Buenos días mi querido hijo.
Te saludo en una mañana soleada.
Quiero contarte que buscando un libro en la biblioteca, hallé un ejemplar que no había
terminado de leer, la sorpresa fue encontrar una rosa roja como señalador,
colocada entre las hojas donde había interrumpido la lectura.
¿La dejaste vos?
Todos mis libros tienen un señalador, la mayoría son de
cuero con pequeñas flores pintadas.
Los recibí de tus manos, en fechas puntuales.
Trabajos prácticos realizados en la escuela, cuando eras un
niño.
En este caso puntual, el objeto que marcaba las carillas era
esa flor, que pese a los años de ausencia parecía recién cortada del rosal.
En mis libros no dejo marcas para continuar la lectura.
Tampoco los marco ni pliego el borde de la hoja para acordarme donde finalicé la lectura
y luego poder retomarla.
Son textos que al finalizarlos, parecen recién salidos de la
librería.
No los presto, dado que no
vuelven, prefiero regalarlos para no recibirlos con marcas o alguna
mancha producto del descuido de quien los lee.
Considero es una falta de respeto hacia el libro que permite
nos traslademos a lugares remotos, alimentando los conocimientos.
No tengo certeza sobre quien fue el autor de un mote que
para mí es un orgullo, fui calificada de maniática por ser extremadamente
cuidadosa con los libros.
Bienvenido el mote.
Siempre fui así y no pienso cambiar.
Nuestros mejores amigos merecen un buen trato y a ello me dedico.
Las críticas no las tomo en cuenta.
Es una inmadurez maltratar cualquier libro, para quien
escribe son objetos de culto.
El maltrato no tiene razón de ser.
En consecuencia prefiero regalar los libros antes de
recibirlos manchados o marcados.
Un libro es distracción para quien lo lee.
Viajamos sin movernos de nuestras casas a lugares
desconocidos.
Desde tu ausencia adquirí, tratados de teología o aquellos
que abordan las neurociencias.
Nunca de cualquier autor sino de profesionales reconocidos
para no recibir sorpresas desagradables.
La vida es un eterno aprendizaje y a ello dedico mi tiempo
libre, sin dejar de pensar en vos.
Fuiste un gran lector, por ello tu vocabulario se destacaba
entre los jóvenes de tu edad.
Afortunadamente dosificabas según tu criterio el uso del
celular.
Hoy lamentablemente, los adolescentes tienen un vocabulario
acotado que solo ellos comprenden.
Los celulares se han convertido en una extensión de sus
manos.
Es notable cuando tienen que expresarse.
He notado que para ellos los signos de puntuación no
existen.
Leen como si se tratara de un monologo.
La rosa que oficiaba como señalador, está como corresponde
intacta en un floreo pequeño con agua fresca.
Buscando en las redes, seleccioné para la fecha, frases de
reconocidos autores con el propósito de compartirlas con vos, gigante ser de
luz.
“Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos
masticados y digeridos”.
Sir Francis Bacon.
“Allí donde se queman
los libros, se acaba por quemar a los hombres».
Heinrich Heine.
“Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de
inefable y deliciosa compañía”.
John Fitzgerald Kennedy.
“Carecer de libros propios es el colmo de la miseria».
Benjamin Franklin.
“Cuando oigo que un hombre tiene el hábito de la lectura,
estoy predispuesto a pensar bien de él”.
Nicolás de Avellaneda.
“Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee”.
Miguel de Unamuno.
“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el
más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo
el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”
Jorge Luis Borges.
“Detesto la
vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a
una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve».
Oscar Wilde.
“El estudio ha sido para mí el principal remedio contra las
preocupaciones de la vida; no habiendo tenido nunca un disgusto que no me haya
pasado después de una hora de lectura”.
Montesquieu.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
Quiero darte un beso.
Hace demasiado tiempo no puedo visualizarte.
¿Por qué?
Estos días despejados
permiten observe las estrellas con más nitidez.
¿Podrías indicarme si estoy mirando las cercanas a tu
hábitat?
Deseo abrazarte, encontrar la calidez de tu cuerpo, al
estrecharte en mis brazos.
Acariciarte como antes, cuando estabas aquí, corporizado.
Te percibo a cada instante.
¿Por qué no puedo verte?
No tengo recuerdos de haber cometido un error tan grande
para estar inhibida cumpliendo mis funciones de mamá.
Te amo y extraño tanto, resulta imposible de adjetivar.
¿Quién impide vengas a suelo terreno a visitar mis sueños?
Preciso nuevamente sumergirme en la profundidad de tu bella
mirada.
¿Cuándo llegará el momento en el que pueda comenzar, mi ascenso hacia vos?
Jamás comprenderé el motivo de esta retención injusta.
mi espacio está junto a vos.
Nadie responde a mis requerimientos, sucede siempre y
profundiza el dolor.
¿Son entidades privadas del don de la palabra?
Ha llegado el instante de reiterar mi petición.
Hijo de mi vida, por favor nunca olvides cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=SjX_2Ltx_IU
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