AZALEAS BLANCAS

Buenos días, luz de mi realidad sombría.
No es una fecha cualquiera, se cumplen cincuenta y nueve meses de nuestra internación y nueve años de la partida de una gran mujer que te amó de manera sublime.
Su escaso tiempo lo invertía en el cuidado de las plantas.
Una más hermosa que la otra.
Tenía lo que habitualmente llamamos “dedo verde”.
Cualquier semilla, gajo o plantita débil que pasara por sus manos se convertía en una especie vigorosa.
La necesito aquí para conversar.
Tengo la certidumbre me retaría por la no resolución de mis dilemas que luego de tu muerte lograron se esfumaran las creencias.
Nada es casual en la vida ni en las postrimerías del final.
Con Selene estuvimos juntas en las dos ocasiones.
Cuando me vio ingresar a la habitación su sonrisa generosa me dio la bienvenida.
Parecía más pequeña con su camisón de color celeste.
En vísperas del tránsito a la eternidad se la notaba cansada pero sonriente.
Nadie imaginaba faltaban horas para el desenlace fatal.
Al día siguiente Selene permanecía sentada en el mismo lugar.
Recuerdo le ofrecí acompañarla, la respuesta fue una educada negativa.
Nos despedimos, vos tenías uno de los teléfonos, el fijo estaba a mi lado, rogábamos nunca sonara.
Antes de la llegada del albur la peor noticia llegó.
Quiero recordemos juntos esas instancias tan dolorosas.
El cuadro con Selene se repetiría con tu partida.
No dejó un solo día de visitarte.
Selenita me regaló una toma visual que nunca olvidaré, los dos tomados de la mano, como si tratara de darte energía.
Señora de las azaleas, quiero que sepas que en primavera las de color rosa son un estallido de color.
Hay otra de color blanco que cumple tu presagio.
Conserva las hojas verde oscuro por estar lejos del sol.
En cualquier época del año en la cúspide tiene un pimpollo de color blanco inmaculado.
Cuanto estabas por cambiar de hábitat le dijiste a Selene que esa flor sería tu esencia y la acompañaría siempre.
¡Cuánta sabiduría!
¡Cuánto amor!
Selene está
irreconocible, camina veinte kilómetros por día, desde hace más de un mes.
Sumado a una alimentación saludable esta delgada.
Su sumáramos los kilómetros que lleva caminados desde el comienzo, seguramente nos hubiese mandado una foto de las flores silvestres que hay en el cerro de los Siete Colores en Jujuy.
Si estuvieras aquí recibiría tus retos cariñosos por haber dejado las creencias bastante alejadas de mi.
En ocasiones pienso que no está bien, en otras, que son la mayoría, acuerdo con mi manera de pensar, he perdido demasiado.
¿Qué más puedo perder?
Si estuvieras aquí me dirías que los dos están bien.
¿Es verdad?
Creo que Ustedes son la fuente de energía que permite siga en suelo terreno en contra de mi voluntad.
Mis tareas aquí concluyeron.
He dejado todo ordenado para poder partir.
Sabés a que hago referencia.
¿Pudieron encontrarse con quien siempre será nuestro chiquito?
Imagino tu cara de horror al verlo llegar.
¿Han tenido tiempo de recorrer los nueve cielos que Dante Alighieri describió en su obra cumbre?
Solo quisiera retomar mis creencias para pedirte no dejes solo al ser que traje a la vida para que vivieras.
Abrazalo cuando percibas está angustiado.
Una madraza como vos, detecta al instante esos momentos.
Me gustaría estar cerca para poder darles un beso.
No se puede.
Tampoco pudimos ir al cementerio.
Pese a que hablé con el direcor, puso en mi conocimiento que las puertas del predio permanecen cerradas al público.
¡Qué solos están los muertos!
¡Cruel es la espera de los deudos!
Palabra horrorosa que nunca pensé fuera parte de mi vocabulario.
Solo vos podrías comprender mi enojo cuando algunos entes me dicen que es hora de olvidar.
Se olvida un paquete no un ser amado que ha muerto.
Antes contestaba en forma violenta.
Ahora respondo con silencio.
Cuando finalice el aislamiento podremos circular con libertad.
Las puertas donde están ustedes, permanecerán abiertas para poder dejar sobre la piedra una flor representativa de nuestro amor incondicional.
Tesoro de mi vida, quise compartir esta conversación entre nosotros tres.
No puedo verlos para abrazarlos como quisiera.
Depositar en tus mejillas unote los besos aletargados que duermen en mi mochila.
Te pertenecen.
Te pido cuando estés solo y necesites la tibieza de un abrazo, busques a la dueña de las azaleas, ella sabe como confortarte.
Formen una alianza que me ayude a estar prontamente con ustedes.
Duele la soledad.
Agobia el después del después.
¿Qué palabras utilizar para demostrarte mi amor inconmensurable?
No se puede ser creativo cuando se conversa o se intenta hacerlo con un hijo que está morando en la eternidad.
No es justo.
“Los hijos no deben morir”.
Somos los mayores quienes debemos partir.
Esa es la ley natural.
El horror aparece cuando se intenta y se logra modificar aquello que debería permanecer indemne.
¿Falta mucho para nuestro reencuentro?
Seguramente podremos compartirlo con quienes te antecedieron en el camino u con quien te siguiera tres años después.
Detesto las ausencias.
¿Cuántas veces debo recordarlo a Tánatos y Muerte?
¿Por qué interfieren en la felicidad de los demás?
Te amo hijo por ello siempre de pedirte nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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