Hola hijo amado.
Te saludo en una mañana luminosa como vos.
En estado onírico, he abordado la máquina del tiempo, con el
propósito de trasladarme a una playa del
hemisferio norte y gozar de las temperaturas del estío.
Encontramos un paisaje soñado.
Sorprendida estaba frente a una de las residencias que están
edificadas a orillas del Mar Egeo.
Espejo de agua con un color añil único.
Tanto que se replica en los frentes de las casas, todas
pintadas de color blanco con algún
detalle del tono del mar.
Caminé por la costa admirando las edificaciones.
Todas bellísimas, en
su estilo.
Impactada por una de ellas no dudé en detener la marcha,
para observar su esplendor.
Desde la playa miraba el camino de cemento para ascender a
los pisos superiores, engalanados por
canteros con plantas y la rama de in florido árbol acariciando la pared opuesta.
Hubiera deseado conocer el interior de semejante hermosura
arquitectónica.
Parecía deshabitada.
Las persianas de los ventanales estaban bajas.
Una lancha de color blanco estaba anclada en el mar.
¿Qué sentido tenía poseer un bote para salir, si en la casa
sus moradores, aparentemente no estaban en ese espacio espectacular?
De pronto apareció una mujer de rasgos latinos, preguntándome,
qué hacía desde hacía varios minutos miraba la propiedad.
Por suerte se expresaba en español.
Al responder que estaba deslumbrada por la arquitectura de
la propiedad, que no se repetía en otras viviendas.
Dijo que junto a su esposo habían migrado de su país, para
llevar una vida mejor.
Por medio de otros compatriotas pudo conectarse con el dueño
de la casa, ofreciéndole sus servicios y los de su esposo, que sabía maniobrar
lanchas con remos o motores fuera de borda.
El dueño, rápidamente
los empleó.
Ella haría los trabajos de la casa y su marido debía
mantener el jardín y transportarlo al puerto cuando debía viajar.
En este momento justamente había emprendido un viaje al
exterior, sin decir el destino.
Los sueldos de los trabajadores serían depositados en una
oficina.
El matrimonio estaba feliz.
Ocupaban un pequeño departamento construido en el fondo de
la vivienda principal.
Sentí temor.
No entendía como una desconocida revelaba tantos detalles a
una desconocida.
Ella luego de servirme un jugo para beber en el jardín
posterior, sin que ninguna de las dos emitiera sonido me pidió que no tuviera
miedo, ya que nada trascendería de nuestra conversación.
Se sentía sola, ya que el idioma era extraño para el
matrimonio.
En el momento que me invitó a recorrer la casa principal, le
dije que no.
Para que no lo tomara como una descortesía de mi parte
relaté tenía previsto almorzar en la
casa de unos amigos que vivían cerca de allí.
Quería saber si eran los argentinos que vivían en la cuadra
siguiente.
Como no tenía nada que ocultar, respondí era así y debía
irme para no llegar tarde.
Con mis amigos nos estrechamos en un abrazo larguísimo.
No nos veíamos desde hace varios meses.
Mi amiga quiso saber el
motivo de la palidez de mi semblante.
Cuando el esposo fue a realizar unas compras, pasé a
contarle el episodio ocurrido minutos antes.
Inmediatamente me recomendó no pasar por el lugar.
Los caseros son cómplices
del dueño de la mansión.
Además de trabajar como caseros, buscan mujeres solas para luego darles
alojamiento.
El dueño es un científico con propiedades en distintos
lugares del mundo.
Hace experimentos con cerebros humanos para luego deshacerse
de ellos arrojándolos al mar.
Ellos están a punto de regresar al país.
Prefieren resignar el dinero que ganan trabajando antes que
ser vecinos de un delirante y asesino.
Pedí no se preocupara dado que ese día emprendería el
regreso a mi refugio.
Estaba aterrorizada por mis presagios y la pesadilla vivida.
Deseaba despertarme
sin lograrlo.
Afortunadamente el timbre del portero eléctrico me sacó de
ese sueño horroroso.
Quien llamaba era el niño que vive frete a mi casa quien me
pidió si podía devolverle la pelota con la que estaba jugando y había caído en
el jardín.
Mi deseo era contarte el episodio de un sueño que por suerte
no fue realidad.
Hacía mucho tiempo no tenía ni pesadillas, ni presagios.
Ahora me pregunto si en el mundo real, existen esos seres
siniestros.
Necesito aparezcas en mis sueños para salir de este estado
de conmoción.
Darte un beso y abrazarte para olvidar ese sueño tan vívido.
Te amo hijo querido.
Te extraño desesperadamente.
En tu mirada hallaré la paz que necesito para olvidar
semejante estadío.
¿E que lugar te encontrás?
Anhelo estar allí.
Hijo de mi vida, hoy más que siempre repito mi solicitud,
por favor ser de luz con todo el amor que te tengo, el amigo más fiel solicito
nunca
olvides cuanto, te quiere, Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=7rWhUsox_oM
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