Wednesday, May 06, 2020

TIEMPO SEPIA



Buenos días mi cielo.
Hoy es la mañana más fría de este mes.
Son de mi agrado las bajas temperaturas.
Loe especialistas dicen no son aconsejables para seguir atravesando la vida en compañía del virus que apareció como todo sin pedir permiso, corriendo como reguero de pólvora por yodo el planeta.
Es cíclico en todas las décadas se repiten las enfermedades endémicas.
¿Tendrá algo que ver el comportamiento del hombre?
Es solo una pregunta.
Jamás daría por cierto aquello por mi desconocido.
No presté atención en otros sitios del orbe, aquí también se ha comprobado que circula entre los más chiquitos.
¿En el espacio donde se ha constituido tu hábitat, existen las enfermedades?
¿Quién trata la salud de los ángeles en el supuesto de existir estas entidades tan enigmáticas como tdos los misterios del universo?
Aquí en suelo terreno la soledad lleva al hartazgo, ello sumado a los días de encierro no constituyen una buena fórmula.
Llega un momento en que la lectura no alcanza.
La escritura es insuficiente y algunas llamadas no llegan, aún cuando se las espera.
Tus dos hermanos de la vida trabajan a distancia.
Es una buena forma de invertir el tiempo.
Arreglando la biblioteca, encontré una foto color sepia-
Es la que antecede a esta comunicación que me premier soñar te tengo más cerca, aún cuando desconozca la diferencia horaria que nos separa.
Pregunté respecto a los horarios y nadie supo explicarme si esa otra realidad tan subjetiva, se da en otros planos.
Regreso a la foto tal cual me gustaría hicieras conmigo.
Volver por un segundo a la tierra para que pudiera concretar la utopía más grande que tengo y será mi compañera hasta el último halito de mi vida.
No conozco a la mujer de la imagen.
Por el tono que ha tomado el papel, tiene sus años.
Las tomas que mutan al color, sepia e angustian.
Es como si el tiempo dejara su huella en ellas, hasta que definitivamente desaparecen las formas.
Está
sentada, en el piso, como lo haría cualquiera de nosotras en la actualidad.
No está sola.
Puedo adentrarme en su mente.
Allí está su perfil cercano a la perfección con un reloj en el cerebro.
Nunca he tenido fotos, color sepia.
La llevo a mi familia chiquita para saber si conocen a esa mujer pensativa dominada por el tiempo.
Seguramente quedó olvidada en mi refugio antes que lo habitara.
Es posible que algunas de las personas que se encargó de ciertos arreglos de la casa, la haya visto y con el propósito de protegerla, la haya colocado entre los textos que poseo.
No me quedaré sin saber de quien se trata, mañana iré hasta el domicilio de la vecina más antigua de la zona.
Una mujer mística que ha conocido a todos los que han residido en las inmediaciones.
Lila me recibe con una sonrisa que ilumina su rostro surcado de líneas.
Signo de sabiduría y memoria que irá desarrollando a través de la charla.
Con paso cansino se dirige hacia la cocina.
Cuenta su infusión favorita es el mate.
Por razones obvias ahora lo ha cambiado por el te en hebras, no quiere usar el que viene en saquitos pues o puede ver el contenido.
Otra vez sonríe.
Ello no alcanza para disipar la tristeza de su mirada.
La mesa del comedor está cubierta por un mantel de hilo que ella misma ha bordado hace muchos años.
Utilizará individuales de esterilla para proteger la madera de la mesa.
Sobre una repisa coloca el florero de cristal que armó con buen gusto.
Ante la ausencia de flores ha colocado ramas de diferentes especies de árboles, formando un arreglo tan delicado como hermoso.
En un colador de plata introducirá las aromáticas hebras de te, agregará agua caliente para que la infusión quede lista.
En un plato a colocado masitas secas.
Me obliga a comer alguna pues hace mucho que está sola.
Tampoco por su edad sale a la calle.
Cuenta con la ayuda de una asistente, tan silenciosa como ella.
Extraigo la foto de mi bolso para mostrársela.
La mirada de cielo pareciera a punto de derramar las primeras lágrimas.
Me cuenta esa foto corresponde a su hija.
Hace muchos años vivía en mi refugio.
Cerca de la casa de su madre a quien todos los días pasaba a visitarla.
La joven desempeñaba sus tareas de profesora en una escuela del distrito.
Muy joven contrajo enlace con un hombre de excelente posición económica.
Pese a ello convinieron en que ella seguir
Ia trabajando hasta que el destino la convirtiera en madre.
Vivía pendiente del tiempo pues su deseo no se concretó rápidamente.
Al poco tiempo le comunicó a su madre, nacería su primer nieto.
La familia vivió esa circunstancia con felicidad.
El niño parecía un ángel rubio.
Tenía la mirada del mismo color que su abuela.
En esta localidad estaban construyendo diques de contención de material, para que el agua del río no anegara los terrenos cercanos.
Padre e hijo salieron un domingo a realizar unas compras.
Llovía intensamente.
El niño no quiso quedarse al cuidado de su madre.
Quería pasear en auto.
El caudal de agua reducía la visibilidad de los conductores.
Pese a circular con la mayor precaución el auto en una maniobra salió del asfalto.
El barro de las banquinas parecía una pista de patinaje.
La obra del río,no estaba bien señalizada, en instantes cayeron a la profundidad del agua.
La hija de Lila, nunca pudo salir de la depresión producida por el accidente.
Su madre le rogaba fuera a vivir a u casa.
La respuesta siempre fue negativa.
La joven se había aislado voluntariamente.
Solo pensaba en los amores perdidos.
Por respeto a sus memorias no tomó atajos para terminar con su vida.
Después de varias semanas la encontraron sentada debajo de un reloj de pared.
Esta sin vida.
La causa de la muerte fue inanición.
La foto que hoy le muestro a su madre fue tomada por los peritos que acudieron al domicilio.
Lila acaricia la imagen de su hija.
No tarda en sobrevenir un llanto quedo.
Se levanta para dirigirse a una vitrina.
De ella extrae un fajo de billetes.
Ruega la venda la foto.
Le pido guarde el dinero.
Al conocer una historia tan dura sería una hereje si vendiera algo que no me pertenece.
Agradece como si hubiera recibido el mayor tesoro.
Es justamente eso.
La imagen de un hijo muerto vale más que la propia vida.
Nos despedimos con un abrazo.
Debo prometerle regresaré a visitarla.
Lo haré, es una mujer sabia atravesada por el dolor más grande del mundo.
Han pasado varias semanas.
La asistente de Lila me llama por teléfono para comunicarme ha muerto sosteniendo la foto de su hija.
Mañana la acompañaré hasta su última morada.
No quiero se realice el último tramo del camino en soledad absoluta.
¿Por qué mueren las personas buenas?
¿Por qué tan pronto mueren los hijos?
Lila soporto sola muchos años.
Tantos que el tiempo adquirió tonos sepia.
No quiero eso para mí.
Se no te gusta te recuerde el tiempo perdido por mi en suelo terreno.
¿Para qué más?
No es este mi lugar.
Preciso estar a tu lado como antes.
Reír juntos para siempre.
El peor castigo que puede recibir una mujer es la muerte de un hijo.
Se que lo digo con frecuencia.
Es mi sentimiento.
Tesoro te amo como a nadie en el mundo.
Por favor no olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=7hGn-MqOgQQ

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