Buenos días hijo de mi
vida.
Te saludo en una mañana lluviosa, no apta para volar hacia
vos.
Densos nubarrones cubren el firmamento.
El cielo no deja de llorar tu ausencia tal cual lo hago yo, desde tu dolorosa ausencia,
imposible de asimilar.
La imagen que antecede a este contacto, la tomamos en una
exhibición aérea en la Base de El
Palomar.
Ese día el disfrute fue total.
Ascendían aviones de todas las épocas, como el de la foto
que tenía en su nariz hélices rotando como las agujas
del reloj, movilizadas por Eolo el Dios de los Vientos, en la mitología griega.
El piloto con maestría, subía y bajaba, haciendo figuras en
el aire.
De solo verlo producía vértigo.
Laura me invitó a presenciar una que se llevará a cabo en la
base de una ciudad de la costa y de paso aprovechar para descansar en la costa.
No asistiré, pese a que me hubiera gustado observar la
carita del pequeño Indra ante la muestra.
Mi negativa fue comprendida por mi amiga ya que recordó,
alguna vez le conté que frecuentemente te llevaba a esos espectáculos.
No es lo mismo ir sin tu compañía.
Los recuerdos empañarían la primera salida del pequeño a un
espectáculo de esa envergadura.
Hace siete años decidí, no concurrí a los espacios visitados
en tu compañía.
De ninguna manera quería opacar ese paseo, derramando
lágrimas, generadas por los recuerdos.
Menos me atrevería a
entristecer a un niño que me quiere demasiado.
Si me enseñaran volar hacia vos, seguramente la respuesta
hubiera sido otra.
Existen instantes de la existencia que no deseo compartir
mis sentimientos.
Laura busca mil motivos diferentes para lograr distraiga mi
atención permanente hacia el ser de luz que continua siendo el eje de mi vida,
si es que así puedo denominar la existencia que me rodea de manera cotidiana.
Todas mis horas son para vos.
No está en mis planes cambiar a esta altura de los
acontecimientos.
Sería de mi agrado aprender a volar para llegar en el menor
tiempo posible al eje de mi realidad.
No me asaltaría el vértigo
si pudiera aprender a llegar a vos cuanto antes.
Satura vivir, donde no se desea estar.
Existe la posibilidad de haber cometido algún error, para
que te arrancaran de mi lado de manera intempestiva, posterior a padecimientos
innecesarios.
Antes de manera frecuente esperábamos en cualquier aeropuerto
ascender al pájaro de alas de metal.
Sin tu presencia no está en mis planes viajar.
Solo volaría hacia vos para darte el beso tan demorado que
no llega a tus mejillas.
Utopía que en estos siete años nunca ha cristalizado.
¿Cuándo aparecerás en mis sueños?
He soñado recientemente con otros seres queridos que habitan
en tu mismo plano.
Intentar soñarte, queda en el mundo de aquellos anhelos que no se cumplen.
Insistiré hasta poder lograrlo y en un segundo poder
abrazarte y acariciarte como antes.
Los intentos no cesarán jamás.
La búsqueda para lograrlo va de la mano con la intención de
escuchar tu voz nuevamente.
Elegí una poesía que relata las vivencias que pueden darse
en un avión.
La dejo en este enlace para compartirla con vos.
“El avión
Autor: Juan Abel Echeverría
Águila real que en el cenit admiro,
pasmo del genio creador, invento
que en ti llevas, como alma, el pensamiento,
que al éter te lanzó con raudo giro;
lumbre de ciencias en tus alas miro,
que te hacen navegar señor del viento,
y eres bajo el cerúleo firmamento,
cruz de nácar en fondo de zafiro.
Se encumbra, al par de ti, la inteligencia,
y al corazón agita tu presencia,
con temblor de ansias y bullir de anhelos,
y en éxtasis el alma, a lo infinito
vuela de adoración su ardiente grito:
¡Gloria a Dios en la altura de los cielos!”
Tesoro de mi existencia, te amo inmensamente.
Imposible dejar de extrañarte.
¿Estás cómodo en la estrella donde se halla tu hábitat?
Te necesito aquí.
No es lo mismo percibir tu presencia que poder visualizar tu
esencia.
Cada acto de esta
realidad, tan oscura como triste, cuenta con tu guía permanente.
Jamás podré
comprender cómo pude sobrevivirte durante
siete larguísimos años.
Es un martirio continuar en suelo terrenal.
Soy ajena a este lugar.
¿Serán mis deseos de volar hacia vos, los que me retienen
aquí?
Resulta desesperante esperar la llegada de mi momento.
¿Cuándo arribará?
Te amo y extraño con igual intensidad.
¿Habrán olvidado estoy esperando, vengan a buscarme
rápidamente?
Te quiero hijo querido, amigo fiel, como ninguno que pudiera
conocer, antes o mañana.
Mañana que no deseo esperar.
En nombre del amor maternal que has generado en cada
partícula de mi ser, reitero mi pedido de siempre, por favor nunca olvides
cuanto te quiere,
Mamá.
https://www.youtube.com/watch?v=11AW3SAxrm8
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