Sunday, May 24, 2020

ALBORADA OTOÑAL



Buenos días mi cielo, mañana fría de otoño.
Frío que trae a mi memoria los peores recuerdos.
Tu partida.
Arrebato de la muerte, carente de sentido.
Para ella habrá sido otra batalla ganada.
Para mí el peor dolor.
Plateadas dagas hurgando mi alma.
No encuentran más espacio para ahondar las heridas.
Tu muerte trajo destrucción.
Aquí en suelo terreno se extendió por quince días más el aislamiento.
Espero que esta terrible experiencia nos ayude a cambiar.
Necesitamos extraer de estas vivencias ,solidaridad para pensar en el otro.
Ayudar a quien lo necesita.
No se trata de extraños sino de iguales.
Sueño con espacios que hemos caminado juntos.
Bosques donde el sol cuando comienza la alborada se filtra por las ramas de los árboles, otorgando un aspecto especial.
Comienzo de un nuevo día.
¿Sabías que las flores inclinan su corola para dormir?
Entre la espesura de matices ocres y amarillos encontré flores que no conozco su nombre,
El suave lila de sus pétalos, compone una armonización perfecta.
La mayoría de los terrenales y humanos despierta con alegría.
No es mi caso.
Cada mañana pregunto ¿Otra vez?
Como bien imaginás para mi, salir del sueño es una tortura.
Quisiera entrar en un sueño eterno.
Ello posibilitaría, llegar a tu lado para darte ese beso postergado que es hora se pose en tus mejillas.
Los días se suceden sin demasiados cambios.
Muchas veces intento comunicarme con personas que sé están, pero se niegan a contestar la llamada.
¿Qué me produce?
Desazón.
Quiera el destino nunca tengan la extrema necesidad de escuchar a otro.
No diré nada más, hay palabras que definen una situación.
He encontrado una compañía generosa en la radio.
Escuchándola evito las noticias que se repiten cada media hora.
Todas relacionadas con el virus.
No es bueno el exceso de información.
Con ayuda de mis musas, utilizando como transporte la imaginación, me internaré en el bosque con el propósito de comprobar si ha sufrido cambios desde la í
última vez.
Atrapan los destellos de la estrella más grande del universo, filtrándose entre los árboles casi desnudos.
Algunos han perdido parte de la corteza que vestían sus troncos rugosos.
Intentaré cruzar el espacio con sumo cuidado.
Las matas de flores lulas no estaban la última vez que estuvimos allí.
Constituyen una bella nota de color.
Helios sigue su ascenso.
Pareciera que lo hace lentamente.
Da la impresión hubiera descubierto algo y desea saber que es.
Ello alimenta mi curiosidad.
En el camino hay ramas, que van enlazándose.
No quiero romperlas al caminar.
Por alguna razón han decidido permanecer abrazadas.
Se escucha con nitidez el tumor de un salto de agua que surge entre piedras de baja altura para concluir en un hilo de agua tan transparente que pareciera plateado.
¿Por qué siempre en medio de nuestros paseos aparecía el agua?
¿Es tu otro ámbito natural?
¿Dónde permaneces ahora hay vertientes de agua cristalina?
¿Cuándo podré visitarlas?
¿Estarás esperándome?
Mientras elaboro cada pregunta sigo avanzando.
¡No puedo creer que quien está sobre esa pared de rocas seas vos!
¿Será producto del deseo de estar cerca que te veo en todas partes?
El sol encandila.
Falta para que llegue a su cenit.
Seguramente ha sido una ilusión óptica.
La figura posada en las piedras no está.
Sin pedir permiso como lo hace siempre aparece el agobio.
Todos saben que no tengo nada que me incentive para estar en ningún lugar del suelo terrenal.
Mi espacio es otro.
¿Existirá o solo se trata de la utopía de una madre desesperada por ver a su hijo después de casi cinco años de ausencia?
Desearía tener la potestad de ver más allá de la mirada para comprobar existen otros mundos.
Nadie ha regresado para referirse a ellos.
Soy de las humanas a las que no le conforma nada que no esté bien argumentado y pueda ser sostenido en el tiempo.
Hasta el momento nada encontré.
Una de mis médicas es creyente.
Relata con tanta certidumbre el proceso posterior a la muerte que no puedo dejar de admirarla.
¿Por qué no puedo creer como ella?
¿Cambian las estructuras los golpes impiadosos del destino?
¿Cómo detener el tiempo para desandarlo y volver hacia atrás?
Quiero ubicarme unos meses antes de tu muerte.
Aquellos donde nadie podía imaginar un final tan trágico.
Época de proyectos.
Alboradas encendidas por las ilusiones de concretar cada sueño.
Tiempos donde solo se conjugaba el verbo compartir.
Dejar que el sol encandilara la mirada.
Disfrutar del llanto del cielo con cada lluvia.
Nada de eso volverá a ocurrir.
El cielo se cubrió de densas nubes negras, iguales a las del atardecer que pudimos despedirnos.
Tres semanas antes de tu muerte.
¿Cómo pudiste ser tan generoso para en medio del dolor de quien sabe va a morir, elige un lugar donde nos cansamos de conversar.
No puedo olvidar tu reto por haber olvidado la capucha de la campera.
Había comenzado una tenue llovizna y vos estabas preocupado por mi.
¿Habrá sido la primera señal del cielo acerca de la inminencia del final?
¿Esas gotas de lluvia fueron preludio de las lágrimas que no puedo dejar de derramar?
La semana siguiente sería de poner a prueba las emociones.
Recuerdo el abrazo interminable, mientras esperábamos llegara la ambulancia.
Una madrugada de terror que terminaría exactamente quince días después.
A partir de allí convivir con el horror.
Ha pasado demasiado tiempo.
No quiero estar aquí,
Te pido me enseñes a caminar hacia vos.
Tesoro, te amo más que a nadie en el mundo.
Siempre te pediré, no olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=CQcmBvl4KqY


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