Buenos días hijo bonito.
Te saludo en una maña espléndida y templada.
El invierno se despidió, los días luminosos se han alargado.
En las horas del crepúsculo, del día de ayer, caminé hasta
la costa.
Cuando el cielo comenzó a traer las primeras sombras,
aparecieron las primeras estrellas.
Marco perfecto para la aparición de la luna con su cara
redonda, maquillada de plata.
En ese instante observé a una niña, mirando fijamente el cielo, tal cual lo hago yo,
buscándote por ahora sin éxito.
Situación que no me llevará a claudicar en mis intentos.
La nena tenía deseos de conversar.
Contó en el ato sus padres esperaban regresara, ella estaba
en la búsqueda de su hermana gemela, fallecida a los pocos días de nacer.
Quería conocerla.
Pese a que sus padres le indicaron eran iguales, ella
insistía con sus deseos.
En un momento me dijo
¿Vos a quien querés encontrar?
Emocionada por la inocencia le respondí deseaba ver un ángel.
Muy suelta con sus palabras expresó debía mirar para otro
lado, ya que en el sector que ella observaba vivían los bebés y los ángeles en
otra dirección.
No deseaba abrumarla contándole la verdad.
A los pocos minutos su mamá najo del auto, pidiendo no
molestara a las personas que estábamos en el lugar.
Pedí no la retara pues formuló las preguntas que hacen todos
los niños.
En ese momento se ofreció a acercarme con su vehículo a mi
refugio.
Agradeciendo, respondí lo haría caminado, como hago siempre.
La niña se despidió amablemente proponiendo un encuentro
para el día de hoy.
Según su criterio en más fácil encontrar un objeto perdido si se hace de a
dos.
Sonreí en el momento que ascendió al auto, quedándome en la costa un rato más, con el propósito de
encontrarte para saber en qué lugar del universo está erigido tu hábitat.
Mientras regresaba a mi refugio sentí puntadas en el
corazón.
La tristeza enorme produce esos efectos.
Por ello quiero estar a tu lado prontamente, encontrarte,
darte un beso y mirar las estrellas desde la misma perspectiva que lo hacés
vos.
Valiente la pequeña, buscando a su gemela, con alegría.
Los niños brindan enseñanzas a los mayores.
Con su frescura frecuentan ese mundo donde todo es posible.
Pocas veces observé a una niña en absoluto estado de
contemplación.
El cielo azul oscuro era la imagen de la perfección.
Pocas veces podemos mirarlo así.
Como la niña, mi búsqueda no cesará.
Para hoy elegí, versos de un poeta cubano, refiriéndose a
los cielos estrellados. Dejo sus grafemas acá para compartir con vos...
““CIELO ESTRELLADO
Autor:
Ángel Virgilio
En busca de la cumbre,
y del éxito material,
el individuo se aventura,
en un profundo mar,
¡oh, dichosa vida!
camino que transitamos sin apreciar.
Al individuo llegar a la cumbre
cuenta se ha dado, en el ocaso de su vida
que la cumbre, la cima, no era tal,
pues la cumbre vivida fue el recorrido.
Entristecido el individuo, busca el camino terminar
con una soga o desde un puente
a ejemplo de muchos otros tomar
¡oh, dichosa ventura!
Un ángel en medio del camino,
cuando arrepentido el individuo exclamó;
¡Ojalá hubiera visto el cielo estrellado a mitad del camino!
vida atesorada, pero siempre a la mitad,
tal vez nunca, tal vez demasiado tarde.
El ángel por ventura
al individuo ha otorgado
una oportunidad para volver
a observar el cielo estrellado.”
Tesoro de mi vida, te amo y extraño, demasiado como para
adjetivar.
Igual a la palabra gracias que no tiene sinónimos, y a veces
es poco decirla.
Mis deseos de darte un beso aumentan a diario, para
cristalizarlos preciso aparezcas en mis sueños
Necesito el tiempo pase rápido para reunirme con vos.
Necesito aceleres las agujas del reloj, para que su paso sea
intenso.
Desespera no poder acariciarte como antes.
Extender los brazos para abrazarte sin que mis manos queden
vacías.
Carece de sentido permanecer en un espacio detestable para
mí.
No elegí quedarme en suelo terrenal.
Nada debo hacer aquí.
Pensar en tu soledad conmueve las fibras más íntimas del
alma.
Te pido ayuda para llegar sin demasiadas dilaciones.
Hace mucho tiempo te soñé inmóvil en un lugar desconocido.
De pronto apareció una mujer quien al verme sentada a los
pies de tu cama, me tomo de los hombros diciendo no podía estar allí.
Esperaríamos en otro lugar.
Ese sueño se lo conté a mi
Médica, solo me preguntó quién pensaba era la mujer que
entró a ese lugar, respondí por impulso tal vez fuera la muerte que me alejaba
de vos.
Un lacónico puede ser fue su respuesta.
Te amo hijo mío, mi ángel guardián.
El amigo fiel, desconocedor de la palabra traición.
Como siempre en estas conexiones, he de reiterar el pedido
de siempre.
Por favor hijo querido nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=8Gqwk52ofxE
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