Thursday, August 11, 2022

PRESAGIOS



Hola hijo amado.

Te saludo en una mañana luminosa como vos.

En estado onírico, he abordado la máquina del tiempo, con el propósito de  trasladarme a una playa del hemisferio norte y gozar de las temperaturas del estío.

Encontramos un paisaje soñado.

Sorprendida estaba frente a una de las residencias que están edificadas a orillas del Mar Egeo.

Espejo de agua con un color añil  único.

Tanto que se replica en los frentes de las casas, todas pintadas de color blanco con algún  detalle del tono del mar.

Caminé por la costa admirando las edificaciones.

Todas bellísimas,  en su estilo.

Impactada por una de ellas no dudé en detener la marcha, para observar su esplendor.

Desde la playa miraba el camino de cemento para ascender a los  pisos superiores, engalanados por canteros con plantas y la rama de in florido árbol acariciando la pared opuesta.

Hubiera deseado conocer el interior de semejante hermosura arquitectónica.

Parecía deshabitada.

Las persianas de los ventanales estaban bajas.

Una lancha de color blanco estaba anclada en el mar.

¿Qué sentido tenía poseer un bote para salir, si en la casa sus moradores, aparentemente no estaban en ese espacio espectacular?

De pronto apareció una mujer de rasgos latinos, preguntándome, qué hacía desde hacía varios minutos miraba la propiedad.

Por suerte se expresaba en español.

Al responder que estaba deslumbrada por la arquitectura de la propiedad, que no se repetía en otras viviendas.

Dijo que junto a su esposo habían migrado de su país, para llevar una vida mejor.

Por medio de otros compatriotas pudo conectarse con el dueño de la casa, ofreciéndole sus servicios y los de su esposo, que sabía maniobrar lanchas con remos o motores fuera de borda.

El dueño,  rápidamente los empleó.

Ella haría los trabajos de la casa y su marido debía mantener el jardín y transportarlo al puerto cuando debía viajar.

En este momento justamente había emprendido un viaje al exterior, sin decir el destino.

Los sueldos de los trabajadores serían depositados en una oficina.

El matrimonio estaba feliz.

Ocupaban un pequeño departamento construido en el fondo de la vivienda principal.

Sentí temor.

No entendía como una desconocida revelaba tantos detalles a una desconocida.

Ella luego de servirme un jugo para beber en el jardín posterior, sin que ninguna de las dos emitiera sonido me pidió que no tuviera miedo, ya que nada trascendería de nuestra conversación.

Se sentía sola, ya que el idioma era extraño para el matrimonio.

En el momento que me invitó a recorrer la casa principal, le dije que no.

Para que no lo tomara como una descortesía de mi parte relaté  tenía previsto almorzar en la casa de unos amigos que vivían cerca de allí.

Quería saber si eran los argentinos que vivían en la cuadra siguiente.

Como no tenía nada que ocultar, respondí era así y debía irme para no llegar tarde.

Con mis amigos nos estrechamos en un abrazo larguísimo.

No nos veíamos desde hace varios meses.

Mi amiga quiso saber el  motivo de la palidez de mi semblante.

Cuando el esposo fue a realizar unas compras, pasé a contarle el episodio ocurrido minutos antes.

Inmediatamente me recomendó no pasar por el lugar.

Los caseros son cómplices  del dueño de la mansión.

Además de trabajar como caseros,  buscan mujeres solas para luego darles alojamiento.

El dueño es un científico con propiedades en distintos lugares del mundo.

Hace experimentos con cerebros humanos para luego deshacerse de ellos arrojándolos al mar.

Ellos están a punto de regresar al país.

Prefieren resignar el dinero que ganan trabajando antes que ser vecinos de un delirante y asesino.

Pedí no se preocupara dado que ese día emprendería el regreso a mi refugio.

Estaba aterrorizada por mis presagios y la pesadilla vivida.

Deseaba despertarme

sin lograrlo.

Afortunadamente el timbre del portero eléctrico me sacó de ese sueño horroroso.

Quien llamaba era el niño que vive frete a mi casa quien me pidió si podía devolverle la pelota con la que estaba jugando y había caído en el jardín.

Mi deseo era contarte el episodio de un sueño que por suerte no fue realidad.

Hacía mucho tiempo no tenía ni pesadillas, ni presagios.

Ahora me pregunto si en el mundo real, existen esos seres siniestros.

Necesito aparezcas en mis sueños para salir de este estado de conmoción.

Darte un beso y abrazarte para olvidar ese sueño tan vívido.

Te amo hijo querido.

Te extraño desesperadamente.

En tu mirada hallaré la paz que necesito para olvidar semejante estadío.

¿E que lugar te encontrás?

Anhelo estar allí.

Hijo de mi vida, hoy más que siempre repito mi solicitud, por favor ser de luz con todo el amor que te tengo, el amigo más fiel solicito nunca

olvides cuanto, te quiere, Mamá.

 

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=7rWhUsox_oM

 


 

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