RÍOS DE LAVA

Buenos días mi querido.
He utilizado nuevamente la máquina del tiempo.
En esta ocasión para viajar a, la Isla de Japón.
En el hemisferio norte es verano y tenía necesidad de un poco de tibieza.
Jamás imaginé encontrar tanta.
La idea principal era admirar la belleza de los cerezos en flor.
Deberían ser la flor nacional, pero sus habitantes prefirieron los crisantemos.
Son las flores que te llevo a vos.
Ahora no puedo ir a dejarte ninguno pues el cementerio solo se abre para las inhumaciones.
Pese a conocer al director, no voy a comprometer su trabajo.
Selene también deseaba ir a llevarle flores a su mamá.
No es posible.
Si de mi dependiera no me importaría el aislamiento con tal de estar cerca de la urna que contiene tus cenizas.
Seguramente para evitar esas reacciones no del todo racionales se ha preferido que las puertas del cementerio,
permanezcan, cerradas.
Por el amor y respeto que te tengo nunca violentaría tu memoria.
Sé comprendés, hace ciento quince días ningún familiar puede dejarle flores a sus muertos.
El piloto de la máquina del tiempo me avisó que en dos horas pasaría por mí, dado que debía realizar otros viajes.
Conoce mis gustos pese a ser una persona demasiado taciturna.
Nunca preguntaré por qué.
Cuando partió comencé a caminar por la playa.
En la costanera lucían su belleza los cerezos en flor.
Colores cálidos para una mañana espectacular.
Incluso encontré uno en el Monte Fuji, meciéndose por la suave brisa que emanaba Bóreas, el viento del norte.
Sus hermanos están alejados.
Sus nombres tienen que ver con los puntos cardinales de la tierra.
El nuestro es Australo.
Ascendí por una escalinata de piedras hacia una confitería con mesas ubicadas debajo de la sombra de mis árboles preferidos.
Pronto se acercaría un mozo para preguntarme que deseaba beber.
Pedí, un jugo de frutas naturales.
Son exquisitos,
La temperatura había comenzado a ascender.
Bebí un poco del contenido de la copa.
Al dejarla sobre la mesa comenzó a moverse.
Los primeros movimientos fueron tenues.
La copa
finalizó en el suelo.
Pensé en unote los clásicos terremotos que azota la isla..
El dueño del bar que hablaba perfecto español, pidió no me asustara.
No se trataba de un movimiento sísmico, sino una de las típicas peleas entre Vulcano y Hefesto.
Ambos estaban en el interior del volcán atizando el fuego de la fragua que afilaría las armas.
Hefesto reclamaba por las condiciones de trabajo.
Le habían diagnosticado arsenicosis por el uso de arsénico constante.
Ello había comenzado a dejar manchas en su piel y tenía miedo pues su mujer Afrodita era la diosa más linda de la época dorada de Grecia.
Vulcano, mostró su mal carácter, comenzó a gritar como era su costumbre, hasta provocar al Monte Fuji, quien comenzó a expulsar rojas lenguas ardientes de fuego que caían al mar.
El efecto producía humo blanco como si fueran celajes blancos vistiendo, el cielo añil.
Los turistas comenzamos a tomar fotos de ese espectáculo natural.
Vulcano aparentemente se había calmado.
La estructura de piedra del volcán había cesado sus alaridos.
Sobre las piedra indemne como erguido, el cerezo de flores rosadas como el albur permanecía ajeno a la discusión de los dioses..
Parecía que el humo en forma de nubes no lo afectaba,
La imagen era fantasmagórica.
El fuego descendiendo por la roca desnuda, los gritos enfurecidos de Vulcano produciendo
Movimientos en la tierra.
Las llamaradas deslizándose por las piedras para apagarse en territorio de Poseidón.
Por un momento el Océano Pacífico había dejado de serlo.
El conjunto de las imágenes no podía ser más hermoso.
Los cuatro elementos tan cerca de los terrenales que muchos por la emoción no llegaron a percibirlo.
¡Que sabia es la naturaleza!
Nos regala postales increíbles.
¡Qué pequeños soos los terrenales portando nuestras cruces miserables!
En ese enclave conmovedor te imaginé a vos celebrando que estuviera allí.
Nadie como vos conoce mis gustos.
Es lamentable no los podamos compartir.
Quiero saber ¿Cuán lejos estás de mí?
Quiero saber ¿Seguís amando a tu mamá?
Quiero saber
¿Si aún conservás los recuerdos?
Quiero saber ¿Cómo aman los muertos?
Quiero saber ¿Dónde están tus emociones?
Quiero saber ¿Extrañas mis besos al despertar?
Quiero saber ¿Qué hacés para combatir la soledad?
Quiero saber ¿Alguna vez lloraste por temor?
Quiero digas ¿Cómo hacer para paliar el miedo de las noches oscuras?
Quiero digas ¿Cuándo se producirá el reencuentro?
No sé si mis preguntas alguna vez tendrán respuesta.
Deseo salir de este estado de confusión.
Debo regresar a mi refugio.
Pediré permiso para llevarme una rama de cerezos en flor.
Será para vos.
Tengo muchas fotos en portarretratos.
No les coloco flores pues sé no sería de tu agrado.
Las guardaré en el último libro
que me regalaste.
Te amo como a nadie en el mundo.
Has sido la ilusión de mi vida que mutó a terror.
No puedo seguir sin vos.
Duele la desgracia.
Duele el desamor.
Mortifica la ignorancia de quienes se regocijan con el padecimiento de los otros.
Callaré todo lo otro que duele y está.
¿Para qué?
No lo sé.
Hijito nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=bgWcW0OY0bA