TELÓN DEL CIELO

Buenos días mi cielo.
Tengo sed de estar a tu lado.
Te extraño más que siempre.
Quiero contarte que uno de tus hermanos del alma, que la vida y vos eligieron me adoptaran como amiga, comenzó su viaje anual.
La última vez que hablamos fue el día veintitrés.
Me sorprendió al comentarme el principio de su itinerario, Valencia y Barcelona, el resto está guardado bajo siete llaves.
Como reordarás siempre aterriza en Estambul, luego viaja a Madrid y después el resto del mundo europeo.
Ha sacado una cantidad de fotos maravillosas, sabe que las utilizo para estas conexiones que establecemos a diario.
Valencia es una de las ciudades más antiguas de la provincia de igual nombre.
Fundada por los romanos en el año 138 AC, posteriormente fue territorio musulmán quienes introdujeron, sistemas de riego para que el agro creciera.
El rey cristiano Jaime de Aragón la recuperaría para España.
Como imaginarás ha sacado infinidad de fotos.
Sabe que de este lado del mundo, alguien las toma prestadas para compartirlas en estos enlaces.
La fotografía es más veloz que el pensamiento.
No obstante maravilla observar la convivencia de arquitecturas añosas con monumentos ultramodernos.
El estado de conservación es envidiable.
Digno de imitarse.
Imagino que allá, ningún ser mononeuronal, de los que abundan en nuestro país, escribiría con aerosoles rojos, cualquier tontería en las estructuras.
La belleza no está enrejada para preservarla.
Imagino saben es de todos.
Orgullo para los valencianos y también para los turistas asombrados ante la hermosura de aquellos.
Es evidente que todo es cuestión de aplicar el sentido común y el raciocinio.
No expresaré, los envidio sanamente, dado que esa expresión es insalubre.
Solo me gustaría que aquí imitáramos e incorporáramos ese tipo de reacciones que por ser habituales, llaman la atención.
No te preocupes, no daré clases de comportamiento.
Anoche luego de recorrer la ciudad, monumentos impresionantes y museos.
Nuestro amigo fue a ver una comedia.
Me costó mucho elegir entre tantas imágenes majestuosas.
El exterior del teatro es de estilo renacentista.
Intuyo podés visualizarlo desde el lugar donde estás.
La sala llena.
Si no me equivoco la obra es de Lope de Vega.
La sala llena.
Opté por el pesado telón de terciopelo rojo ocultando la escenografía sobre el escenario.
Como amante del arte, siempre te ha gustado el teatro.
Si no las exijo mis musas suelen volar alto, tanto como para imaginar que ese es el primer telón del cielo.
Allí con tu voz de tenor interpretarías el unipersonal de tus sueños.
La música de fondo estaría ejecutada por seres como vos que durante su trayecto por la vida terrena, fueron músicos.
Solo se verían sus sombras acompañadas de diferentes instrumentos.
Desde una butaca observaría el ensayo general que se hace sin público.
Tu existencia ha sido muy rica.
Contarías de todos y cada uno de tus proyectos que sin preguntar nada la muerte transformó en recuerdos.
Te aseguro que ellos no morirán nunca.
La realidad por vos transitada tuvo momentos graciosos.
Al compartirlo con la sala llena de público e invitados, arrancarías con tu decir sonrisas y aplausos.
También emotividad acompañada de lágrimas cuando no alcanza batir las palmas para mostrar la conmoción del asistente ante un artista que no necesita integrar una compañía teatral para demostrar sus aptitudes.
Tendrías tiempo para demostrar tu histrionismo y algún atisbo de ironía, cuando entre el público hay espectadores que no respetan al artista.
Ello me hace recordar una anécdota que conocí después de tu muerte.
Con un grupo de amigos habían concurrido a una sala céntrica.
Antes de comenzar la obra los actores, pidieron al público apagaran los celulares pues el sonido puede dispersarlos.
A pocos minutos de comenzada la misma, sonó el celular de una jovencita.
No dudaste en pararte para preguntarle ¿No escuchaste había que apagar los celulares?
Sin querer fuiste vos quien interrumpió la puesta en escena.
Los artistas agradecieron dando comienzo a la misma.
La joven al verse tan expuesta, optó por retirarse.
Quien hoy está en Valencia quería desaparecer de la butaca.
Cuando me lo contó, pudo hacerme sonreír, recordando tu impronta.
Pido disculpas a los lectores por haber intercalado en este contacto ese momento.
Seguís sobre el escenario.
Recordemos que estamos en el ensayo general.
Al día siguiente se produciría el debut.
Pensé que tendría reservado un lugar en las primeras filas.
Como siempre me sorprendiste, al reservar un placo que estaba a tu izquierda.
La música angelada, fue el preludio del comienzo.
Como siempre apareciste vestido de negro.
Comenzó el monólogo.
Varias veces fue interrumpido por el público aplaudiendo tu actuación magistral.
¿Cómo hicieron mis musas para darme semejante regalo?
En el palco estaba sola.
La imaginación lograba viera la sala llena.
Estabas cerca, tanto que cuando caminabas por el escenario su estiraba mis brazos hubiese podio acariciarte.
En un típico arranque de madre que extraña a su hijo de manera demencial, di un salto.
Era la oportunidad para darte un beso.
Uno solo.
No era exagerado cumplir mi utopía.
Faltaba un paso para llegar a tu lado y fundirnos en ese abrazo dormido desde hace tanto tiempo.
Nos separan unos centímetros.
Suficientes para que el telón del cielo cayera pesadamente.
¿Por qué teniéndote tan cerca todo se diluyo en un instante.
La música que te acompañaba se había transformado en quejumbroso silencio.
No podría explicar de dónde una voz ronca se presentó como Tánatos, estaba acompañado por Hefesto.
Haciendo caso omiso a esa poco amigable seguí buscando una abertura entre los pliegues de terciopelo.
La amenaza de Tánatos se convertiría en extorsión al expresar “Si continuas con tu intento de avanzar sabes que Hefesto cumplirá mi pedido.
Ordenaré a Hefesto incendie el escenario.
Nunca más podrás ver a tu hijo corporizado.
Solo una vez se puede resurgir de las cenizas ¿Es tu deseo?”
Quería enfrentarlo.
Decirle es un ente abominable.
Pedir argumentaciones de tu muerte y la de otros seres inocentes que elige de manera caprichosa.
Tu voz hermosa susurró en mi oído el pedido más desesperado “Ma por favor volvé a tu refugio, quiero que sigamos viéndonos”
Salí corriendo.
El sobre de cuero había quedado en el palco.
No volvería a buscarlo.
Tesoro de mi alma, gracias por regalarme este sueño tan vívido.
Te pido ayuda para que puedas llevarme a tu lado.
Sentí atisbos de paz al verte sobre el escenario.
Lamento no poder repetir la experiencia.
No te expongas.
Te amo, por ello como siempre en estos contactos que nos acercan aún más, te pido, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

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