NECESIAR AL OTRO

Buenos días mi tesoro.
Soy absolutamente dependiente de vos.
Tanto en la vida como en la muerte.
Es imposible seguir adelante sin tu presencia amada.
El destino no nos enseña a vivir sin un hijo.
Sin embargo los hijos por ley natural ven partir a sus padres.
Se sufre de eso no tengo dudas, pese a ello el dolor por la pérdida del hijo no se naturaliza nunca.
No es habitual presenciar la muerte.
Si es razonable que los padres por ciclos cumplidos en suelo terrenal comiencen a partir.
¿Por qué no nos enseñan a enfrentar la muerte del ser que más se ama en la vida?
¿Por qué ningún neuirocientífico ha encontrado paliativos para ese dolor que resulta imposible donde está ubicado.
¿En el alma?
¿Corazón o cerebro?
La ciencia avanza, queda detenida cuando de amores incondicionales se trata.
¿Cómo se le dice a una mamá su hijo morirá?
En nuestro caso particular, ambos conocíamos el desenlace.
Callamos para no lastimarlos los últimos días de tu paso en territorio de Gea.
Cierro los ojos y puedo sentir los dedos de tu mano derecha acariciándome cuando notabas estaba inmersa en el llanto más horroroso.
Decías desde la profundidad de tu ser, “No llores ma”
¿Cómo no hacerlo si el fin se acercaba?
Mis lágrimas siempre fueron una tortura para vos, lo heredaste de t abuelo materno.
¿De dónde saqué fuerzas para inventar mil historias?
Las transferiste de tu cerebro a mi corazón.
¿Cómo podías pensar en mí, sabiendo morirías en cualquier momento?
De tu sabiduría siempre pendieron hilos imaginarios para transformar mi raciocinio y el corazón, en marionetas que nunca pudieran sufrir.
El momento letal llegaría en pocos días, de manera silenciosa.
¿De donde sacaste fuerzas para pedirle, a las personas elegidas con absoluta sabiduría, “Cuiden a mi mamá”?
¿Tan grande era tu corazón para pensar en mí?
Tu cerebro no solicitaba nada para vos.
Solo tenía prioridad mi bienestar.
¿Sabías que nunca más acudí a él desde tu ausencia?
Como hacerlo si pasarían miles de días sin darte un beso.
¿Quién te acaricia en el cielo?
¿Existe?
¿Quién te acomoda la ropa de cama cuando hace frío?
¿Quién es capaz de contener tus miedos?
¿Quién puede calmar el terror a la soledad?
¿Es natural que un ser que socializaba hasta con los animalitos haya sido condenado a la eternidad, teniendo la vida por delante?
¿Nadie comprendió que hacés falta aquí?
Impidieron la concreción de tus sueños y proyectos.
Te condenaron a un espacio desconocido y por lo tanto, temido.
Me dejaron aquí, cuando deberíamos haber viajado juntos.
Como antes, como siempre.
No comprendo la tortura a la que fuimos sometidos.
Separados de la peor manera.
No te dejaron la posibilidad de regresar.
Nunca lo entenderé.
Mis caminatas han concluido.
La pandemia llegó para quedarse.
El consejo es quedarse en cada domicilio.
Conciente de la gravedad de la situación, estoy cumpliendo con las indicaciones surgidas desde el gobierno.
Los números reales que nos afectan, no se conocen.
Es un solo instituto el que hace las pruebas en todo el país.
Una vez más se muestra la falta de solidaridad.
Los laboratorios privados deberían ser los primeros en ofrecerse para ayudar con los análisis.
Los intereses pueden más que la razón.
Diferente a nosotros cuando estábamos juntos, los hilos imaginarios de esa marioneta formada por el amor y la razón se movían al unísono.
No es mi deseo seguir en un enclave hostil.
Cuando expreso esta necesidad primordial pienso que quienes se ocupan del destino de los terrenales se convierten en, hipoacúsicos.
No me queda otra alternativa.
Debo esperar.
A diario pido la espera sea corta.
Duele tu soledad.
Tesoro me gustaría conocer todos los idiomas para decirte cuanto te amo.
Para vos no es primordial.
Como siempre te pido nunca olvides cuanto te quiere tu mamá.

https://www.youtube.com/watch?v=Dm8-0m3M8-c