Buenos días mi cielo.
Hoy gris y lluvioso.
¿Hacía falta?
Sí para las zonas productoras.
Sí para confunidirse con las lágrimas, derramadas por ausencias irreparables.
¿Has observado cumplo con el aislamiento sanitario?
No por mí sino también por mis iguales.
Personalmente el virus me acercaría prontamente a vos.
No es bueno ni racional buscar excusas,
tomar atajos cuando se hace necesario esperar.
Tengo claridad de pensamientos.
Por nada del mundo vulneraría tu memoria.
Mis musas están trabajando a full.
No puedo salir pero ellas lo hacen por mí.
Asida a sus manos llegamos a un sitio encantado.
Tengo la certeza sería refugio de nuestras almas.
Se trata de un atalaya ubicado no en la costa marítima de cualquier ciudad sino millas adentro del mar.
Las olas golpean con fuerza la estructura de piedra de la edad del tiempo.
Por supuesto que tiene su haz de luz para iluminar a los navios que llegaran a la costa.
Un espacio que en verano podrías utilizar para sorprendernos, con tus dotes de nadador.
No siempre el cielo se muestra diáfano.
Estamos en el preludio de un crepúsculo espectacular.
Las gaviotas deberían regresar a sus nidos
Me agrada su compañía.
Hemos convenido que nos turnaremos para encender las luces del atalaya.
Hoy te correspondería, a vos.
¿Dónde estas?
Esencia traviesa que a diario me sorprende,
In escalofrío recorre mi ser.
A los gritos, pronuncio las letras de tu nombre.
Son siete como los colores del arcoiris que tanto nos impacta a continuación de una tormenta.
¿Por qué no respondés?
El día esta demasiado frío para que muestres tus destreza.
Por favor, ¿Podrías responderme?
Subiré cada uno de los peldaños de la estructura, de piedra.
Es tan antiguo que el encendido es manual.
Deberé ser quien deba accionarlo.
La oscuridad y el sonido del mar estremecen.
Apaciguaré el ánimo con el fin de cumplir mi misión.
Sé volverás a reunirte conmigo a esa hora.
Las luces de un farol de que utiliza como
combustible,
gas, me ayudarán a llegar.
Me preocupa,
no saber donde estás.
Nunca, nadás a esta hora.
Ejercicios de relajación
mientras, espero tu arribo.
Tengo deseos de llorar.
No lo haré.
Las promesas se cumplen.
Hace frío.
Buscaré un abrigo.
Aún no se colgó del cielo la primera estrella.
¿Llegarás antes del anochecer?
Preparé la cena que más te gusta.
¿Cuál es?
Lo verás cuando llegues.
Tengo miedo.
Pocas veces la angustia me tomó
cautiva.
Debo cumplir mi misión.
Espero al descender verte sentado a la mesa expresando tu hambre.
¡Que las almas eterna puedan protegerte si tu vida corriera riesgos.
Te rogué no nadaras en medio de la tempestad.
Respondiste; “No es grave mamá”
Temerosa asciendo cada peldaño.
El silencio asusta.
Falta poco para que pueda acceder a las llaves de luz y accionarlas,
El terror se agiganta.
La luz del farol permite vea un papel pegado a la caja eléctrica.
Es tu letra.
El contenido del mensaje es brutal, dice; “Mamita linda, no me esperes.
Acabo de morir, siempre te amaré-“
Creo desfallecer ante esa realidad.
¿A quien pedirle ayuda a millas de la costa.
La voz de mi hijo nítida pronuncia palabras que jamás olvidaré.
“Mami, estoy a tu lado, siempre estaré cerca de ti.
He muerto.
Por favor no insistas en
venir, hacia
aquí.
Estoy bien sabiendo,
podré cuidarte.
Nos veremos pronto.
Te quiero, ma”
Ni alma ha colapsado.
No quiero estar más en este atalaya que fuera refugio de nuestras almas.
Al día siguiente
un barco de la Prefecta
Naval, vendrá por mí.
Tu cuerpo está envuelto en sábanas blancas,
Serás arrojado al fondo del mar, tal cual lo hacen con lis héroes que encuentran el
fin, en alta mar.
Adiós vida de mis entrañas.
Te amo.
Por favor, nunca olvides cuanto te quiere tu mamá,
https://www.youtube.com/watch?v=-GA9L6WLLkk
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