Wednesday, July 22, 2020

ANCLADA EN TU ALMA



Buenos días dulce custodio de mi realidad.
Antes de comenzar el aislamiento visité un astillero en la Ciudad de Tigre.
Fabrican embarcaciones y yates.
No es como el de Río Santiago que se dedica a los navíos grandes.
Impresiona el lugar.
Los galpones que guardan las naves parecen custodiarlas en silencio.
Del lado de la ribera donde me encontraba, un lugar pedregoso.
Una zona que poco tenía que ver con el resto donde la vegetación es frondosa y el verde eterno.
En las islas de los brazos del Río Paraná las vistas son cambiantes.
Ese pequeño enclave parecía haber sido abandonado por signos de la vida real.
Atada a un antiguo tronco, sobre la quietud del pedregullo descansaba un ancla,
Pese a los años transcurridos, estaba entera.
Podía seguir fondeando barcos por mucho tiempo más.
Produce dolor el abandono.
Incluyo a los objetos que se descartan pudiendo ser utilizados.
No digo para fondea un navío de gran porte en alta mar, sino por ejemplo para los buques pesqueros.
Desecharla me parece inhumano.
Entiendo el avance de la tecnología, ello no implica descartar algo que puede tener vida útil.
Soy de las que piensan que esos instrumentos nobles, solo deben descartarse cuando se han roto.
¿Cuánto mares habrá cruzado?
¿Qué cantidad de lechos marinos habrá conocido?
¿Su corazón de metal habrá tratado de evitar romper los bancos de coral?
¿Habrá encontrado especies desconocidas que solo su alma de hierro solo puede advertir?
¿Sufrirán padecimientos, esas esencias de metal?
Inútil intentar comprender la realidad de los objetos sin vida, cuando nos negamos a entender la esencia de los terrenales que nos rodean.
Casi siempre algunos que integran la especie de los terrenales creen ser inmortales.
Los de suprema inteligencia que vanamente tratan ser el ombligo del mundo.
¿Nadie les contó que cuando dejen la vida lo harán, desnudos tal cual arribaron a ella?
La diferencia puede estar en el mármol de un monumento que ustedes no verán.
¿Sus familiares se acordaron tarde de demostrarle su afecto?
¿Precisan que el resto se asombre por la cantidad de dinero que se ha invertido en un monumento?
que usted no verá?
¿Ha recibido en la vida terrena besos desinteresados?
Son los que tienen exacto valor por carecer de codicia.
El ancla desolada ejercía sobre mí cierta atracción indescriptible.
Tenía deseos de abandonar el lugar y a la vez quedarme.
En el instante de la definición pasó por el lugar una mujer mayor acompañada de un niño.
En el canasto de mimbre llevaba pan casero.
Por supuesto que le compré.
Olía a pan amasado con amor.
Paso a presentarse:
“Quines me conocen me llaman por mi nombre Lourdes.
Mi madrecita me bautizó así por ser devota de la virgencita.
Tengo a mi cargo a mi nieto Laureano.
Esta a mi cargo desde la desaparición,
de mi hijo Lisandro.
Era capitán de un buque de mediano porte.
Durante veinte años recorrió todos los mares del mundo.
Amaba su trabajo.
La mamá de mi nieto los abandonó.
Crié mi nietito durante los viajes de Lisandro.
Cuando estaba en tierra era mamá y papá del nene.
Un día llego apesadumbrado de un viaje.
La embarcación a su cargo sería reemplazado por otra de mayor porte.
Le pidieron se jubilara ya que llevaba muchos años en el mar y había llegado la hora del descanso.
Era capitán de ultramar.
El último viaje. Lo llevaría a las costas de Sudáfrica.
Conocía los océanos más que a su propia vida.
Se despidió de nosotros de una manera diferente.
Una madre sabe que a su hijo algo le pasa aún cuando no pronuncie una sola palabra.
.
A sus compañeros de tripulación les comunicó su decisión.
Era joven para terminar con su vida como marino.
No discutiría la decisión de sus superiores.
Tampoco se entregaría a los designios del destino.
Sabía que de morir en alta mar su cuerpo sería arrojado envuelto en una sábana al las profundidades de Poseidón.
Solo un integrante de la tripulación conocía sus deseos.
Dejó una carta para su madre e hijo.
Explicaba que así como su vida había sido el mar, también sería su sepulcro.
Le habían comunicado que la embarcación iría a desguce.
Solo pidió que en su memoria, el ancla fuera depositada en “El Pedregal”.
Allí había estado con su descendiente mucha veces,, contándole historias del fondo del mar.
Al niño le agradaban las historias que recreaba su papá.
Disfrutaban esa semana y media en la que no navegada.
El amor suplía la ausencia de los viajes.
Había llegado la hora de partir.
Sus deseos serían cumplidos.
Recordó que nada había escrito a su hijito.
En una misiva le dijo cuanto lo amaba.
En la vida hay que tomar decisiones por dolorosas que sean.
El mar lo había visto hacerse hombre,
El mar lo recibiría n el ocaso.
Pidió cuidara a su abuela.
Fortaleza para no llorar.
Cuando lo añorara bastaba que se sentara en el tronco donde estaba el ancla en El Pedregal.
Podrían conversar sin límites.
Estarían juntos como antes.
Al llegar a las costas de Sudáfrica se suicidó descerrajándose un tiro en el corazón.
Envuelto en una sábana su cuerpo fue arrojado al mar.
Las autoridades, tarde cumplieron con los deseos de Lisandro•”
¡Son tristes las muertes que se pueden evitar!
Abrazo a Lourdes, beso al niño antes de partir para mi refugio.
El ancla que fondeó tantas veces la embarcación está en su lugar.
El marino no.
Nunca pudo ver crecer a su hijo.
Tragedias parecidas la de Lourdes y la mía.
Cumplí tus deseos tal cual los marinos hicieran con Lisandro.
Es demasiado triste quedarse con la imagen de la muerte de un hijo.
He podido despedirme de vos.
Lo hicimos durante veintiún días consecutivos.
¿Por qué no ocurrió nada que cambiara el más atroz de los finales?
Dos madres con historias parecidas.
La ausencia de un hijo no se compara con nada.
Lourdes se entrega a la oración.
En mi caso elegí estar en silencio anclada a tu alma.
¿Cuánto tiempo más deberé esperar para estar a tu lado?
¿Podrías acelerar los trámites?
¿Contarles de mi ansiedad por darte un beso?
¿No saben aún no deseo estar aquí?
Detesto este sitio tan hostil.
No es necesario aclare el por qué de la definición.
Sos el mejor testigo.
Lo demás es difícil pero se puede superar.
Refiero a episodios de la vida cotidiana.
Nada comparable con tu ausencia.
Nunca será asumida por mí.
No es posible.
Solo puede ser comprendida la letra quien ha pasado la más terrible de las experiencias.
“Los hijos no deben morir”
Te amo chiquito.
Por favor no te olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=ue3Yf5rHbqM

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