Buenos días hijo de mi alma.
Te saludo en una mañana cálida y nublada con amenazas de
lluvia por la tarde.
¿Cómo es el tiempo en la estrella donde se encuentra tu
hábitat?
¿Existe la noche y el día?
¿Alguna vez podré conocer con detalle la respuestas a todas
las preguntas, acosadoras cada día de
esta existencia en mi soledad?
Ayer estuve caminando al atardecer por el paseo costero.
Cerca del agua del Río de la Plata, de uno de los árboles
que se hallan en un recodo del curso de agua, una niña colgaba en una de las
ramas dos sogas gruesas a las que luego ató
una madera para armar su propio columpio. Pensé que con las fuerzas de
sus piernas comenzaría a hamacarse.
No ocurrió.
Sentada sobre la
tabla de costado, no ejecutaba ningún movimiento.
Tampoco observa, el
cielo brillante adornado por infinitas
estrellas y la imagen de la luna que comenzaba su ascenso.
La observé tan sola que no dudé en acercarme para
preguntarle por qué no usaba el columpio.
Con la mirada triste, respondió que nunca antes había tenido
un columpio y no sabía cómo utilizarlo.
La ayudé a tomar la postura normal y comienza a mover la
hamaca, hasta que naturalmente, el envión de sus piernas lograron el columpio
hiciera su tarea de ir y venir.
Luego de un rato al cesar el movimiento, expresó estar
cansada.
Como era tarde me ofrecí a
ayudarla a desarmar el columpio y acompañarla a su casa.
Me dijo que dejaría el columpio en ese lugar, para
utilizarlo al día siguiente.
Mi casa es allí.
Como no se veía ninguna construcción le pregunté el sitio exacto.
Señaló un auto viejo donde vivía con sus padres desde que el
papá se había quedado sin trabajo, aclarando que para mantener el aseo contaban
con el permiso del municipio para utilizar los sanitarios de una playa que se
ubica a pocas cuadras de allí.
Angustiada por la situación de la nena, pegunté si concurría
a la escuela, con un movimiento de cabeza respondió afirmativamente.
No es el único caso, hay familias enteras que no tienen
donde ir y duermen a la intemperie, teniendo como techo el cielo y las
estrellas.
A partir de ese instante decidí a diario le llevaría una
vianda con alimentos para que su mamá pudiera trabajar como auxiliar de casas
de familia.
El padre está dispuesto a trabajar en cualquier lugar capaz
de brindarle el derecho de alimentar a
su familia sin depender de donaciones de os vecinos las que no se cansa de
agradecer.
En un país con riquezas naturales estos episodios no
deberían ocurrir.
Más tarde estableceré comunicación con alguno de mis
contactos para encontrar una solución acorde a la necesidad de esta familia.
Luego de varios días que encontré el columpio sin su
ocupante, pregunté por la nena.
Una señora en situación de calle, expresó que la familia ya
no estaba en el lugar.
El papá había conseguido trabajo como chofer de una señora
de buen pasar económico, la mamá trabajaba en la casa de aquella, ocupaban una
pequeña casa ubicada en el fondo de la propiedad, haciendo las labores de la
casa principal.
La nena concurría a la escuela normalmente.
Hace poco la encontré.
Al verme me abrazó, dándome las gracias e invitándome para
cuando pudiera acompañarla a la vera del río, donde el columpio solitario
esperaba a su dueña.
Existen cientos de familias en situación de calle, esperando
los funcionarios se acuerden de ellos.
He visto personas dormir en el interior, de los espacios
donde se ubican los cajeros automáticos
de las distintas entidades bancarias.
Otros en los pasillos de las guardias de hospitales, o en
autos abandonados como la niña del columpio.
¿Qué hacen los funcionarios, para que episodios como estos
no sigan sumando personas que desean un trabajo?
Muchos de ellos no quieren vivir a costa de un plan social.
Desean que sus hijos los vean levantarse temprano para
trabajar y ser absolutamente libres, a la hora de elegir.
Hijo querido situaciones como ésta, suceden a diario.
Cientos de seres anónimos buscando producir para levantar el país tan inestable en esta época.
Si todos colaboramos, se terminarán los acampes, de quienes
quieren aumenten los planes de ayuda social, obligados a concurrir a marchas
para protestar, cortando arterias como si fueran los dueños de la calle.
Esos hábitos deben finalizar para recuperar cierta
normalidad.
Tesoro de mi alma deseaba conocieras esta historia que se
repite a lo largo y ancho del país.
Seguramente desde donde estás, has podido observar estos
sucesos.
Tesoro de mi realidad, te amo y extraño con idéntica
intensidad.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Necesito darte un beso, poseo demasiados guardados que piden
ser liberados para llegar a vos.
También yo quiero estar a tu lado para cuidarte como lo
haría cualquier mamá.
Es incomodo vivir donde no se desea estar.
Te pido ayuda para llegar.
Como siempre he de pedirte una vez más mi ruego, por favor
nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá
https://www.youtube.com/watch?v=2QHpUkphuSs
No comments:
Post a Comment