QUIETUD ETERNA

Buenos días amor de mi vida.
Mi realidad pasó
a ser una quietud eterna.
Eterna como la lejanía física que nos separa temporalmente.
¿Hasta cuando?
Produce hartazgo la falta de sonidos.
¿Es ése mi destino?
Jamás imaginé pasaría por este estadío.
Te busco siempre para darte un beso que inmortalice el amor de una madre que ha perdido a su hijo.
No te encuentro.
¿Sabrías decirme por qué?
No puedo comparar tu esencia con nada.
¿O sí?
Tal vez con el cerro Tronador en la provincia de Río Negro, quien precisa el agua del lago este quieta para utilizarla como espejo.
¿Para qué?
A simple vista se nota su extraordinaria belleza que es límite con el país trasandino allende la cordillera.
Su cumbre permanece siempre nevada.
No le importan las estaciones del año.
Sabe que los turistas del mundo admirarán esa hermosura eterna.
¿Solo aquello que es hermoso debe estar en soledades sin tiempo?
No.
Tu hermosura avasallante, puede compararse con aquel.
¿Podrías ayudarme a estar más cerca?
La lucha de mi mente es imperecedera.
Juntos somos parte de ese paisaje que visitamos tantas veces.
Reías cuando obturaba el disparador de la máquina de fotos.
¿Qué habrá sido de ella?
Quisiera estuviera guardada en su estuche de cuero negro con el interior de terciopelo rojo.
Rojo como la sangre corriendo por las venas de los humanos como vos que deseaban seguir viviendo.
¿Por qué no pudo ser?
¿Por qué te eligieron sin consultarme para convertirte en una estrella más del universo?
¿Tanta luz se necesitaba en esos espacios?
Debo reconocer no sos una estrella como las otras.
Todas necesitan para brillar los destellos del grandioso Helios.
Tu luminosidad paso a convertirse en constelación fulgurante.
Semejante al lucero que vemos en cada atardecer apareciendo en el firmamento.
Pinceladas de seres desconocidos para los terrenales.
Del púrpura del crepúsculo se convierten en noche negra.
Así como la montaña que todos alaban, en absoluta soledad brillás con luz propia.
No necesitás para mi orgullo pedirle a Febo te ilumine para que pueda identificarte cada noche despejada.
¿Quién se ocupar de pedir a los blancos celajes no oculten tu belleza innata?
¿Podría solicitar a ellos allanen el camino poblado de piedras como el cuerpo helado del cerro, me ayuden a llegar a vos sin dilaciones?
¿Cómo hace una mamá para sobrevivir en la tierra sin su hijo?
¿Por qué he sido sometida a este calvario?
¿No han entendido en este tiempo doloroso, preciso palabras que alejen los dilemas?
¿Por qué nadie me señala los errores cometidos para corregirlos?
¿Por qué hube de pagar con tu vida las supuestas equivocaciones cometidas?
¿Tomaron en cuenta que soy humana y por lo tanto nunca pretendí ser perfecta?
¿Por qué te llevaron dejándome en orfandad absoluta?
No me alcanza a esta altura de las circunstancias sentir tu amor incondicional?
Es preciso vuelva a sumergirme en la profundidad de tu mirada.
¿No suficientemente clara a la hora de formular mis deseos?
¿Por qué desde el primer día de trágica ausencia ninguno de esos entes se tomó unos minutos para explicar aquello que hoy a la distancia es incomprensible?
¿Los supuestos yerros en los que he incurrido se pagan con la vida de seres inocentes?
¿Por qué ni hijo y no yo a la hora de cumplir con llevarse a una persona?
¿Qué les produce mi situación de desamparo y desesperación?
Tengo la certidumbre que el dueño de las siete letras más hermosas que conforman su nombre, con la ayuda de la familia chiquita y los hermanos del alma, hubiese superado la falta de su madre?
¿Nunca entendieron tenía demasiado para hacer en suelo terreno?
¿Por qué no permitieron cumpliera con sus sueños?
Carezco de ellos.
Soy una humana destrozada.
Nunca sería útil para sus necesidades desconocidas.
¿Cuándo llegará el momento que puedan sincerare?
¿Acaso quieren personas rotas por las pérdidas?
¿Pasamos a integrar el ejército de seres manipulables?
¿Cuáles son las intenciones?
Se equivocaron.
Nunca permitiría nadie manipule mi esencia.
¿Para qué si me dejaron con las capacidades intelectuales intactas?
¿No sirvo para sus oscuros proyectos?
He de hacerles conocer mi hijo amado tampoco.
Un ser solidario como pocos.
Nunca habrían podido convertirlo en un espíritu maleable.
Es cierto.
Existen demasiados. En este mundo confuso.
Con tristeza infinita puedo afirmar que la pandemia que azotó al mundo y sigue perjudicando a cada terrenal no ha servido de nada para que reflexionemos.
Tratemos de pensar que no somos diferentes a nuestros iguales.
La muerte nunca es bienvenida.
De a poco se trata de volver con el esfuerzo a una nueva normalidad.
Nada será como antes.
Deberemos aprender a convivir con un virus para el que aún no existen armas que puedan derrotarlo.
Los invito a pensar sin egoísmo.
Mi cielo adorado, aquí esto como siempre, esperando mis anhelos puedan cristalizarse.
¿Cuándo?
No tengo esa respuesta.
Como a mi hijito le hubiera gustado tengo la misma actitud del cerro Tronador.
Permanezco en el mismo lugar resguardo en la piedra desnuda su recuerdo.
No.
No es esa la palabra.
Imposible transformar en añoranza aquello que es parte principal para que el corazón aún en contra de mi voluntad siga latiendo.
Necesito creer que algún día no muy lejano nos encontraremos para unirnos en un abrazo eterno.
No preciso mirarme en el agua quieta de un lago como hace El Tronador.
Tengo vergüenza que todos vean mis lágrimas.
No es tiempo de compartirlas.
Solo el ser que traje a la vida para que viviera, sabe de ellas.
Hijito, sé cuanto te dolía mi llanto.
No puedo evitarlo.
Los sentimientos avasallan.
No pide permiso para aparecer el primer espasmo del sollozo.
Aparece.
Es imposible intentar detenerlo.
Has sido y seguirás siendo el pilar donde se apoya esta vida tan parecida a un despojo.
No deseo me ayudes a seguir en suelo hostil.
Es primordial el encuentro.
Seré el abrigo que atenúe el frío que no me has dicho si has sentido esa sensación.
Seré quien enjugue tus lágrimas.
¿Lloraremos?
Sí.
Será diferente pues son distintas las lágrimas derramadas por el reencuentro.
Quiero pensar en la posibilidad de aquello que se muestra sin austeridad imposible.
Precisamos conversar.
Con palabras o la mirada.
Esta vida que me asignara el destino no me gusta.
Ayudame a sortear designios prefijados.
No quiero estar en suelo terreno.
¿Cómo hacer para ser comprendida?
Te pido me esperes.
Sumida en el agobio no puedo evitar preguntarte ¿Me querés hijo mío?
¿Podrás reconocerme?
¿Qué pasaría si ello no ocurriera?
Te amo como a nadie en este mundo y los otros que hubiese.
Por favor no olvides cuanto te quiere tu mamá.

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