Buenos días hijo querido. Te saludo en una maña muy fría,
débiles los destellos dorados del sol brillan en el horizonte.
Sabias, mis musas me llevaron al pasado.
Estuve como hace mucho tiempo con vos, contemplando la forma
de las rocas en el mar.
En este caso especial, habían formado un exótico puente por
el que se podía pasar de un lado al otro por debajo de las piedras elevadas.
La sombra de aquellas otorgaba al espejo de agua un tono
añil, mientras que del otro lado, el agua era de color turquesa bellísimo.
Quienes saben nadar pasaban por debajo de ese puente pétreo,
de un lado hacia el otro.
No te cansaste al cruzarlo varias veces mientras te
contemplaba desde la costa.
Personal de la Prefectura, patrullaba el espacio, rocoso
para que nadie pasara la señalización que indicaba que más allá de aquella solo
estaba permitida la navegación.
Si tenés la posibilidad de mirar la imagen que antecede a
este contacto maravilloso que nos une un poco más, recordarás el lugar al que
hago referencia.
Recuerdos lejanos, evocando el ayer compartido.
Enclave donde la naturaleza regaló a los terrenales ese
panorama, tan hermoso para quienes gustan del territorio de Poseidón y su
esposa Salacia.
Guardo en mi corazón aquellas imágenes conmovedoras, por
su atractivo y belleza natural.
A tu abuelo materno, no le agradaba el mar.
Siempre se sentaba en la escollera de espaldas a él.
Nunca lo vi ingresar al agua, cuando realizábamos viajes a la costa de cualquier
lugar del orbe.
Vos como un pececito no dudabas en ingresar.
Poco importaba si estaba nublado o brillaba el Astro Rey.
La familia chiquita no se parece a vos, exceptuando a tu
prima, una nadadora de estilo, muy parecida a vos en cuanto a gustos o
definiciones sobre la existencia.
Tu ausencia no permitió se conocieran más.
De Ustedes guardo una imagen que solo será eliminada por mi
final.
Durante tu internación, pude observarla sosteniéndote ambas
manos frente a tu cama, con esa sonrisa angelical, demostrándote, con ese gesto
cariño incondicional.
Imposible retroceder en el tiempo, para verlos juntos
nuevamente.
Si en algo se parecen justamente es en el amor a los
espacios acuáticos y las actividades que pueden desarrollarse en ese ámbito
natural.
Para hoy elegí un poema de uno de mis autores favoritos,
quien al ser perseguido, por su manera de pensar, buscó su último refugio fuera
en Isla Negra, sitio elegido para guardar sus restos.
La dejo aquí para compartirla con mi maravilloso ser de luz.
“EL MAR
Autor: Pablo Neruda
Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navíos.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo!
Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.”
Tesoro necesito verte para darte un beso como antes.
Temo marchiten si no llegas a recibirlos.
Te amo y extraño en igual proporción.
Quiero tener la posibilidad de verte el tiempo que dura
estrecharte en un abrazo y acariciarte como cuando compartíamos todos los
minutos del día.
Para todos mis anhelos siempre recibo la misma respuesta
“No puede ser”
¿Por qué?
¿Jamás responderán de manera positiva?
Se reiteran las preguntas, para no recibir ninguna respuesta.
Estoy cautiva sin conocer los detalles que motivaron
semejante actitud.
Duele la ausencia tanto como el dolor.
Mi búsqueda entre las estrellas no cesará.
¿Podrías convertir en mi guía, para tener un ascenso rápido?
Inevitablemente solo, solo vos podés brindarme el auxilio, para
estar nuevamente juntos por toda la eternidad.
Tesoro, espero la saturación, no te atrape cuando repito mi
solicitud.
Por favor hijo querido nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=02ghyOJbS7E
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