Thursday, December 26, 2019

NOCTURNI SOLITARIO



Buenos días alma mía.
He sorteado sin dificultad la prueba de soledad absoluta en estas conmemoraciones.
Quedan dos noches más en las que pienso repetir la experiencia.
No crean es agradable estar en absoluta soledad.
Pese a ello no deseaba que quienes me rodean fueran testigos de ni tristeza acompañada siemprre por lágrimas brotando del manantial del alma.
Noche tranquila donde afortunadamente el silencio fue mi compañía en esas horas que no le deseo a nadie.
Es diferente la soledad elegida que aquella impuesta por el destino.
Estadío propicio para dejarnos trasladar por las musas a cualquier lugar.
Les pedí recrear un sitio conocido por ambos en pleno estío.
En aquella oportunidad la luna brillaba con todo su esplendor.
Ubicados en el balcón de un edificio, mirábamos un paisaje salido de un cuento.
No huno ningún brindis dado que era un día de vacaciones como cualquier otro.
La imaginación es capaz de concretar las utopías que viven en nuestro interior.
El firmamento azul oscuro, sostenía como siempre a Selene.
Algunas nubes grises ocultaban su fulgor.
No hacían más que reflejar en cada destello de plata mis sentimientos.
Dos rosas completaban el cuadro.
Una roja y otra blanca prístina como tu alma.
Realice un repaso del tiempo compartido.
¡Demasiado corto!
¿Quién se habrá adueñado de tus proyectos?
No eran pocos.
En cada uno se tejía una ilusión.
Llegar a lo más alto de tu carrera.
Tengo la certeza que hubieras obtenido cada uno de tus logros.
Has sido brillante.
No dudo que esa condición también pudo haber sido el motivo para que tu luz llegara a la eternidad.
En este suelo terrenal, que detesto, pues no tengo nada que hacer aquí, el desamparo ha tomado mi alma para mantenerla cautiva quien sabe hasta cuando.
¿Es tan imposible abreviar los caminos que conducen a otras vidas?
Necesito creer en la existencia de ellas para poder encontrarte y darte ese beso impaciente, esperando en una mochila cargada de ellos.
Uno o más por cada día de ausencia son miles.
¿Por qué debo seguir guardándolos?
¿Cómo es la soledad de los muertos?
¿Hay lugar para la tristeza?
¿Podés recordarme aún cuando sea de forma fugaz?
Esas vacilaciones sin resolver son mis compañeras constantes.
Quisiera ayudarte.
No imagino tu rostro sin una sonrisa que ilumine tu bellla mirada.
Mirada velada por la tristeza cuando de aproximaba el final.
A nadie le deseo presenciar la muerte de un hijo.
Es algo que sin romperse se va alejando de la vida terrena.
No existen palabras para explicarlo de manera fiel.
En una fracción de segundos, mueren las ilusiones.
Allí comprendés que nunca más vas a escuchar a tu hijo llamándote mamá.
¿Qué se siente?
Horror.
Se pierde la capacidad de reacción.
Hasta el fin de los latidos de tu corazón nuestras manos permanecieron unidas como siempre.
Nunca las sentí laxas.
Tu prima, que es más intuitiva, no dudó en apoyar sus dedos sobre tu cuello.
Cuando la vi persignarse, el mundo y la vida cayeron sobre mi persona.
Fui tan tota que mantuve mi mano izquierda apoyada sobre tu pecho.
Negar aquello que no se desea para el ser que más se ama en el mundo logra que débiles se escuchen los latidos de un corazón detenido para siempre.
¡Qué tonta fui!
La negación ante lo irreversible había logrado que sintiera como tuyos, las palpitaciones de mi corazón.
¿Cómo se hace para aceptar la muerte de un hijo?
No es posible.
Dicen quienes curan los males de la mente, que todos los duelos se superan.
El de un hijo nunca.
Es tan enorme el amor que se tiene hacia el ser que se gestó en nuestras entrañas que se hace imposible, asimilar, ya no está.
Nunca más podremos conversar mirándonos.
Nunca más podré abrazarte.
La palabra nunca es demoledora, inaceptable.
Somos los grandes quines debemos partir con antelación.
Horroriza esta tempestad que sacude como si fuera un barco de papel en el medio del mar bravío.
¿Qué más esperan del dolor de una madre?
¿Es necesario asestar golpes de los que nunca nos podremos recuperar?
Querido, de este diciembre detestable me quedan por pasar tres días más.
El primero dentro de dos días, se cumplen, cincuenta y dos meses de ausencia.
¡Aberrante!
Después la última noche del año y la primera del año entrante.
Estoy harta de contar.
Odio los números que me recuerdan días que vendrán y tampoco estarás aquí.
Si está en tus manos te pido me ayudes a irme de suelo terrenal.
No es mi espacio.
Necesito de manera imperiosa estar a tu lado.
Verte.
Abrazarte.
¿Podrás recordarme?
¿Qué sucedería si no te encuentro?
Imposible eludir esa probabilidad.
Te necesito para decirte cuanto te amo.
Por favor nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=0zBryjLu6ro



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