Thursday, December 05, 2019

DESIDIA



Buenos días mi sueño,
adorado.
¿Cuándo aparecerás en ellos?
No hace mucho caminaba por un lugar no tan alejado de mi refugio.
La desidia reinaba allí.
Todas las propiedades que alguna vez habían sido admiradas estaban en total estado de abandono.
Faltan los carteles indicadores del nombre como sucede en todas las esquinas del distrito.
Un ser anónimo con un aerosol de color rojo había pintado “Calle de la Apatía”.
Personalmente la encontré lúgubre, tenebrosa.
Por efecto de la humedad había bastante bruma.
La luna enojada por no poder mostrarse en su total esplendor apenas iluminaba.
¿Quiénes habrían vivido en ese enclave?
Las casas no parecían ser habitables.
La que ocupaba la esquina y parte de un lateral de la calle, tenía encendido un fijo farol.
Ningún terrenal hubiera podido encenderlo desde el interior.
El aspecto era lastimoso.
Colgado de un listón de madera, parecía haber asumido el destino cruel.
De aquel colgaban las ramas muertas desprendidas de un árbol.
En el otro extremo pegado a los ladrillos de la propiedad un pájaro noctámbulo parecía querer ubicar su nido en ese lugar.
Llegué a esa conclusión pues había sobre la luz mortecina del farol otras especies de oscuro plumaje.
Pensé que no era el lugar apropiado, pues la luz, suponía, interrumpiría el sueño de los mismos.
Exceptuando lo construyeran bien tupido.
No me sentía tan cómoda en un lugar tan lóbrego.
Apuré el paso para llegar a mi refugio, donde pese a tu ausencia poseo la luminosidad que a diario derramás.
Al día siguiente asistí a un comercio.
Quienes atienden conocen la vida de todos los habitantes que los visitaron o siguen haciéndolo.
Pregunté por esa calle cargada de dramatismo.
¿Estuviste allí?
Detesto me contesten con otra pregunta.
Pese a ello con educación dije que había estado de paso.
Me pidió que no volviera.
Demostrando un interés que no tenía necesidad de saber en detalle, deje que la comerciante hablara mientras pesaba y embolsaba la mercadería.
No tardó en decir que esas propiedades eran habitadas por los fantasmas de sus antiguos dueños que habían partido.
¿Para qué habré preguntado?
No creo en fantasmas.
Menos en el de seres inertes que vuelven a sus casas para controlar el estado de las mismas.
Menos creíble resulta que un pájaro que busca construir su nido, avise a los transeúntes que se retiren del lugar pues las ánimas los podían asustar.
Deseaba salir corriendo del lugar.
La vendedora no cesaba con explicaciones sin argumentos.
Al notar mi silencio, quiso saber si me gustaba la historia.
Mi lacónica respuesta fue sí.
Como me pareció poco agregué “Sucede que tengo mil cosas que hacer, prometo volver tro día con más tiempo”.
No he vuelto a ese lugar.
Sé por experiencia que determinados mitos a medida que se transmiten son corregidos y aumentados, hasta convertirse en un cuento sin fin.
No es de mi agrado se otorguen a quienes han perdido la vida, dones tan macabros.
De ser veraz cierta parte de la historia, constaría como antecedente en el municipio, por desarrollarse en este distrito.
Las imágenes, son sinónimo de desidia.
No hay que tener un coeficiente intelectual destacado para darse cuenta que es el adjetivo indicado.
Mientras guardaba las compras en el refrigerador, procedí a lavar y secar las frutas que vienen con la etiqueta indicando nombre y procedencia.
Al leerlo quedé sorprendida.
El nombre era Ariadna, la procedencia Isla de Creta.
Revisé otras por si había leído apurada, decía lo mismo.
Descabellado ¿Para qué importar de una isla tan lejana cuando en provincias de la Patagonia Argentina, se cultivan para exportar?
¿Algún negocio desconocido por los habitantes?
Todo es posible.
No tardé en bucear en mi mente.
Ariadna, era una joven princesa nacida en la era dorada del Imperio Griego, nacida en la Isla de Creta.
Poseedora de una belleza espectacular fue obligada a casarse con quien no deseaba.
Por aquellas eras los padres concertaban los matrimonios de sus hijas y solo debían decir que sí.
Costumbres exóticas que no pienso juzgar pues no me corresponde.
La joven con su esposo fue a vivir en un palacio alejado de la ciudad.
Cono el hombre era celoso y debía estar ausente de su casa pues estaban recuperando territorio mediante guerras, enviaba al castillo siete soldados que debían custodiar a la mujer.
Los mismos estaban a cargo de Teseo.
Este se enamoró perdidamente de la mujer proponiéndole huir como si se trata de un soldado más.
Según cuenta Homero, Minotauro fue el único en descubrir el engaño.
Fue asesinado.
Ariadna firmó sin saberlo su sentencia de muerte.
Al llegar a oídos de Artemisa el fin del fiel Minotauro, ejecuto con una espada a la bella Ariadna.
Para demostrar que la belleza no es eterna, uso tu axioma “Nada dura para siempre”, la cruel Artemisa exhibió el cadáver de la pecadora durante varios días.
Por respeto no voy a contar el deterioro que sufren las personas.
Nada es casual.
Regresaré a la calle donde reina la desidia.
Lo haré de vida con el solo propósito de comprobar si el pájaro construyó su nido para alojar a su cría y si el viejo farol continúa encendido.
Celebro que siempre hayas investigado todos los episodios ocurridos en tu corta vida, significa heredaste un rasgo personal con el que me siento identificada.
¿Qué decirte que no conozcas?
Te extraño siempre un poco más.
Desconocer la distancia física que nos separa produce horro.
En ocasiones presumo he sido y soy un fracaso.
Ninguna madre espera presenciar la muerte de su hijo.
Es un horror.
Imperiosamente necesito darte un beso.
Deseo puedas ayudarme a partir prontamente.
Mientras espero, te pido que nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=eQ_mH1ay5KA

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