DESPIERTA EL SOL

Buenos días mi amor divino.
Cada mañana sobre el horizonte despierta el sol.
Tendría un sueño cumplido si tuviera la mínima oportunidad de verte en tu habitación abriendo los ojos a un nuevo día.
No pudo ser.
Jamás he de acostumbrarme a no tenerte.
Sufrir la imposibilidad de saludarte con un beso es demencial.
Todas las mamás lo hacen.
Llevo casi mil quinientos sesenta días sin verte corporizado a mi lado.
Extraño tus costumbres.
Nunca te agradó cualquier integrante de la familia te hablara en el despertar.
Solo cambiaste esa tesitura cuando intuiste, el final se acercaba.
Desarrollaste la vida cotidiana con esa mochila.
Callando lo inevitable para no dañarnos.
También lo sabía.
A nadie le deseo circunstancias similares.
Observar como despierta el sol cerca de un curso de agua trae sensaciones diferentes.
A veces encontradas.
Tu medio natural.
Deslizándote por aguas añiles eras inmenso.
Tanto como tu placer al realizarlo, siempre acompañado de mis temores.
Al salir sonriendo, decías para no tener ciertos miedos hay que hacerse cargo de ellos, para luego sentenciar con sabiduría “Deberías aprender a nadar”.
Tu risa terminaba de despertar a la estrella más grande del universo.
Esfumaba en pocos minutos los colores rosados de la alborada y así tener su marco de oro en el ascenso.
Me gusta caminar cerca de cualquier playa o a la vera de un lago donde el cielo lo utiliza como espejo otorgándole un color más intenso al azul natural que suelen poseer esos cursos acuíferos.
¡Qué felices estábamos en aquellos tiempos!
¿A qué distancia te encontrás ahora?
¿Es posible dimensionar la misma?
¿En ese espacio cargado de enigmas existen lagos, ríos o mares que puedas utilizar?
¿Cómo es la realidad, de algún modo debo denominarla, de los seres que han partido?
¿Sienten dolor los seres exánimes?
¿Te has sentido solo en todo este tiempo?
¿Podrías ayudarme a llegar a tu lado prontamente?
Quienes me conocen, saben que no he sido ni seré una humana a la que le agrada estar rodeada por muchas personas.
Siempre he preferido para conservar mis espacios.
Es diferente la soledad que se busca por cualquier causa que aquella impuesta por el destino de manera arbitraria e inconsulta.
La mañana presagiaba un día tórrido.
Inquietas una escuadra de gaviotas dejó de ser una forma geográfica para revolotear sobre un antiguo bote de madera.
No estaba a la deriva pues la costa está a escasa distancia.
Los pájaros sin inteligentes.
Sus instintos demuestran sabiduría.
Quizás intuían algo no estaba en orden.
Tal vez conocieran al timonel de esa pequeña embarcación.
Desde la orilla observaba la escena.
Fue tan grande el alboroto provocado por las gaviotas, que desde la profundidad del lago emergió un joven.
Lo veía de espaldas.
En una de sus manos portaba un puñado de peces, dejándolos en el bote.
Hoy las aves de plumaje negro no solo tendrían como alimento las clásicas migas de pan que arrojan desde otros barcos.
Ese joven tendría tu edad si estuvieras en la vida terrena.
Al notar mi presencia se diño vuelta para saludarme con un movimiento de manos.
Quedé paralizada.
Tu rostro es inconfundible.
Desapareció de la superficie para zambullirse nuevamente en el agua.
Necesitaba saber quien era.
Recuperada de una visión tan hermosa, fui al pequeño puerta.
A esa hora llegan los botes de las familias que viven en el pueblo con su carga preciosa para alimentarlos.
Ellos conocen mejor que nadie las historias lacustres.
¿A quién preguntarle?
No conocía a nadie.
Sabía que son colaboradores y amables.
Entre el conjunto de pescadores, encontré a una mujer de mediana edad.
A ella le preguntaría si conocía al dueño del navío que parece abandonado.
Pidió la esperara un momento para entregar el canasto en el que estaban los peces.
Relató ese muchacho tan joven no es un ser terrenal, sino la esencia que toma forma humana cuando emerge del agua, de alguien que ha partido.
El relato era
Impactante.
¿Por qué no dar crédito al mismo?
A diario sale del agua para alimentar a las gaviotas.
Solo está breves minutos en la superficie.
Interrogué de quien era el bote de color blanco.
Nadie sabe de su dueño.
Al notar mis gestos agregó “Del joven conocemos su historia ya que en una ocasión el la contó a uno de mis compañeros que lo ayudó a desengancharse de unas redes.
¿Si deseas puedo llamarlo, vive muy cerca?
Agradecí, saludando con respeto.
Mis ojos comenzaban a nublarse por efectos de las lágrimas, eso pensaba.
Sin fuerzas caí sobre la arena.
Cuando desperté estaba en una camilla de una sala de primeros auxilios ubicada en la zona costera.
El médico me dijo que había sufrido un desmayo.
Al preguntarle por la vía que tenía colocada, informó que era para compensar la presión arterial, pues estaba en un nivel demasiado bajo.
Deseaba irme para llorar mis recuerdos.
No sé si el profesional que me atendía leyó mi pensamiento “No te preocupes, pondré el goteo más rápido para que puedas irte a tu casa en unos minutos.
¿Cuál es la razón que abruma tu alma?
Relaté como fue mi visita al lago, brindando todos los detalles.
Con una sonrisa, reafirmó los dichos de la mujer de la lancha.
Somos un pueblo manso.
Ayudamos a quienes lo necesitan.
Ese joven apareció hace más de cuatro años.
Los neurocientíficos del hospital regional, tomaron una muestra del joven.
Comprobaron se trata de una persona fallecida en determinada fecha.
Para obtener más datos deberás recabar en el hospital”.
La impresión recibida me otorgó más energía.
No esperaría hasta mañana.
En el hospital regional expliqué el motivo de mi consulta.
Transcurridos unos minutos, apareció un médico.
Al pasar al consultorio pidió me explayara.
Buscó en los archivos de la computadora.
Confirmó mis sospechas.
Los estudios que se le practicaran arrojaron una certeza cercana al cien por ciento para conocer quien en vida había sido tal persona.
Agregando que no siempre estás allí sino en lugares donde el estío esté presente.
Agradecí.
Quería salir corriendo para tener la posibilidad de verte nuevamente.
Me explicaron esa probabilidad no se daba a diario sino de manera circunstancial.
Desde tu ausencia dejé de creer en muchas tradiciones que nos inculcan desde chicos.
También a partir de tu desaparición física, investigué todo lo que pude sobre esa rama de la ciencia.
Las conclusiones me parecieron razonables.
Sería de mi agrado verte a diario, prometo esperar otra visión como la que he tenido.
Nunca perturbaría tu descanso ni forzaría situaciones.
Sos lo mejor que me pasó en la vida.
Nunca revistarás en la categoría de recuerdo pues vivís en mi alma para siempre.
Espero y deseo llegar pronto a tu lado.
Mientras ello acontece, te pido nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=_NLkh3Z--oE