedo acceder al mismo?
¿Por qué para todo hay que esperar?
Resulta tortuoso vivir sumida en medio de confusiones imposibles de descifrar?
Interrogantes para los que nadie posee las respuestas
deseadas.
¿Cuándo se cruzarán nuestros sueños?
Para hoy seleccioné letras de un joven autor, es mi deseo compartirlas
con vos.
“A MI COMPUTADORA
Autor: José Vázquez
Despierta mi alma y mis ojos sólo ven tu luz,
resplandeciente pantalla, me atrae sin sentido,
irreales ventanas, hunden mi cabeza de avestruz,
en inexploradas esferas de conocimiento obtenido.
Leo todo escrito que me presenta organizadamente,
veo un cúmulo de imágenes, el tiempo no alcanza,
escribo, doy cuerpo a desordenadas ideas ¡demente!
Incumplo órdenes por dar vida a ideas de mi alma.
Conozco mucho y al mismo
tiempo, mucho ignoro,
converso con amigos, pero son de tierra lejana,
petulantes dedos, golpean sin parar mi teclado,
mano de serpiente, atrapa y al ratón lo ahoga.
Maravillosa computadora, digna de mis amores,
guarda mis secretos en disco duro de alcoba,
a ti siempre regreso aunque nunca llevo flores,
soy tu fiel admirador y quien nunca te abandona.”
Tesoro de mi alma, te amo y extraño de manera incondicional.
Es muy difícil continuar mi derrotero sin tu compañía.
Jamás podré acostumbrarme a tu ausencia.
Necesito darte un beso y será un sueño cumplido.
Juntos podríamos escribirlos, para luego plasmarlos en este
lugar.
Preciso tu ayuda para comenzar mi ascenso y así tener la
oportunidad de abrazarte y acariciarte como lo haría cualquier madre con su
descendiente.
Entiendo no soy la única, en semejante situación.
Por ello puedo afirmar, solo pueden comprenderme, en su
cabal intención, quienes han pasado por circunstancias tan dramáticas
Agradezco los paliativos que me acercan verbalmente.
Confortan por un momento las palabras que provienen de personas muy cercanas.
Jamás aceptaré las que me dicen es tiempo de olvidar.
Imposible olvidar al hijo que se fue.
Ni siquiera tolero expresen es hora de pasarte a los
recuerdos.
No puede revistar en esa categoría, quien vive en nuestro ser.
Es tiempo de reflexionar, antes de sugerir equivocadamente.
Todos los duelos se superan, el de un hijo jamás.
Hijo querido o puedo reprimir mi deseo de repetir mi clamor,
con el alma en la mano, y lágrimas,
rodando por mi rostro, te pido por favor, nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=0F1Vbwt60qk
No comments:
Post a Comment